7° Domingo después de Pentecostés 2015

Sermón sobre la Bula de Francisco.

(Domingo 12 de julio de 2015) P. Altamira.

(Introducción)

Queridos hijos:

Quería predicarles sobre la Bula de Francisco por la cual convoca para el Año de la Misericordia que empezaría el 8 de diciembre. La Bula fue dada el pasado 11 de abril.
Por otro lado, Monseñor Fellay, el superior de la Fraternidad San Pío X, por medio de su última “Carta a los Amigos y Benefactores” (Carta nº 84) ha adherido públicamente a este llamado de Francisco.
La semana que viene, Dios mediante, predicaremos sobre éste y otros temas relacionados con Monseñor Fellay.
Pero ya que él ha adherido públicamente a este llamado de Francisco, veamos de qué se trata esta Bula.

(Cuerpo)

Misericordiae Vultus, Bula de convocación al Jubileo Extraordinario de la Misericordia. Francisco, obispo de Roma…”, así es el encabezado del texto oficial que ofrece el Vaticano.1
Ya habíamos empezado a olvidar la costumbre y deseo de Francisco de no llamarse “Papa” sino sólo “obispo de Roma”. Suponemos que sus “asesores” le habrán recomendado que no hiciera así y por eso empezó hace un tiempo a firmar con la palabra “Papa”. Pero en esta Bula parece volver a su estilo antiguo. Inclusive, al final del texto, firma simplemente como “Franciscus”, sin la palabra “Papa”.

1https://w2.vatican.va/content/francesco/es/bulls/documents/papa-francesco_bolla_20150411_misericordiae-vultus.html

(1. La Misericordia)

Este texto trata sobre la Misericordia. Concepto absolutamente católico, pero que Francisco no parece entender en sentido católico.
Etimológicamente significa algo hermosísimo: “Tener corazón con los miserables” (del latín “míseri-miserorum”: los miserables y “cor-cordis”: corazón).
En sentido católico, la palabra “Misericordia” describe en primer lugar la actitud de Dios hacia nosotros, los pecadores, dispuesto Dios a perdonar siempre y librarnos del castigo eterno del Infierno, a cambio o con la condición de nuestro “arrepentimiento”, ¡y a la menor señal de nuestro arrepentimiento!
El arrepentimiento verdadero incluye “el propósito de enmienda”, la intención sincera de cambiar, de dejar de hacer esos pecados. De lo contrario estamos en una hipocresía ante Dios.
Esto es clave. Y enseñar de otra manera, u ocultar esta necesidad y exigencia de nuestro “arrepentimiento” es otra forma más de estar falsificando nuestro Catolicismo, como se ha venido haciendo con la falsa religión que han creado con el Concilio Vaticano II.

Así hace Francisco, pues constantemente insiste en la actitud de Dios hacia el pecador, dispuesto a perdonarlo absolutamente siempre: lo cual es verdad; pero nunca o casi nunca hace referencia al arrepentimiento y la enmienda de los pecados. Y lo poco que hace referencia a esto, está referido más bien a temas de la injusticia social. Igualmente, en lo poco que hace referencia al arrepentimiento, al no decir claramente que el motivo del arrepentimiento debe ser Dios, todo queda reducido al Naturalismo: El móvil es el hombre, “el hombre por el hombre mismo”, y no Dios, ni “la vida o tipo de vida que yo le debo a Dios”.
Recordemos que una de las tesis de la herejía modernista sobre el “Misterio Pascual” (que Francisco nombra explícitamente en esta Bula) es que el pecado es solamente algo contra el hombre, y no algo contra Dios.
Respondemos: El pecado es algo, antes que nada, contra Dios, una conducta contra Dios, y luego, en segundo lugar, es además algo contra el hombre (daña al hombre). La doctrina del Misterio Pascual se queda sólo en la dimensión del hombre, por eso es Naturalismo y Humanismo.

Veamos los textos:
“1. Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre. El misterio de la fe cristiana parece encontrar su síntesis en esta palabra… Él envió a su Hijo nacido de la Virgen María para revelarnos de manera definitiva su amor… 2. (…) Misericordia es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados para siempre no obstante el límite de nuestro pecado… 8. (…) La misión que Jesús ha recibido del Padre ha sido la de revelar el misterio del amor divino en plenitud… En Él todo habla de misericordia… 10. (…) Tal vez por mucho tiempo nos hemos olvidado de indicar y de andar por la vía de la misericordia… Es el tiempo de retornar a lo esencial…”.

