Jesús, el único que nos puede salvar.
(Domingo 5 de enero de 2020) P. Altamira.
IN NÓMINE IESU OMNE GENU FLECTATUR, CAELESTIUM, TERRESTIUM, ET INFERNORUM: AL NOMBRE DE JESÚS, TODA RODILLA SE DOBLE EN LOS CIELOS, EN LA TIERRA Y EN LOS INFIERNOS, ET OMNIS LINGUA CONFITEATUR, QUIA DÓMINUS IESUS CHRISTUS IN GLORIA EST DEI PATRIS: Y TODA LENGUA CONFIESE, QUE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO ESTÁ EN LA GLORIA DE DIOS PADRE (Filipenses 2,10-11).
Queridos hijos:
Este Domingo después de la Octava de Navidad, a través del Introito de la Misa, con este elogio del Santo Nombre de Jesús, comenzamos la prédica de esta fiesta en su honor: FIESTA DEL SANTO NOMBRE DE JESÚS .
Escuchemos más elogios para el Santo Nombre de Jesús, el Nombre de Dios Nuestro Señor Jesucristo:
-El final de la Epístola (Hechos 4,8ss) de esta Santa Misa lleva una de las enseñanzas más importantes de nuestra Santa Religión Católica, enseñanza para todos los hombres, de toda raza y religión, para que se conviertan al Catolicismo, para que se salven, y es –sin duda- un gran elogio también para este Nombre de Jesús (Hechos 4,12): “ET NON EST IN ALIO ALIQUO SALUS: Y LA SALVACIÓN NO ESTÁ EN NINGÚN OTRO. Nec enim aliud NOMEN est sub cælo datum hominibus, in quo oporteat nos salvos fieri: Ni ha sido dado a los hombres otro NOMBRE bajo el cielo, en el cual debamos nosotros ser salvados”; no hay ningún otro nombre para la Salvación sino sólo el nombre de Jesús y de su Santa Religión Católica.
-Otro elogio, la segunda parte del mencionado Introito (Salmo 8,2): “Dómine, Dóminus noster, quam admirábile est NOMEN TUUM in universa terra: Oh Señor, Señor nuestro, cuán admirable es TU NOMBRE en toda la tierra”.
Veamos más enseñanzas sobre la Navidad y sobre este Nombre, Jesús, el único que nos puede salvar.
(Cuerpo)
El Evangelio de la Misa de hoy es un solo versículo del capítulo 2 de San Lucas (2,21), y allí, al final, se nos dice:
–(21 in fine) “vocatum est nomen eius Iesus, quod vocatum est ab ángelo priúsquam in útero conciperetur: su nombre fue llamado Jesús, que fue llamado por el ángel antes de que en el útero fuera concebido”. Su nombre fue llamado Jesús.
-Y el nombre de Jesús significa “Salvador”; no hay otro nombre por el cual podamos ser salvados.
Intentemos saber qué cosas comprende este nombre de Jesús, quién es Jesús, todo lo que Él es. Escuchemos al Padre Castellani, dando conceptos que tienen que ver con Jesús y con la Navidad. Texto del año 1955, publicado en 1957. Como acostumbramos, es un resumen nuestro, con algunas palabras de nuestra mano. Es algo extenso; presten atención:1
En la tercera Misa de la Navidad, la Iglesia Católica hace leer el famoso Prólogo del Evangelio de San Juan. Allí se afirma sin duda que Cristo es Dios, asimismo su Encarnación, y la posición que asumen los hombres frente a Él.
Este Prólogo contiene la doctrina sobre el Logos o Verbo de Dios. Cristo –dice San Juan- es el Logos o Sabiduría del Padre, y es Dios, y es hombre, y es vida de los hombres. Logos significaba para los griegos Palabra, Razón, Conocimiento, Sabiduría, Concepto.
La Escuela Racionalista, que nació en el Siglo XIX en el Protestantismo, dice que San Juan, al incorporar el concepto Logos de la filosofía griega, había hecho, de Cristo, Dios; cosa –dicen ellos- que a Cristo mismo y a sus discípulos no se les había ocurrido nunca. Pero el error, obviamente, es de ellos, pues: El Logos, Cristo, sí que es Dios, es una de las Personas Divinas, la cual se encarna.
La inteligencia de Dios tiene en Dios una vida personal. Juan tomó su vocablo del lenguaje filosófico de su tiempo, concretando su sentido, y aplicándolo al Hijo de Dios, para significar un modo de generación enteramente espiritual, no asimilable a la generación carnal. (…)2
Después de haber señalado a Cristo como Verbo del Padre, lo señala sucesivamente como Vida, Luz, Gloria; la Gracia y la Verdad de Dios; Engendrador a su vez de una nueva vida en todos los que lo reciben, una nueva filiación: Ser hijos de Dios.
