(Bogotá, domingo 15 de octubre de 2017) – P. Altamira
(Introducción)
Queridos fieles:
Como anunciamos, estamos haciendo este domingo la “Solemnidad de San Luis Beltrán”, uno de los Patronos de Colombia; tiene el título de “Patronus principalis”: Patrono Principal. Su fiesta fue el lunes pasado, 9 de octubre. Y todo se inscribe en ese intento de hacer un tributo de amor, honor y agradecimiento a España, nuestra querida Madre Patria, por lo que ella nos dio. Además, prontamente tendremos la conferencia sobre “La vida de Isabel la Católica”, esta grandísima y “catoliquísima” reina, que si no es santa, muy cerca lo está.
Lo repetiremos hasta el cansancio: Ningún católico bien nacido, ningún hijo de España, puede sino amar entrañabilísimamente a la Madre Patria, por lo que Ella fue y por lo que Ella nos dio: Nos dio a Dios Nuestro Señor Jesucristo y su única religión verdadera: El Catolicismo, nos dio ser hijos de María Santísima: La Inmaculada Concepción. Nos dio la cultura mejor y más importante de la época, junto con el hermoso idioma Español, con el cual nos comunicamos en toda América desde México hasta Tierra del Fuego. Al menos en lo que dependa de mí, siempre lucharé para que mis fieles sean amantes y defensores de “La Católica España”.
Esta prédica será entonces un tributo conjunto para ESPAÑA y para San Luis Beltrán.1
(Cuerpo)
San Luis Beltrán nace en Valencia, España, el 1° de enero de 1526 (Isabel la Católica había muerto algo antes, en 1504). Vivió pocos y fecundos años. Murió en su misma ciudad de Valencia, el 9 de octubre de 1581; tenía tan sólo 55 años. Su padre se llamaba, Juan Luis Bertrán, era notario del Reino; éste se casó en segundas nupcias (había enviudado) con Ángela Exarch, mamá muy católica que marcó al futuro San Luis. Y de esta unión nacieron 9 hijos: ¡La familia numerosa, como siempre fue entre nosotros los católicos y como debe volver a ser!, ¡fuera de aquí la anticoncepción o planificación! Nuestro santo fue el primogénito de estos nueve niños.
¿Cómo era la España de entonces, la España del descubrimiento, el Siglo de Oro Español, el Siglo XVI?
España había sido finalmente totalmente unificada contra los musulmanes con la toma de Granada el 2 de enero de 1492, lo que marca el fin de “La Reconquista”, casi 800 años de lucha (722-1492), triunfo final de los Reyes Católicos. Ese mismo año, en octubre, el 12 de octubre, día de la Virgen del Pilar, que acabamos de festejar, Colón descubre América para España y para los Reyes Católicos. Estos hechos marcan el comienzo del glorioso Siglo de Oro Español, el Siglo XVI.
Siglo con grandísimos santos: San Juan de la Cruz; San Pedro de Alcántara; San Ignacio de Loyola; San Francisco Javier; San Francisco de Borja; Santa Teresa de Jesús; San José de Calasanz; San Juan de Ávila; San Luis Beltrán; Santo Toribio de Mogrovejo; Santa Rosa de Lima; San Francisco Solano; San Pedro Claver; San Felipe de Jesús (+ 1597), martirizado en el Japón; San Martín de Porres; el Beato Juan Macías; etc. Con grandísimos reyes y señores: Isabel la Católica y Fernando; el gran rey Carlos V y Felipe II, su hijo; el gran Juan de Austria de Lepanto –el cual es de España-; Francisco Pizarro y el Perú; Hernán Cortés y México; y el gran exponente de todos los triunfos militares españoles “El Gran Capitán”: el Duque Gonzalo Fernández de Córdoba, el cual muerte en 1515. Se podrían nombrar muchísimos más: Álvar Núñez… Con los máximos exponentes de la Literatura Española: Antonio de Nebrija (+ 1522): el autor de la primera gramática española; Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616): el manco de Lepanto y su Quijote de la Mancha; Jorge Manrique (algo antes: +1479); Francisco de Quevedo; Lope de Vega; Fray Luis de León (+1591) de la Orden de Agustinos; Fray Luis de Granada (+1588) de la Orden de Santo Domingo; Luis de Góngora; Garcilaso de la Vega; Juan Ruiz de Alarcón; Calderón de la Barca (algo después: +1681). Y tantos otros.