Francisco, en la Bula, no es claro con estos temas, y va creando una falsa misericordia.
Y Francisco es menos claro aun en su obrar, y cómplice de lo que parece un sacrilegio y la enseñanza de doctrinas pervertidas, como en el episodio del transexual en la Misa del Jueves Santo: Se le dio la comunión a este hombre con aspecto de mujer (un transexual), que además no parecía haberse confesado ni estar arrepentido, pues no sólo continuaba con su aspecto de mujer, sino que además después de la Misa, en una entrevista, se presentó sin problema como transexual, diciendo que ésa era su fe, agregó que era católico, y que se llamaba Isabel de Lisboa.
Otro tema, y dicho sea de paso, en esta Bula Francisco jamás dirá “Sacramento de la Confesión o Penitencia”, sino la palabra modernista “Reconciliación”.

Veamos más textos:
“12. (…) La Esposa de Cristo hace suyo el comportamiento del Hijo de Dios que sale a encontrar a todos, sin excluir ninguno… 17. (…) Muchas personas están volviendo a acercarse al sacramento de la Reconciliación… (éste) nos permite experimentar en carne propia la grandeza de la misericordia… Nunca me cansaré de insistir en que los confesores sean un verdadero signo de la misericordia del Padre… Ninguno de nosotros es dueño del Sacramento, sino fiel servidor del perdón de Dios…”.
Como decíamos, no se expresa sobre el “arrepentimiento”. Y en los ejemplos que dará enseguida para llamar a la conversión o cambio de vida, si bien males reales y muy graves (bandas criminales, etc), no dice nada de los pecados habituales que se comenten en la vida cotidiana, no dice nada sobre tantos pecados que se cometen en la vida diaria y respecto a los cuales los católicos debemos arrepentirnos y cambiar. Parece estar solamente en la dimensión social y no en la individual. Además, nuevamente, en las cosas que dice, subyace el Naturalismo y el Misterio Pascual.
Escuchemos:
“19. (…) Mi invitación a la conversión se dirige con mayor insistencia a aquellas personas que se encuentran lejanas de la gracia de Dios debido a su conducta de vida. Pienso en modo particular en los hombres y mujeres que pertenecen a algún grupo criminal… Por vuestro bien, os pido cambiar de vida… La violencia usada para amasar fortunas que escurren sangre no convierte a nadie en poderoso ni inmortal. Para todos, tarde o temprano, llega el juicio de Dios, al cual ninguno puede escapar… es el momento de escuchar el llanto de todas las personas inocentes depredadas de los bienes, (depredadas de) la dignidad, (de) los afectos, (de) la vida misma…”.

Y agregará ahora conceptos relacionados con estos temas y nombrará explícitamente el “Misterio Pascual”:
“22. El Jubileo lleva también consigo la referencia a la indulgencia… Dejarse reconciliar con Dios es posible por medio del MISTERIO PASCUAL y de la mediación de la Iglesia… En el sacramento de la Reconciliación Dios perdona los pecados, que realmente quedan cancelados…”.
Aquí se insinúa, con la expresión “los pecados quedan cancelados”, que éstos no dejan deuda a pagar, que no hay una reparación “a realizar” por lo pecados propios, se deja de lado –por lo mismo- la realidad del Purgatorio. La “indulgencia” de Francisco nada dice de pagar la deuda por los pecados, ni en esta vida, ni en la otra.

Habla en otra parte de las obras de misericordia espirituales y corporales, y más adelante da ejemplos de índole social con algún aire izquierdista:
“15. En este Año Santo, podremos realizar la experiencia de abrir el corazón a cuantos viven en las más contradictorias periferias existenciales… ¡Cuántas situaciones de precariedad y sufrimiento existen en el mundo hoy! Cuántas heridas sellan la carne de muchos que no tienen voz porque su grito se ha debilitado y silenciado a causa de la indiferencia de los pueblos ricos…”.
Tal vez sepan que, esta semana, Francisco recibió como regalo del presidente de Bolivia, Evo Morales, una especie de cruz hecha con el signo comunista: Un Cristo clavado entre “la hoz y el martillo”. Qué blasfemia, y qué ofensa a Dios Nuestro Señor Jesucristo.
Otros ejemplos de Francisco:

