6° Domingo después de Pentecostés 2020

Sagrado Corazón de Jesús, El amor de Dios y nuestro amor, Prédica 3.

(Domingo 12 de julio de 2020) P. Altamira.

(Introducción)

Queridos hijos:

Una tercera prédica sobre el Sagrado Corazón de Jesús, el símbolo del amor de Dios hacia nosotros.

Queríamos y queremos, deseamos, que nuestras vidas sean un canto de amor hacia Dios, por eso insistir. Habíamos dicho:

“Nobleza obliga”. “Amor con amor se paga”. Nadie es tan noble con nosotros como Dios; nosotros debemos ser, intentar ser, nobles con Él. Nadie nos ha amado, ni nos ama, tanto como Dios; debemos intentar amarlo a Él.

Repitamos el concepto de la Caridad: “virtud teologal, infundida por Dios en la voluntad, por la que amamos a Dios por sí mismo y sobre todas las cosas, y a nosotros mismos y al prójimo por amor a Dios”.

-El motivo del amor es y debe ser: Lo que Dios mismo es, la bondad misma de Dios.

-La Caridad, también lo dijimos, tiene tres campos de acción u objetos materiales: Dios, nosotros mismos y el prójimo. Pero el motivo o razón del amor, el motivo de amar, HA DE SER SIEMPRE DIOS. De lo contrario nos saldríamos del ámbito de la Caridad, y estaríamos amando por puro amor natural, lo cual es imperfecto, insuficiente, amando a nuestros seres queridos y familia por la pura y sola fuerza de la sangre, o amando al prójimo por filantropía (como hacen los masones, también el Rotary Club, etc.), o por puro egoísmo, o por las ventajas que ello nos reporta. Frente a esos amores puramente naturales, está la excelencia de la Caridad, CUYO MOTIVO DE AMAR ES DIOS MISMO.

(Cuerpo)

[ 1 ] En primer lugar, con Santo Tomás de Aquino, recalquemos otra vez la excelencia de la Caridad.

-La Caridad es la más excelente de las virtudes, porque es la que más nos une a Dios, y porque dirige hacia el fin último los actos de todas las virtudes, incluso los actos de la Fe y de la Esperanza, que sin Caridad, estarían muertas (II II 23,5-8).

-También decíamos que en nuestros actos voluntarios1, en el ejercicio de nuestra libertad, entender la excelencia de la Caridad o amor a Dios, es capital, pues es la virtud más importante de todas, y la que nos llevará a nuestra salvación, y eventualmente a la santidad.

-De allí, decíamos igualmente de hacer todos nuestros actos sencillos de cada día, inclusive los más pequeños, “por amor a Dios”, siempre por amor a Dios, de modo que la Caridad IMPERE todas dichas acciones, las cuales valdrían de este modo mucho más para alcanzar una profunda unión con Dios, inmensamente más para alcanzar nuestra santificación personal, inmensamente más para el futuro premio del Cielo

[ 2 ] Igualmente, el famoso “HIMNO  A  LA  CARIDAD  DE  SAN  PABLO”, el cual se encuentra en la Primera Carta a los Corintios, es su Capítulo 13 completo; él nos muestra la excelencia de la Caridad. Compartimos sólo 3 versículos:

-1   Si linguis hominum loquar, et angelorum, caritatem autem non habeam: Si yo hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, pero no tuviera Caridad, factus sum velut æs sonans, aut cymbalum tinniens: sería como bronce que sueña, o como címbalo que retiñe.

-2    …et si habuero omnem fidem ita ut montes transferam: y si yo tuviera toda la Fe, de modo que moviera las montañas de un lugar a otro [de modo que trasladara los montes de un lugar a otro], caritatem autem non habuero: pero no tuviera Caridad, NIHIL SUM:   NADA SOY.2

-3     Et si distribuero in cibos pauperum omnes facultates meas: Y si distribuyese todas mis riquezas en alimentos para los pobres, et si tradidero corpus meum ita ut ardeam: y si entregara mi cuerpo para que arda en las llamas, caritatem autem non habuero: pero no tuviese Caridad, NIHIL MIHI PRODEST: DE NADA ME APROVECHARÍA.