Y los adelantos en las ciencias. Y los descubrimientos; y los viajes… Y el Nuevo Mundo y el Extremo Oriente.
Les comparto una descripción del hombre español del Siglo XVI, con algún agregado nuestro:
“durante nuestro glorioso Siglo de Oro pocos encarnan tan a lo vivo, con sus virtudes y sus defectos, el espíritu de nuestra raza… El español es de Jesucristo y de Santa María; aunque es pecador, se quiere de Dios, y desea su Salvación y se ocupa de ella. El carácter aventurero e inconstante, pero noble y ganoso de nobles hazañas del español de entonces; su impetuosidad y arrojo; su religiosidad y temor de Dios, frente a la valentía y hasta la temeridad frente a los demás hombres; su inquebrantable voluntad en el camino emprendido; su rectitud y firmeza en el cumplimiento del deber; y su innata vocación de conductor de hombres, que hace de cada soldado un capitán; virtudes son y defectos, que quedan bien patentes [en el español que habitó en el Siglo de Oro de nuestra amada España]”.
En esa época nace nuestro santo, y es típico exponente de la cultura y estilo de la España de entonces. Fue un asiduo lector de las vidas de los santos, a los cuales trataba de imitar (fíjense cuánto tratamos nosotros de que ustedes lean las vidas de santos). Tenía 16 años, y habiendo leído la vida de San Roque y la de San Alejo, decide abandonar la casa paterna “para servir a Dios donde nadie le conozca”. Esta fuga queda en pura tentativa, pues los criados de su padre lo alcanzan antes de trasponer los límites de su provincia. No cesa en su empeño de servir a Dios, y un día, contra la voluntad de su padre, ingresa en el Convento de Santo Domingo de su propia ciudad de Valencia. Mas su padre habla con el Prior de dicho convento y anula esta tentativa. Tres años después, llega un nuevo prior, y éste sí le admite al convento. Su padre hace nuevos intentos para quitarle de allí, pero finalmente se rinde; en su lecho de muerte recordará estos hechos: “Hijo mío, una de las cosas que en esta vida me han dado más pena ha sido verte fraile, y lo que hoy más me consuela es que lo seas”. Novicio ejemplar, comienza una vida austerísima y con grandes penitencias que serán el sello distintivo de su santidad; repetía las palabras de San Agustín: “Señor, quema, corta, no perdones aquí, para que me perdones en la Eternidad”. Y Dios cumple largamente su deseo pues no vio un día sano desde que entró en la Orden hasta su muerte. Fue ordenado sacerdote en 1547, a los 21 años de edad. Teniendo tan sólo 23 años, le nombran maestro de novicios, uno de los cargos más importantes en cualquier convento. Su venida a Hispanoamérica, a los territorios de la actual Colombia:
Algún tiempo después de ser sacerdote, llega un indio americano al convento de Valencia; Luis Beltrán tiene largas charlas con él, y éste le cuenta de aquellas inmensas tierras y sus habitantes, y como muchísimos de ellos no conocen a Cristo. Prende así en nuestro santo el deseo de ser misionero para dar a conocer a Dios Nuestro Señor Jesucristo a los indios. Algunos meses más tarde, llegan dos misioneros de Indias
buscando voluntarios para aquel nuevo mundo; se ofrece San Luis como primer voluntario. En el año 1562, parte para Sevilla para embarcarse en la flota que lo conducirá a América; tiene apenas 36 años de edad. Siete años estará evangelizando indios aquí en Colombia, él convirtió al Catolicismo muchos millares de ellos. Hizo incontables milagros. Dios siempre le asistía, pues estaba solo y enfrentó muchos peligros: dos veces lo envenenaron, otras cuatro estuvieron a punto de acabar con él. Pero él buscaba con avidez el martirio y tenía entonces una gran intrepidez apostólica. También los mismos indios le tendían lazos contra la castidad valiéndose de malas mujeres.