15. (…) se nos preguntará si ayudamos a superar la duda… si fuimos capaces de vencer la ignorancia en la que viven millones de personas, sobre todo los niños privados de la ayuda necesaria para ser rescatados de la pobreza… 16. (…) anunciar la liberación a cuantos están prisioneros de las nuevas esclavitudes de la sociedad moderna… volver a dar dignidad a cuantos han sido privados de ella…”

Tal vez recuerden lo que dijo Francisco, en Brasil, sobre la educación de los niños:
“Creo que hay que fomentar una cultura del encuentro, ¡en todo el mundo! O sea que cada uno sienta la necesidad de dar a la Humanidad los valores éticos que necesita vivir la Humanidad, y defender esta realidad “humana”… Si hay un chico que tiene hambre y no tiene educación, lo que nos debe interesar es que deje de tener hambre y que tenga educación. Si la educación se la dan los católicos, los protestantes, los ortodoxos o los judíos, a mí no me interesa; lo que me interesa es que lo eduquen y que le quiten el hambre…” (entrevista en Globo News, Brasil2).
Por supuesto que es importante dar de comer a un niño hambriento, y cualquiera –de cualquier religión- debe ayudarle. Pero eso no justifica las palabras de un supuesto Papa diciendo que a él no le interesa si la educación se la dan “los católicos, los protestantes, los ortodoxos o los judíos”. Francisco deja de lado la realidad de que existe una única religión verdadera: el Catolicismo. Y pareciera que para él todas las religiones son iguales y que no hay religiones falsas.

2 En su viaje a Brasil, con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud 2013, el periodista Gerson Camarotti, de la cadena Globo News, el 29-07-2013, entrevistó al Papa Francisco. Aquí damos el link para oír todo el audio de 30 minutos: https://www.youtube.com/watch?t=47&v=qzMXjE92ypY El extracto que nos interesa es desde el minuto 26:45.

(2. El Concilio Vaticano II. El Ecumenismo)

Francisco establece que este Año de la Misericordia es para conmemorar el Concilio Vaticano II:
“3. (…) El Año Santo se abrirá el 8 de diciembre de 2015, solemnidad de la Inmaculada Concepción… 4. He escogido la fecha del 8 de diciembre por su gran significado en la historia reciente de la Iglesia. En efecto, abriré la Puerta Santa en el quincuagésimo aniversario de la conclusión del Concilio Ecuménico Vaticano II.
La Iglesia siente la necesidad de mantener vivo este evento. Para ella iniciaba un nuevo período de su historia… había llegado el tiempo de anunciar el Evangelio de un modo nuevo…”.

También Francisco quiere que este Año de la Misericordia tenga un valor ecuménico, que sirva para el Ecumenismo.
Ya saben que el Ecumenismo intenta en última instancia hacer una Religión Mundial, que será para el Gobierno Mundial del Anticristo, Religión Mundial creada tal vez mezclando todas las religiones o por lo menos las más importantes. Así relaciona Francisco estas cosas en la Bula:
“23. La misericordia posee un valor que sobrepasa los confines de la Iglesia. Ella nos relaciona con el judaísmo y el islam, que la consideran uno de los atributos más calificativos de Dios… (Que) Este Año Jubilar vivido en la misericordia pueda favorecer el encuentro con estas religiones y con las otras nobles tradiciones religiosas; nos haga más abiertos al diálogo para conocernos y comprendernos mejor… aleje cualquier forma de violencia y de discriminación”.

(3. Otros temas)

Volviendo a la herejía del Modernismo, en la doctrina del Misterio Pascual se intenta no hablar sobre el Sacrificio de la Cruz y se habla de la Redención como revelación del amor solamente.
El Sacrificio de la Cruz fue sin duda un gran acto de amor y de misericordia de Dios hacia nosotros, pero la herejía modernista no habla de ese otro aspecto muy importante: la exigencia de la justicia en la obra de la Redención, ni habla de sacrificio, ni del Sacrificio de la Cruz, ni de la reparación por nuestros pecados ante la ofensa hecha a Dios, ni de expiación, ni de sacrificio propiciatorio.