-Todas nuestras acciones buenas valen y tienen mérito ante Dios y para la Vida Eterna, sólo en tanto y en cuanto las hacemos por Caridad, que es lo mismo que decir sólo en tanto y en cuanto las hacemos en estado de gracia, pues sin estado de gracia no hay Caridad.

1 Demos la definición clásica de acto voluntario: “Es el acto humano que procede de un principio intrínseco con conocimiento de l fin”.

2 Dos lugares sobre la Fe del grano de mostaza y trasladar cosas: 1) San Lucas, capítulo 17: 5 Et dixerunt apostoli Domino : Adauge nobis fidem : AUMÉNTANOS LA FE. 6 Dixit autem Dominus : SI HABUERITIS FIDEM SICUT GRANUM SINAPIS, dicetis huic arbori moro : Eradicare, et transplantare in mare, et obediet vobis.

2) San Mateo, también capítulo 17: 4 Et cum venisset ad turbam, accessit ad eum homo genibus provolutus ante eum, dicens : Domine, miserere filio meo, quia lunaticus est, et male patitur : nam sæpe cadit in ignem, et crebro in aquam. 15 Et obtuli eum discipulis tuis, et non potuerunt curare eum. 16 Respondens autem Jesus, ait : O generatio incredula, et perversa, quousque ero vobiscum ? usquequo patiar vos ? Afferte huc illum ad me.  17 Et increpavit illum Jesus, et exiit ab eo dæmonium, et curatus est puer ex illa hora. 18 Tunc accesserunt discipuli ad Jesum secreto, et dixerunt : Quare nos non potuimus ejicere illum ? 19 Dixit illis Jesus : Propter incredulitatem vestram. Amen quippe dico vobis, SI HABUERITIS FIDEM SICUT GRANUM SINAPIS, dicetis monti huic : Transi hinc illuc, et transibit, et nihil impossibile erit vobis. 20 Hoc autem genus non ejicitur nisi per orationem et jejunium.

[ 3 ] Vamos a valernos de la Sagrada Escritura, para mostrar otros conceptos, muy profundos y muy hermosos,   alrededor de la Caridad.
Hemos tomado citas principalmente de Mons. Juan Straubinger, en su “BIBLIA COMENTADA”, y sus comentarios, muchos de ellos excelentes, para ver cómo debe ser nuestra vida espiritual, y para ver cómo es el amor de Dios, y así saber cómo debería ser nuestro amor hacia Él.

En las citas que hemos escogido, veremos DOS ASPECTOS  del  amor  de  Dios:

-El primero: mostrar que el amor de Dios hacia nosotros es como el amor de UNA MADRE.

-El segundo: mostrar que el amor de Dios hacia nosotros, hacia nuestras almas, es como el amor de UN ESPOSO.

Primero, sobre EL AMOR “ MATERNAL ” DE DIOS hacia nosotros

-En Isaías (Capítulo 66, v.10ss) leemos: “Regocijaos con Jerusalén… Para que os amamantéis hasta saciaros de los pechos de sus consolaciones; para que sorbáis con fruición la abundancia de su gloria. Porque así dice el Señor (Vulg.: Dóminus): He aquí que voy a derramar sobre ella la paz como un río, y, como un torrente desbordado, la gloria de los gentiles. Vosotros chuparéis su leche, seréis llevados en brazos y acariciados sobre las rodillas  (Vulg.: ad ubera portabimini, et super genua blandientur vobis).

Como aquel A  QUIEN  CONSUELA  SU   MADRE ,  ASÍ  OS  CONSOLARÉ  YO  A  VOSOTROS ,   seréis consolados en Jerusalén (Vulg.: quomodo si CUI MATER BLANDIATUR, ITA EGO CONSOLABOR VOS, et in Jerusalem consolabimini). Lo veréis, y se alegrará vuestro corazón (Vulg.: vidébitis, et gaudebit cor vestrum),   y vuestros huesos florecerán como la hierba (Vulg.: et ossa vestra quasi herba germinabunt)…”.

