La Caridad y la Sagrada Escritura.
(Domingo 15 de mayo de 2016) P. Altamira.
(Introducción)
Queridos hijos:
Hoy estamos en la Fiesta que es en honor de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, la Fiesta en honor del Espíritu Santo: Pentecostés.
De la mano con esto, tenemos los famosos siete dones del Espíritu Santo, recibidos en el Bautismo, aumentados y fortalecidos con el Sacramento de la Confirmación: 1) Sabiduría. 2) Entendimiento. 3) Ciencia. 4) Consejo. 5) Fortaleza. 6) Piedad. 7) Temor de Dios.
Si el Espíritu Santo ejerciera realmente su influencia sobre nosotros, si realmente fuésemos movidos por Él a través de sus dones, nuestras acciones serían enormemente más perfectas, y –de hecho- para la santidad, para llegar a la santidad, debemos ser movidos por el Espíritu Santo y sus dones. Dentro de ellos, hoy quería desarrollar uno que tiene que ver con el prójimo, con ser caritativos con el prójimo, que es uno de los aspectos del don de piedad.
EL DON DE PIEDAD nos hace amar y venerar a Dios y a los santos, y nos hace ser misericordiosos, compasivos y buenos con el prójimo porque Dios nos pide eso, es decir: como una muestra de amor a Dios.
Desarrollemos y recordemos entonces cosas que tienen que ver con la caridad, con el amor al prójimo.
(Cuerpo 1: La caridad al prójimo y la Sagrada Escritura)
Algunas citas de la Sagrada Escritura con respecto al amor al prójimo. Sabemos sin duda que son muchísimas; escogemos sólo tres.
…..“El Himno a la Caridad de San Pablo” (que abarca todo el capítulo 13 de la Primera Carta a los Corintios):
Y dos citas del apóstol San Juan. Él nos dice que Dios es caridad, “Deus caritas est” (I Jn 4,7-11 y 16):
“Carísimos, amémonos los unos a los otros porque la caridad procede de Dios. Y todo aquel que ama, es hijo de Dios y conoce a Dios. QUIEN NO TIENE AMOR, NO CONOCE A DIOS, PUESTO QUE DIOS ES CARIDAD, DEUS CARITAS EST… Él nos amó primero a nosotros y envió a su Hijo para ser víctima propiciatoria por nuestros pecados. Carísimos, si así nos amó Dios, TAMBIÉN NOSOTROS DEBEMOS AMARNOS LOS UNOS A LOS OTROS… DIOS ES CARIDAD, Y EL QUE PERMANECE EN LA CARIDAD, EN DIOS PERMANECE Y DIOS EN ÉL: DEUS CARITAS EST, ET QUI MANET IN CARITATE, IN DEO MANET, ET DEUS IN EO”.
La otra nos dice:
(I Jn 4,20ss) “Si alguno dice amar a Dios, y aborrece (latín: oderit) a su hermano, es un mentiroso. Pues el que no ama a su hermano, a quien ve, cómo va a amar a Dios, a quien no ve. Y tenemos este mandamiento de Dios: QUE QUIEN AMA A DIOS, AME TAMBIÉN A SU HERMANO”
(Cuerpo 2: Algunos consejos prácticos para el ejercicio de la caridad) 2
Ahora algunos consejos prácticos para tratar de crecer en el amor al prójimo, y evitar los pecados contra la caridad. Aclaremos que aquí, en este tema de la caridad hacia el prójimo, “todos” estamos necesitados y “todos” debemos mejorar. Ejemplos entonces:
Intentar vencer las antipatías, vencer el que “tal persona no me cae bien”, ser amables con todos, saludar a todo el mundo.
No andar diciendo palabras ásperas o de burla o de desprecio.
El desprecio al prójimo y sentirse superior, “yo estoy en otro nivel, yo voy a Misa en latín, yo no estoy con la Religión del Concilio Vaticano II, no tiene sentido perder el tiempo con esa gente”; el desprecio al prójimo y el sentirse superior –decíamos-: ES UNA DE LAS COSAS MÁS CONTRARIAS AL AMOR AL PRÓJIMO, Y POR LO MISMO ES UNA DE LAS COSAS MÁS CONTRARIAS AL CATOLICISMO. Si bien “las cosas como son”, pues es cierto que debemos partir de la Verdad, de la Doctrina Católica verdadera, y distinguir las “maldades” del Concilio Vaticano II, eso jamás nos debe llevar a una suerte de desprecio del prójimo, o a sentirse superior a los demás.
Hay que imitar la caridad de Cristo, la cual fue compasiva. Y así compadecerse del estado del prójimo: Compadecerse en lo material (la ayuda a los pobres, las obras de misericordia corporales). Y, más importante que lo anterior: Compadecerse en lo espiritual, compadecerse, dolerse por el estado espiritual en que se encuentra, y, obviamente, tratar de ayudarle, de levantarle (las obras de misericordia espirituales).
Debemos imitar la caridad de Cristo: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis los unos a los otros como yo os he amado, UT DILIGATIS INVICEM SICUT DELEXI VOS: PARA QUE OS AMÉIS ENTRE VOSOTROS COMO YO OS HE AMADO” (Juan 23,34).
