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Fiesta del Santísimo Nombre de Jesús 2022

(Domingo 2 de enero de 2022) P. Pío Vázquez.

(Introducción)

“Al Nombre de JESÚS se dobla toda rodilla en los cielos, en la tierra y en los infiernos”.

Queridos fieles:

Las anteriores palabras son de San Pablo a los Filipenses (2, 10-11) y las coloca la Santa Madre Iglesia en el Introito de la Misa de hoy, puesto que hoy nos hallamos celebrando la Fiesta del Santísimo Nombre de JESÚS.

(Cuerpo: Significado del Nombre de JESÚS)

Con esta Fiesta quiere la Santa Madre Iglesia que honremos y veneremos de manera muy especial el Nombre que es sobre todo nombre, esto es, el de JESÚS que es el nombre de Dios hecho hombre. Este nombre denota la misión por la cual el Verbo, Segunda Persona de la Santísima Trinidad se hizo carne y vino al mundo. En efecto, el ángel que se le apareció en sueños a San José le dijo: “[María tu esposa] Dará a luz un hijo a quien pondrás por nombre JESÚS, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mt. 1,21). JESÚS significa, pues, Salvador. Nuestro Señor vino a salvarnos de la muerte eterna que nosotros habíamos merecido por nuestros pecados. Se llama JESÚS porque es Salvador.

Y es de notar, como dice San Bernardo, la profundidad de las palabras del Evangelio de hoy, “Vocatum est nomen eius Iesus, quod vocatum est ab Ángelo priúsquam in útero conciperetur”. Fue llamado su nombre JESÚS, con que lo llamó el Ángel antes de ser concebido”. Debemos notar que no dice el texto “le impusieron” tal nombre, sino que “fue llamado/vocatum est”, pues Nuestro Señor desde toda la eternidad tiene que sea Salvador, este nombre le es —podríamos tal vez decir— connatural. Porque Él es Salvador es JESÚS; por esto, este nombre le conviene sólo propiamente a Él, si bien en el Antiguo Testamento leemos que otros llevaron el mismo nombre, muchos de los cuales fueron, de hecho, figura de Nuestro Señor, del Verdadero y Real Salvador.

(Invocación del Nombre de Jesús; indulgencias)

Este nombre bendito y Santísimo de JESÚS tiene virtud especial para santificar el alma; en realidad, el solo hecho de pronunciar devotamente el nombre JESÚS es ya una pequeña oración, la más corta tal vez de todas las jaculatorias. Y, en este sentido, el nombre de JESÚS es remedio muy especial contra las tentaciones, en particular para vencer las que son contra la santa pureza. Y así, si nos viene cualquier tipo de tentación, por ejemplo, de ira, repetir inúmeras veces, sea con los labios o en la mente, el nombre de JESÚS, manso y humilde, para sosegarnos; o si somos tentados de desánimo y tristeza, invocar su nombre varias veces, pues Él es el único que puede dar alegría verdadera al alma; o si nos vienen a la mente pensamientos sucios e impuros y son persistentes, no hay mejor forma de combatirlos que repitiendo incesantemente el castísimo y purísimo Nombre de JESÚS.
Por lo cual, busquemos formarnos la costumbre o hábito de invocar su Santísimo Nombre a menudo; de que siempre que nos hallemos en tentación, instintivamente nos refugiemos en su Santísimo Nombre, recordando las palabras del Profeta Joel1: “Todo el que invocare el nombre del Señor será salvo”.

Y es de saberse también que la devota pronunciación del nombre de JESÚS se halla enriquecida con indulgencias2. Decir de manera piadosa y devota su Santísimo Nombre tiene 300 días de indulgencia; y si se repite dicha invocación durante todo el mes, con las demás condiciones acostumbradas, tiene indulgencia plenaria. La invocación del Nombre de JESÚS también tiene una indulgencia plenaria para los que se hallan en artículo mortis. Ésta es aplicable a quienes durante su vida hayan tenido la costumbre de invocar frecuentemente su Santísimo Nombre; lo que tienen que hacer es: habiéndose confesado y recibido la Sagrada Comunión, o si esto no es posible con el corazón contrito y arrepentido, invocar el Santísimo nombre de JESÚS —o con la mente si no pueden hablar— y aceptar la muerte que Dios les envía como pago merecido por los pecados.

(Palabras de San Bernardo)

Ahora deseamos compartirles unas palabras muy hermosas de San Bernardo3 sobre el Santísimo nombre de JESÚS:
No en vano el Espíritu Santo compara el nombre del Esposo [esto es, de JESÚS, que es el divino esposo de nuestras almas] al óleo, cuando así enseña a la esposa que clame al Esposo: Óleo derramado es tu nombre [Óleum effusum nomen tuum]. Pues el óleo ilumina, alimenta y unge. Mantiene el fuego, nutre la carne y suaviza el dolor. Es luz, manjar, medicina. Todo esto se realiza en el nombre del Esposo [de JESÚS]. Ilumina predicado, alimenta meditado, invocado alivia y unge…
Y, en efecto, es así, como dice San Bernardo. El nombre de JESÚS ilumina y mantiene encendido el fuego del divino amor en nuestras almas, nutre nuestros espíritus con su inefable dulzura y suaviza los dolores de esta vida, las cruces, pues el amor de JESÚS es el que nos hace seguir adelante. Es realmente “luz, manjar, medicina”.

1 2,32.
2 Enchiridion Indulgentiarum, 1952, n° 113.
3 Breviario Romano, Maitines del Santísimo Nombre de Jesús, lecciones del 2do nocturno.

Y continuando con las mismas ideas, añade el Santo:
¿Acaso no te sientes confortado cuantas veces le recuerdas? ¿Qué otro alimento como él sacia la mente del que medita? ¿Qué otro manjar así repara los sentidos fatigados, robustece las virtudes, vigoriza las buenas costumbres, y fomenta los castos afectos [el nombre de JESÚS, como decíamos, tiene especial eficacia para disipar o vencer las tentaciones de impureza]? Todo alimento del alma es árido, si con este óleo no está sazonado; insípido, si con esta sal no es condimentado; lo que escribes no me delita, si no leo el nombre de JESÚS; si conversas, no me place, si no oigo el nombre de JESÚS. JESÚS es miel en la boca, melodía en los oídos, alegría en el corazón [mel in ore, in aure melos, in corde iúbilus].

Palabras muy hermosas y dignas de ser meditadas, sin duda. JESÚS es “miel en la boca, melodía en los oídos, alegría en el corazón”, esto lo sabe el alma que por experiencia ha sentido en sí el amor y eficacia de este Santísimo Nombre.

(Conclusión)

Queridos fieles, ya concluyendo, busquemos el día de hoy crecer en la devoción hacia el nombre de Nuestro Divino Salvador y no olvidemos las palabras de San Pedro que figuran en la Misa de hoy, tomadas de los Hechos de los Apóstoles: “Pues no se ha dado otro nombre debajo del cielo a los hombres, en el cual podamos salvarnos”.
Solamente en y por JESÚS, Nuestro Señor y Dios, podremos salvar nuestras almas.
Pidamos, pues, a María Santísima nos alcance la gracia de poder crecer en devoción y amor hacia el Santísimo Nombre de JESÚS.

Ave María Purísima. Padre Pío Vázquez.