-En el comentario (Isaías 66,11ss), Mons. Juan Straubinger anota:

“Un expositor claro y profundo del Evangelio, refiriéndose a nuestro pasaje, trae una meditación, QUE PUEDE  ILUMINAR  TODA  UNA  VIDA: [dice] «Mientras no tomemos en serio el dogma de que Dios es amor (I Juan 4,16), es decir, mientras no lo creamos del todo, no podremos decir que vivimos la Fe. (…3) Bien vemos que no se trata de cosas dejadas a nuestra elección, como tal o cual práctica devota:se trata de la recta Fe, sin la cual, dice San Pablo, “es imposible agradar a Dios” (Hebreos 11,6)…

Jesús, que es el retrato perfecto del Padre (Hebreos 1,3), nos hace comprender fácilmente ESTA ACTITUD “MATERNAL” DE  DIOS,  que por su exceso de bondad resulta increíble para el criterio humano cuando nos dice: “ El que viene a mí no lo echaré fuera ciertamente” (Juan 6,37). Más aun, las que consideramos como miserias, sean las que fueren, lejos de ser un obstáculo, son un título, el gran título para reclamar la benevolencia del que vino como Salvador y no se cansó de insistir en que no buscaba justos sino pecadores, no sanos sino enfermos (Lc 5,30-32)»”.

-La única condición que nos pide Dios, PARA SER COMO UNA MADRE CON NOSOTROS, es la sinceridad de nuestro amor hacia Él, sin fingimiento, que por ser tal, ha de llevar arrepentimiento, verdadero y sincero también, de nuestros pecados, y el deseo de amarlo de verdad y para siempre.

En segundo lugar: El amor de Dios hacia nosotros, hacia nuestras almas, es como EL AMOR DE UN ESPOSO

-En cuanto al amor de Dios hacia nosotros COMO UN ESPOSO, dicho amor se patentiza y se compara, en la misma Sagrada Escritura, con NUESTRA FALTA DE CORRESPONDENCIA, nuestra traición, nuestro adulterio, pecados. El Padre Leonardo Castellani, hablando del Sagrado Corazón de Jesús, y recalcando que es el amor de Dios hacia nosotros, insistía: Pero es un amor no correspondido, vean cómo es Él, y cómo somos nosotros.

-Trataremos del famoso CAPÍTULO 16 DE EZEQUIEL, donde tenemos -junto con muchas otras partes de la Biblia- profundísimas enseñanzas para saber cómo es Dios con nosotros y la recién mencionada falta de correspondencia nuestra.

Él es y se comporta como un esposo, nuestra alma es su esposa. Y la paga que le damos son nuestros adulterios o pecados. Vale la pena leer entero dicho capítulo de Ezequiel, hacer una lectura meditada, muchas meditaciones en realidad, con el texto y con los comentarios de Mons. Juan Straubinger en su Biblia.

-Este Capítulo 16 es una “Alegoría de toda la Historia de Israel”. Pero es también, por derivación y en sentido espiritual, una ALEGORÍA de todas nuestras vidas, vidas de traición a un Dios amante.

-Algunos también llaman a este capítulo: “Alegoría de la Esposa Adúltera”.   El amor del Sagrado Corazón de Jesús y el amor nuestro.

-Escuchemos entonces una muy-muy breve parte de su texto, la que hemos escogido para la prédica de hoy:

«6 Pasando Yo cerca de ti, te vi cómo pataleabas en tu sangre, y te dije cuando estabas en tu sangre: ¡Vive ! (…) 7 Te hice crecer como la hierba del campo, y creciste, y te hiciste grande, y llegaste a ser muy hermosa… Vulg.: 6 Transiens autem per te, vidi te conculcari in sanguine tuo : et dixi tibi cum esses in sanguine tuo : Vive… 7 Multiplicatam quasi germen agri dedi te: et multiplicata es, et grandis effecta, et ingressa es, et pervenisti ad mundum muliebrem ».