“Él [Dios Nuestro Señor Jesucristo] llama a todos los hombres a la Verdad y por ella a la unidad”. Nuestro Señor ha dejado aquí en la tierra una sociedad, a modo de Rebaño con su Pastor, y Él ha designado un Sub-Pastor en este mundo en la persona de Pedro y de sus sucesores. La unidad de esta sociedad, la Santa Iglesia Católica, se verifica en la Fe y en la Caridad.
Hoy en día hay algunos que dejando de lado la Fe, insisten en efectuar la unión en la caridad [lo cual sería, por lo tanto, una falsa caridad, porque la verdadera Caridad sólo se puede apoyar en la Fe].
El Protestantismo de hoy –no así al comienzo-, agotado en la discusión interminable de las distintas posturas dogmáticas a causa del “libre examen”, ha acabado por tirar los dogmas por la borda, y quiere una unificación de los cristianos a través de una vaga adhesión personal a Cristo, lo cual se vuelve puro sentimentalismo. [Lo mismo ocurre hoy con la herejía del Modernismo y con la Falsa Religión Moderna que padecemos desde el Concilio Vaticano II].
Frente a ello decimos que el primer lazo de unión es la Verdad, y allí, por lo tanto, entra la Fe, la Fe Católica, que es la Verdad Religiosa, la Verdad de Dios y de las cosas de Dios. Y la Verdad no puede ser diferente ni contradictoria dentro de sí misma.
Pero tampoco puede ser una unión sólo en la Fe, como está pasando por defecto en algunas iglesias o parroquias católicas cuando decaen:
Todos tienen la misma Fe, pero no están unidos entre sí en hermandad real, ni se conocen entre ellos a veces: Oyen Misa codo a codo, reciben la Comunión cada uno por su lado, y después cada uno a sus negocios. Eso no es una “iglesia” propiamente, porque no hay Iglesia de Cristo sin caridad. La Fe sin obras es muerta, y la obra por excelencia de la Fe es la Caridad, es decir la comunión de las almas. La Fe debe engendrar Caridad, y la Caridad debe vivir de la Fe, y sin eso no hay unidad.
1 Padre Leonardo Castellani, tomado del libro “El Evangelio de Jesucristo”. Nota: La primera edición de esta obra salió en el año 1957, la segunda en el año 1958 (levemente corregida y aumentada), la tercera en el año 1963. Para hacer el resumen que sigue, nosotros utilizamos la que sería la cuarta edición (ver los datos más abajo), que reproduce las dos anteriores sin ninguna modificación –que quedan ya como el definitivo de la obra-. Estas mismas aclaraciones se encuentran en la edición que hemos usado. Los datos de esta cuarta edición serían: “El Evangelio de Jesucristo”, Padre Leonardo Castellani, Ediciones Dictio, Buenos Aires, Argentina, año 1977. Los textos que utilizamos se encuentran bajo el nombre Evangelio del Advenimiento ( está dividido en : I y II ), página 433ss.
2 La generación eterna del Verbo sólo puede compararse –y aun así permanece arcana- con la formación misteriosa del conocer del alma humana. Dios se conoce a sí mismo y ese conocimiento es su Hijo. Ésta es la última palabra que el intelecto humano, bajo el influjo de la Revelación, puede pronunciar sobre este misterio.
En lo que recién escuchábamos, el Padre Castellani insistía en que si bien el punto de partida debe ser la Fe, la Fe Católica, cuidar y mantener nuestra Fe, luego debemos pasar a la Caridad. Y él –con razón- insiste en la Caridad hacia el prójimo, en la unión de las almas según Dios Nuestro Señor Jesucristo, para que no tengamos una Fe muerta sin las obras de la Caridad –que es y puede ser nuestro riesgo-.
Esto es clave, pues en los finales de la Historia (se lee en la profecía) se enfriará la Caridad.
Pero la Caridad, que es ante todo amor a Dios, se demuestra también en nuestras vidas, en lo que son o deben ser nuestras vidas. Pues en el tipo de vida que llevamos demostramos, o no, amor a Dios. La Santa Iglesia Católica nos hace rezar a los sacerdotes la Epístola a los Romanos, en el Breviario, para esta parte del año. Allí San Pablo nos enseña, en relación a la vida que debemos tener y llevar, la oposición entre la vida de pecado del viejo hombre, y la Nueva Vida hacia la cual Dios nos llama. Escuchemos; es muy hermoso este texto (también algo extenso):
-[Cap. 5] -(20 in fine) Ubi autem abundavit delictum, superabundavit gratia: Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia, –(21) ut sicut regnavit peccatum in mortem : ita et gratia regnet per justitiam in vitam æternam, per Jesum Christum Dominum nostrum: para que como reinó el pecado hacia la muerte [hacia la Condenación Eterna], así reine también la gracia hacia la vida eterna a través de la santidad, por Jesucristo Señor nuestro.