Primero estuvo destinado en el Convento de Santo Domingo de Cartagena de Indias. Para el apostolado con los indios obtuvo de Dios el don de lenguas. Evangelizó los territorios de Cartagena, Tubará, Cipacón, Paluate, Mompós, Serta, Santa Marta, y otros. En Tubará, donde hizo su apostolado hasta 1565, bautizó 3.000 indios. En Santa Marta bautizó más de 15.000 indios.
1Sobre San Luis Beltrán, seguimos principalmente su vida narrada en la colección de la BAC, “Año Cristiano”, Tomo IV, fecha 9 de octubre.
En el año 1569, con 43 años de edad, regresa a España por la última decena de su vida.
Ocupará siempre los más altos cargos del Convento: el cargo de prior y el cargo de maestro de novicios. No vacilaba en ser santamente desafiante, y ante contratiempos con otros miembros de su Orden, no dudó en poner un cartel en la puerta de entrada de su celda con una frase de San Pablo: “Si quisiera agradar a los hombres no sería siervo de Cristo”. Fue tres veces prior en distintos conventos y siete veces maestro de novicios: Pasaron por sus manos centenares de novicios, muchos de ellos tienen causa de beatificación, y tan grande fue ésa su labor que la Orden de Santo Domingo lo tiene como Patrono de todos sus noviciados.
Esta última estadía en España duró 12 años. Murió en su misma ciudad de Valencia, con sólo 55 años de edad, como habíamos dicho. (Conclusión)
Terminamos con una alusión al santo, y otra al honor de España.
¡A España!: Tendremos en breve la conferencia sobre Isabel la Católica. El Escudo de los Reyes Católicos tenía a los pies “el yugo con el nudo gordiano cortado” (simbolizado con una cuerda suelta), y “el haz de flechas”, y en medio de ambos el lema “ TANTO MONTA ”. Este lema es la abreviación de “Tanto Monta Cortar como Desatar”. La frase implicaba que tanto importa cortar el nudo gordiano como desatarlo, y remite a la anécdota de Alejandro Magno, cuando él llegó a un templo de Gordio, y en él halló un yugo atado por un nudo muy intrincado del que se decía que quien lo desatase sería “Señor del Asia”; Alejandro, sin pensarlo dos veces, sacó la espada y cortó el nudo gordiano, diciendo: “da lo mismo (tanto monta) cortar como desatar”, señalando que los medios utilizados para resolver un problema no son importantes frente a la solución del mismo. Se dice que era más bien el lema de Fernando el Católico. El lema muestra en definitiva, el carácter decidido del español de esas épocas, el español del Siglo de Oro. Y lo más importante es que ese carácter fue usado al servicio del Dios y de su Santa Religión Católica. España fue llamada “La Campeona del Catolicismo”, lo cual le valió también los odios de los enemigos de nuestra Religión hasta el día de hoy.
¡Al Santo!: En algo se relaciona todo esto con la personalidad de San Luis Beltrán. La gracia, al hacer la santidad, no destruye la naturaleza. Y Dios no se repite en sus santos. El genio, cualidades y carácter de una persona, no son obstáculo a la obra de la gracia, sino que son elevados por ella, y usados por ella. El carácter vivo y fuerte de San Luis Beltrán, y su gran temperamento, marcaron su personalidad como santo. Y tan útil que sería esto en nuestras épocas, en donde tanto nos importa “el qué dirán” y “el respeto humano”. Él mismo –lo dijimos recién- cuando tuvo problemas con otros religiosos de su Orden, no dudó en hacer un cartel y colgarlo en la puerta de su celda: “Si quisiera agradar a los hombres no sería siervo de Cristo”. Su primer biógrafo dijo: “No tenía cuenta de contentar a los hombres sino a Dios y a Santo Domingo”. Y esto, hasta tal punto encuadra y define su figura, que algunos dicen que el resumen de su vida (y el pedido para todos nosotros) podría ser esta frase:
“ EL HOMBRE QUE TEMIÓ A DIOS Y NO TEMIÓ A LOS HOMBRES ”
¡Salud a Nuestra Amada Madre Patria España! ¡Campeona de Dios Nuestro Señor Jesucristo, de su Catolicismo y de la Virgen del Pilar! AVE MARÍA PURÍSIMA.