3 “Si uno invita a su mesa como padre, y alguien va a ella como a un hotel en que debe pagar con dinero y no con amor, no puede decir que acepta la invitación: Yo os lo digo, que ninguno de aquellos varones que fueron convidados gozará de mi festín (Lucas 14,24)”. Y más adelante agrega: “Porque si yo creía que un señor es un comerciante, o un verdugo, y resulta que es mi padre, no puedo decir que creía en Él…”.

-En la nota, dice Mons. Straubinger: «Te dije cuando estabas en tu sangre: ¡Vive! Es decir que cuando la ve [o nos ve] en el abismo de la miseria y de la impotencia, es cuando repara en ella [cuando repara en nosotros] Esto, que no es ciertamente según la lógica ordinaria, nos hace comprender uno de los principales misterios del amor de Dios, y aun sabremos por qué Él permite el pecado͙ “para poder hacer misericordia…”. Santa Gertrudis entendió esto cuando Jesús le dijo que no quería quitarle sus defectos para no perder el gusto que tenía en perdonárselos.

Y Santa Teresita lo entendió cuando nos dijo que nos complaciésemos en ser débiles e incapaces para toda virtud (véase II Cor 12,9s). Precisamente para que el uno [Dios] pueda dar, es necesario que el otro [nosotros] esté en condiciones de recibir. Si fuésemos buenos y santos, ¿para qué necesitaríamos del Salvador͙? De ahí que, como dice la Virgen, Dios nos colma tanto más, cuanto más vacíos nos ve (Luc 1,53). EL QUE NO SE APROVECHA DE ESTE DIOS TAN MARAVILLOSO, ES PORQUE NO LO CONOCE…

Y el que no tiene en cuenta que el amor es el misterio esencial de Dios, vive desengañado,   como sirviendo a un tirano,   al cual vanamente pretenderá obedecer [y menos amar] [El amor de Dios hacia nosotros:] Es la verdad que nos hace admirar al Padre y a Jesús,para poder amarlos a ambos. Entonces, sí, cumpliremos su Ley, porque nos gozaremos más en Ellos   que en el mundo engañoso”.4

-Pero a pesar de que Dios nos da todo, y nos ama como un esposo, a pesar de que nos ama porque nos ve débiles y miserables, nosotros en vez de pagarle con amor, le pagamos con nuestros pecados. Así somos siempre; y cuánto tolera y nos soporta Dios.

-Veamos más del texto de la Biblia. Decía allí: “estabas en tu sangre -dabas lástima-, pero después llegaste a ser muy hermosa”, y continúa  más adelante:

-“15 Pero confiaste en tu hermosura y prostituiste tu nombre, y ofreciste tus fornicaciones a todos los transeúntes, entregándote a ellos: Et habens fiduciam in pulchritudine tua, fornicata es in nomine tuo : et exposuisti fornicationem tuam omni transeunti, et ejus fieres”.5

-Más adelante, con una imagen muy-muy fuerte, el texto de la Sagrada Escritura agrega:

“30 Qué débil es tu corazón, dice Dios, el Señor.   HACES   TODAS   ESTAS   FECHORÍAS   COMO   LA   RAMERA   MÁS   DESVERGONZADA…6

33 A todas las rameras se les da paga, pero tú pagabas a todos tus amantes, y les hacías regalos, para que de todas partes viniesen a fornicar contigo: Omnibus meretricibus dantur mercedes: tu autem dedisti mercedes cunctis amatoribus tuis, et dona donabas eis, ut intrarent ad te undique ad fornicandum tecum”.