En varios lugares de la Bula, Francisco habla de la obra de Cristo como “revelación del amor”, y no toca los otros temas que recién referíamos. Esto está en los textos que hemos reseñado más arriba, pero veamos otros ejemplos:
“1. (…) Él envió a su Hijo nacido de la Virgen María para revelarnos de manera definitiva su amor… 11. No podemos olvidar la gran enseñanza que san Juan Pablo II ofreció en su segunda encíclica Dives in misericordia… Además, san Juan Pablo II motivaba con estas palabras la urgencia de anunciar y testimoniar la misericordia en el mundo contemporáneo: «Ella está dictada por el amor al hombre, a todo lo que es humano… proclamar la misericordia como amor compasivo de Dios, revelado en el mismo misterio de Cristo…» (…)”.

Doctrina de “San” (entre comillas) Juan Pablo II.
Esta bula y todo el Modernismo están llenos de Humanismo, de Naturalismo, están llenos –explícita o implícitamente- de poner el hombre en el centro, y de quitar a Dios del centro. El hombre es Dios. La Humanidad es Dios.
Otros ejemplos de Humanismo con “San” Juan XXIII y el “beato” Paulo VI, ponemos entre comillas ambos títulos:
“4. (…) Vuelven a la mente las palabras cargadas de significado que san Juan XXIII pronunció en la apertura del Concilio para indicar el camino a seguir: «En nuestro tiempo, la Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la misericordia y no empuñar las armas de la severidad… (La Iglesia Católica) quiere mostrarse madre amable de todos, benigna, paciente, llena de misericordia y de bondad para con los hijos separados de ella».
En el mismo horizonte se colocaba también el beato Pablo VI quien, en la conclusión del Concilio, se expresaba de esta manera: «Queremos más bien notar cómo la religión de nuestro Concilio ha sido principalmente la caridad… Una corriente de afecto y admiración se ha volcado del Concilio hacia el mundo moderno. Ha reprobado los errores, sí, porque lo exige, no menos la caridad que la verdad, pero, para las personas, sólo invitación, respeto y amor. El Concilio ha enviado al mundo contemporáneo en lugar de deprimentes diagnósticos, remedios alentadores, en vez de funestos presagios, mensajes de esperanza: sus valores (nota: los valores del mundo) no sólo han sido respetados sino honrados… Otra cosa debemos destacar aún: toda esta riqueza doctrinal se vuelca en una única dirección: servir al hombre. Al hombre en todas sus condiciones, en todas sus debilidades, en todas sus necesidades». (…)”.

Asimismo, Francisco habla de la institución de la Eucaristía como “memorial de Cristo y de su Pascua”. La Santa Comunión, la Eucaristía, es memorial de la Pasión (“O memoriále mortis Dómini” dice el famoso cántico), no es un memorial de su Pascua. Y si Francisco, con la palabra Eucaristía, se está refiriendo a la Santa Misa (como se hace muchas veces), su error se va al infinito, pues la definición de la Misa nos enseña que no es un memorial sino un sacrificio, el mismo sacrificio de la Cruz. Y nuevamente está aquí el Misterio Pascual y su tesis de que la Redención es amor, olvidando la expiación, la reparación, la propiciación. Escuchemos:
“7. (…) (Cristo) instituía la Eucaristía, como memorial perenne de Él y de su Pascua… En este mismo horizonte de la misericordia, Jesús vivió su pasión y muerte, consciente del gran misterio del amor de Dios que se habría de cumplir en la cruz…”.

(Conclusión)

Terminamos simplemente diciendo que toda esta insistencia en una falsa misericordia de Dios, en un perdón de los pecados sin exigir el arrepentimiento, ni el propósito de enmienda (el propósito de ya no pecar más), va preparando el ambiente para el próximo Sínodo de la Familia que se hará en Roma en octubre.
El año pasado, en dicho Sínodo de Francisco, hubo insinuaciones en pro de los homosexuales, en pro de dar la comunión a los divorciados sin exigirles el arrepentimiento, etc. Veremos qué ocurrirá este año, y cuánto influya esta Bula.

En medio de toda esta confusión, que siempre sigue creciendo, que siempre sigue aumentando, y que parece que no tiene límites ni fin, pedimos a María Santísima, la Reina de la Sabiduría, que nos ayude para ver con claridad todos estos problemas –en el más amplio sentido de la palabra-, pedimos que los católicos podamos discernir todos estos problemas que debemos afrontar, y que Ella, la Madre de la Luz que es Dios Nuestro Señor Jesucristo, nos ayude a tener luz, y poder darla a los demás, Fe y Caridad, la Doctrina y el amor al prójimo.

AVE MARÍA PURÍSIMA.