1 El texto, hasta el final del capítulo 13, sigue así: 9 Ex parte enim cognoscimus, et ex parte prophetamus. 10 Cum autem venerit quod perfectum est, evacuabitur quod ex parte est. 11 Cum essem parvulus, loquebar ut parvulus, sapiebam ut parvulus, cogitabam ut parvulus. Quando autem factus sum vir, evacuavi quæ erant parvuli. 12 Videmus nunc per speculum in ænigmate : tunc autem facie ad faciem. Nunc cognosco ex parte : tunc autem cognoscam sicut et cognitus sum. 13 Nunc autem manent fides, spes, caritas, tria hæc : major autem horum est caritas. TRADUCCIÓN: 9 Pues en parte conocemos y en parte profetizamos. 10 Pero cuando vengo lo que es perfecto, desaparecerá lo que es en parte. 11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, conocía como niño, pensaba como niño. Pero cuando fui hecho hombre,quité las cosas de niño. 12 Ahora vemos en espejo y como en enigma: entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte: entonces conoceré como soy conocido. 13 Ahora permanecen la Fe, la Esperanza, y la Caridad, estas tres: pero la mayor de éstas es la caridad.
2 Seguimos a un autor francés, al Padre Adolfo Tanquerey (+ 1932).
Compadecerse y ayudar con la limosna a los pobres, no sólo el dinero o el alimento que les podemos dar, sino también LA LIMOSNA DE UN BUEN ROSTRO hacia ellos y LA LIMOSNA DE UN BUEN TONO en nuestras palabras.
LA CARIDAD DEBE SER CORDIAL Y ATRACTIVA: PORQUE EL MODO O LA MANERA COMO HACEMOS LA AYUDA AL PRÓJIMO TAMBIÉN ES MUY IMPORTANTE.
Dar LA LIMOSNA DE NUESTRO TIEMPO. La caridad es sacrificada: estar dispuestos a hacer sacrificios por nuestro prójimo.
Controlar nuestro mal genio, controlar nuestro mal humor. Es fácil ser “amable y simpático” cuando todo anda bien. Lo difícil es serlo cuando uno está bajo presión, cuando uno está con poco tiempo, con sobrecarga de trabajo, con el famoso “stress”, etc. Pero allí, y bajo estas circunstancias, es cuando debemos ser caritativos y no dejarnos llevar por el mal genio, por las preocupaciones, y tener faltas de delicadeza al hablar o tratar con el prójimo: Todos debemos estar atentos para evitar estas cosas. Atención: Cuidado dentro de nuestras familias; debemos ser muy amables con nuestros seres queridos y familiares, tratar de tener siempre buen modo dentro de nuestras familias.
Practicar la paciencia con el prójimo, sufrir pacientemente sus debilidades, sus defectos, su forma de ser; SUFRIR PACIENTEMENTE SI SON INOPORTUNOS, etc. No olvidemos que cada uno de nosotros estamos llenos de defectos que los otros también tienen que soportar. Miremos entonces también nuestros propios defectos, y seamos un poco más indulgentes con el prójimo; esforcémonos, inclusive más, con los que no nos caen simpáticos.
Otro consejo importante: Nuestra caridad hacia el prójimo SE DEBE ADELANTAR EN HACER EL BIEN (no esperar a ser solicitados).
(Cuerpo 3: Debemos ser apostólicos, difundir LA LUZ DEL CATOLICISMO)
Debemos ser apostólicos, la caridad es apostólica, debemos querer difundir la luz del Catolicismo.
El católico es y debe ser una persona “abierta”, tratando de “hacer el bien a quien quiera”.
El católico no es una persona cerrada. El católico no puede ser alguien sectario: “sólo para los del grupo”: Eso nunca ha sido católico. El Catolicismo no es un club, un club sólo para algunos.
La caridad es apostólica, buscando ganar almas para Cristo. Y en esta crisis del Concilio Vaticano II y de la falsa religión que han creado con él: Buscar que otros comprenda la profundidad de estos problemas, y que combatan contra ellos, sin disminuir nada en la Doctrina Católica, pero se debe buscar hacer el bien al mayor número que podamos.
Quien tiene estos tesoros de la Misa verdadera, la Misa Tridentina en latín, los Sacramentos de siempre, la Doctrina Católica sin –perdón que lo diga así- “los inventos y falsificaciones” de la nueva y falsa Religión del Concilio Vaticano II: No puede hacer como ése del Evangelio que tiene un tesoro, un don de su Señor, algo para hacer fructificar, para que dé fruto, y, en vez de ello, va y lo esconde Y LO ENTIERRA. Cuando “vino el Amo”, es decir: cuando ese hombre murió y fue juzgado, Dios no lo premió, sino que le castigó por haber enterrado ese tesoro: “Siervo malo”, le dijo.
También ayudar a una persona que esté alejada de Dios, que esté en pecados, ayudarla a que vuelva a Dios, a que recurra a la Confesión con el sacerdote, empujarla a que tenga un cambio de vida. Debemos ser muy apostólicos. Recordemos el premio que está prometido a quien ayuda a que el pecador deje el pecado: Se suele decir que si uno salva a otro, se salvará también a sí mismo.
(Conclusión)
Todos estos esfuerzos en la virtud de la caridad hacia el prójimo, deben mostrar nuestra buena voluntad ante Dios, a la espera de que Él –en algún momento- nos levante, y nos ponga, como algo habitual, en el nivel del ejercicio de los dones del Espíritu Santo, bajo los cuales nuestras acciones serían inmensamente más perfectas y meritorias, y daríamos pasos firmes hacia la santidad.
Y hoy en particular, en esta Fiesta de Pentecostés, hemos querido insistir en la caridad hacia el prójimo, pues se relaciona con EL DON DE PIEDAD, insistir en el amor al prójimo.
Porque no nos olvidemos que: “EN EL ATARDECER, SEREMOS JUZGADOS EN LA CARIDAD”.
AVE MARÍA PURÍSIMA.