-Mons. Juan Straubinger, magistralmente, comenta:

-“Dentro de esta parábola, y en el terreno espiritual, lo que esto tiene de abominable para un marido bueno, amante, preocupado de hacer feliz a su esposa [así es Dios con nosotros], es precisamente eso:que ella vaya a buscar en otros brazos,   y aun a costa de regalos,    la felicidad que él [Dios] le brindaba con toda su alma [así hacemos nosotros con nuestros pecados]…

[Continúa Mons. Straubinger] Y si el marido es un hombre lleno de atractivos   y   un gran señor [Dios], y ella no es nadie [ella es un don nadie; sin duda así somos nosotros: un don nadie],

y sin embargo lo abandona por otro hombre inferior y estúpido y malo [el Demonio, nuestros pecados, la nada de nuestra miseria: todo ello preferido a Dios]… ¿hay algo peor…? Esto es exactamente lo que [Dios] siente también con nosotros…”.

Pues bien: ¿Qué haremos? ¡Qué haremos!

¿Seguiremos pecando?

¿Seguiremos cambiando los brazos de Dios, los brazos del amante esposo, por los brazos de un cualquiera, nuestros pecados, nuestra bajeza?  ¿QUÉ HAREMOS?

Por empezar tenemos que ser humildes, bien humildes; ya que hemos pecado, porque hemos pecado, y hemos pecado contra Dios, contra el esposo: todo pecado es algo contra Dios.

Y así, ante nuestros pecados, y con este deber de ser humildes, termina este impresionante capítulo de Ezequiel.

Sólo así, con humildad, pues somos una nada y una nada pecadora, nos recibirá Dios; sólo así nos recibirá de nuevo Dios, el esposo.

-Sobre esto de ser humildes ante nuestros pecados, la Biblia dice allí (Ezequiel 16,62-63):

-Y después de todo lo que has hecho: «62 estableceré contigo mi alianza, y conocerás que Yo soy Dios, 63 para que te acuerdes y te avergüences, y avergonzada NO  VUELVAS  MÁS  A  ABRIR  TU  BOCA,  cuando Yo te haya perdonado todo lo que has hecho, dice  Dios, el Señor. [62 Et suscitabo ego pactum meum tecum, et scies quia ego Dominus: 63 ut recorderis, et confundaris, ET NON SIT TIBI ULTRA APERIRE OS præ confusione tua, cum placatus tibi fuero in omnibus quæ fecisti, ait Dominus Deus]».

4En una cita nombrada de Corintios, leemos: “7 Y a fin de que la grandeza de las revelaciones no me levante sobre lo que soy, me ha sido clavado un aguijón en la carne, un ángel de Satanás que me abofetee, para que no me engría: Vulg.: 7 Et ne magnitudo revelationum extollat me, datus est mihi stimulus carnis meæ angelus Satanæ, qui me colaphizet. 8 A causa de lo cual, tres veces rogué al Señor para que lo apartara de mí: 8 Propter quod ter Dominum rogavi ut discederet a me: 9 Y me ha dijo: Te basta mi gracia, pues la virtud se perfecciona en la enfermedad: 9 et dixit mihi : Sufficit tibi gratia mea : nam virtus in infirmitate perficitur. Por tanto, con gusto me gloriaré en mis enfermedades -o miserias, o flaquezas-, para que habite en mí la virtud de Cristo: Libenter igitur gloriabor in infirmitatibus meis, ut inhabitet in me virtus Christi. 10 Por lo cual, me complazco en mis enfermedades -o miserias, o flaquezas-, en los oprobios, en las necesidades, en las persecuciones, en la angustias que sufro por Cristo, pues cuando soy débil -cum enim infirmor-, entonces soy fuerte -tunc
potens sum-:
10 Propter quod placeo mihi in infirmitatibus meis, in contumeliis, in necessitatibus, in persecutionibus, in angustiis pro Christo : cum enim infirmor, tunc potens sum”.

5 Mons. Straubinger en nota -14- habla sobre el fracaso de nuestras naciones, y expresa sobre: “las catástrofes  de todo orden que en nuestros días van señalando la decadencia de Occidente”.

6 [Vulgata algo distinto: In quo mundabo cor tuum, ait Dominus Deus, cum -puesto que- facias -haces- omnia hæc opera -todas estas obras- mulieris meretricis et procacis -de mujer prostituta y procaz-?]