–[Cap. 6]: -(2 in fine) Qui enim mortui sumus peccato, quomodo adhuc vivemus in illo?: Los que hemos muerto al pecado [al ser bautizados, hijos de Dios], ¿cómo viviremos todavía en él?, –(4 in fine) ita et nos IN NOVITATE VITÆ ambulemus: así también nosotros deambulemos EN UNA NUEVA VIDA –en una NOVEDAD DE VIDA-.
–(12) Non ergo regnet peccatum in vestro mortali corpore ut obediatis concupiscentiis ejus: Por lo tanto, el pecado no reine en vuestro cuerpo mortal para obedecer a las concupiscencias de él. –(13) Sed neque exhibeatis membra vestra arma iniquitatis peccato: Pero ni mostréis vuestros miembros como armas de iniquidad para el pecado –vuestros cuerpos-: sed exhibete vos Deo, tamquam ex mortuis viventes: sino mostraos a vosotros ante Dios como vivos desde los muertos [desde lo que erais antes, vuestra vida con vuestros pecados]: et membra vestra arma justitiæ Deo: y [mostrad] vuestros miembros como armas de santidad para Dios.
–(16) Nescitis quoniam cui exhibetis vos servos ad obediendum, servi estis ejus…? ¿No sabéis que a quien os mostráis como esclavos para obedecer, sois esclavos de él [sois esclavos del pecado; nada esclaviza tanto como el pecado]…?
–(19) Humanum dico, propter infirmitatem carnis vestræ : sicut enim exhibuistis membra vestra servire immunditiæ, et iniquitati ad iniquitatem, ita nunc exhibete membra vestra servire justitiæ in sanctificationem: Lo digo a lo humano, a causa de la enfermedad de vuestra carne: Así como mostrasteis vuestros miembros para servir a la INMUNDICIA [pecados de lujuria en general, y pecado de impureza solo en particular], y [usasteis vuestros cuerpos] para la iniquidad hacia la iniquidad, así mostrad ahora vuestros miembros para servir a la santidad hacia la santificación.
–(20) Cum enim servi essetis peccati, liberi fuistis justitiæ: Pues cuando fuisteis esclavos del pecado, fuisteis independizados de la santidad. –(21) Quem ergo fructum habuistis tunc in illis, in quibus nunc erubescitis? nam finis illorum mors est: ¿En ese entonces, por lo tanto, qué fruto obtuvisteis con esas cosas, respecto de las cuales ahora os avergonzáis?, pues el fin de ellas es la muerte [la Condenación Eterna].
-(22) Nunc vero liberati a peccato, servi autem facti Deo, habetis fructum vestrum in sanctificationem, finem vero vitam æternam: Pero ahora liberados del pecado, (y) hechos siervos de Dios, producís vuestro fruto hacia la santificación, el fin, la vida eterna. –(23) Stipendia enim peccati, mors. Gratia autem Dei, vita æterna, in Christo Jesu Domino nostro: Pues el estipendio (la paga) del pecado es la muerte [la Condenación]. Pero la gracia de Dios [su paga], la vida eterna, en Cristo Jesús Señor nuestro.
(Conclusión)
Para terminar, insistimos en “uno” de los aspectos de la Navidad, que tiene que ver con este fragmento de Romanos y con la actitud que toman los hombres frente al Logos, frente a Cristo.
HAY UNA INVITACIÓN, sí, hay una invitación hecha por Dios, y frente a ella, de nuestra actitud, de nuestra respuesta a esa invitación, depende nuestra Salvación Eterna o nuestra Condenación. “Vino a los suyos, y los suyos no lo recibieron… Pero a cuantos lo recibieron… les dio la potestad de llegar a ser hijos de Dios”.
No se puede ser indiferente con Dios Nuestro Señor Jesucristo. Con Él, o contra Él. Con la gracia santificante y la Vida Eterna, o sin ella y frente al Infierno. La opción es: Aceptamos o no aceptamos EL NOMBRE DE JESÚS.
Porque no ha sido dado a los hombres otro nombre debajo del cielo, fuera del cual podamos ser salvos, fuera del cual podamos ser salvados. Y ese nombre es JESÚS, que significa SALVADOR, y ese nombre es DIOS NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO… para salvarnos.
AVE MARÍA PURÍSIMA.