-Vale decir:   Encima de nuestros pecados, somos fanfarrones, nos creemos una gran cosa, habladores, tenemos el descaro de andar y seguir hablando, opinando: ¡Quédate callado, por lo menos!, ¡“no vuelvas a abrir la boca”, sé humilde!; dice Dios en la Biblia: “no vuelvas a abrir más tu boca cuando Yo te haya perdonado todo lo que has hecho”. Hemos pecado: Seamos humildes, guardemos silencio.

(Conclusión)

Conclusión. Hemos de terminar con una enseñanza, bien en positivo, de cómo debe ser nuestro amor hacia Él, hacia el Sagrado Corazón:

¿Qué vamos a hacer; qué le vamos a dar a Dios; daremos finalmente nuestro amor a Él, o seguiremos “en brazos extraños”, seguiremos pecando? Nobleza obliga. Amor con amor se paga:  CON  DIOS  HEMOS  DE  SER  COMO  UNA  ESPOSA  AMANTE.
     Vean también estos hermosos conceptos tomados de la Biblia de Mons. Straubinger [Oseas, cap. 2, comentario al v. 8, y encabezado del 7]:

– “El primer esposo es Dios, el Esposo Único y legítimo”.  “Dios… hay dos maneras de mirarlo: según nos gocemos o no en su amor.

Si no nos gozamos [en su amor], no tendremos interés en considerar en detalle las pruebas de amor que de Él hemos recibido… [o] lo haremos siempre en general, como para no faltar a un deber…

Pero en cambio veamos a la novia enamorada [veamos a la esposa enamorada de su esposo], cómo [se goza] y se complace REPASANDO EN SU MEMORIA   aquel momento determinado en que su amado le dedicó tal palabra afectuosa, o REVIVIENDO   aquel otro momento en que él le dio esta otra prueba de que la amaba. En esto se conoce el amor vivo͙   momentos vivos, que nos muestran otras tantas manifestaciones de su corazón… no sistemáticamente, sino con intimidad”.7

-Qué lindo y qué hermoso intentar amar más a Dios, como una esposa amante, repasando una y mil veces tantos detalles de amor, tantísimas cosas que pasan en la vida de cualquier ser humano, y se ven allí pequeñas muestras, delicadas muestras, de amor de Dios hacia nosotros.

Pero para poder amarlo, debemos obrar bien, lograr la Salvación, PARA   PODER   AMARLO   POR   TODA   LA   ETERNIDAD.

Nuestras últimas palabras son de LA MADRE  PATRIA  ESPAÑA, que fue la Campeona del Catolicismo,   y a la cual todo católico debe amar entrañablemente, y no creer la falsa “historia oficial” contra ella. Un hijo del Siglo de Oro de España, Fray Pedro de los Reyes, el cual, en una poesía sobre la Salvación, decía así:

Yo, ¿para qué nací? Para salvarme.
Que tengo que morir es infalible;

Dejar de ver a Dios y condenarme
Triste cosa será, pero posible.

Posible, ¿y río, y duermo, y quiero holgarme? Posible, ¿y tengo amor a lo visible?

¿Qué hago, en qué me ocupo, en qué me encanto? Loco debo de ser, pues no soy santo.

Quiera Él regalarnos la Salvación, PARA PODER AMARLO para siempre.

AVE MARÍA PURÍSIMA.

7 La última parte, Mons. Straubinger la vuelve a aplicar para mostrar cómo es el amor de Dios hacia nosotros; pero nosotros extractamos parcialmente para poder aplicarla y mostrar cómo debería ser el amor de nosotros hacia Dios. Dicha parte decía: “En esto se conoce el amor vivo, y por eso las palabras de Dios en la Biblia son así: no definiciones generales y abstractas, sino momentos vivos, que nos muestran otras tantas manifestaciones de su corazón͙ para mostrarnos su espíritu͙ no sistemáticamente, sino con intimidad”.