Nuestra Señora de Chiquinquirá.
(Domingo 9 de julio de 2017) P. Altamira.
(Introducción)
Queridos fieles:
Como habíamos dicho, este año 2017 tenemos la alegría de que la fiesta de la Patrona de Colombia ha caído en domingo, lo cual permite, gracias al precepto dominical, que todos los fieles estén hoy festejándola:
Tantas necesidades que tiene Colombia (bastante gris se ve el cielo de la Patria, por ejemplo todas estas ayudas al Comunismo, etc; al final de la Misa volveremos a consagrar la Patria a la Virgen). Tantas necesidades que tienen sus familias (quién puede dudarlo; todas nuestras familias están bastante destruidas y alejadas en consideración a Dios y a su única Religión Católica). Y tantas necesidades que tienen ustedes mismos, cada uno de nosotros individualmente.
Por otro lado, el nombre completo de la Virgen Patrona es: Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá. Dijimos bien “del Rosario”; ya se imaginarán hacia dónde apuntamos: Todos y cada uno de nuestros fieles, todo católico serio debe rezar cada día el Santo Rosario. Entre otras razones, hay una de la mayor importancia: El Santo Rosario rezado cada día tiene como premio el Cielo.
(Cuerpo)
Comencemos con la narración de los hechos que ocurrieron alrededor de la milagrosa imagen o cuadro de Chiquinquirá, o mejor dicho de “Sutamarchán” (o Suta), pues allí comenzó todo.
En 1560, el dominico Fray Andrés Jadraque, que había sido asignado a Suta o Sutamarchán, de común acuerdo con Antonio Rivera de Santana, convinieron con el artista tunjano Alonso de Narváez para que éste pintara un cuadro de la Virgen María. El cuadro fue realizado. Viendo la pintura de frente: El artista pintó del lado derecho San Andrés Apóstol con su cruz en aspa; del lado izquierdo a San Antonio de Padua con el Niño Dios sobre su libro; en medio de ambos la Santísima Virgen también con el Niño Dios.
La imagen fue colocada en una pequeña capilla. Pero en 1574, Fray Andrés fue trasladado a la población de Mariquita, por lo cual, ausente éste, decayeron las costumbres, la piedad y la devoción de la población. La imagen de Nuestra Señora fue abandonada, la capilla se deterioró, y las grandes goteras del techo, el sol y el tiempo dañaron totalmente la pintura.
En 1576, ante las súplicas de algunos conversos indígenas, el Arzobispo de Bogotá, Luis Zapata de Cárdenas, les envío otro sacerdote, el cual encontró el lienzo muy roto y la pintura en tal mal estado que ya nada representaba. Por lo cual lo retiró del altar, y lo entregó a Catalina De Irlos, esposa del encomendero. Ella lo hizo guardar en una despensa, donde estuvo bastante tiempo. Un día una persona del servicio doméstico utilizó el lienzo de algodón para secar trigo al sol, por lo cual recibió grandes roturas. Muerto su marido, la dama recién mencionada se trasladó a Chiquinquirá, y el lienzo pasó a ser un trapo de cocina para envolver objetos.
En 1585, otra dama, María Ramos, esposa del hermano del encomendero fallecido, llegó a Tunja en busca de su esposo y lo encontró con otra mujer; por este dolor y los problemas que estas cosas causan, dicha María Ramos se retiró con su concuñada Catalina De Irlos a la aldea de Chiquinquirá. Cuando ella encontró el lienzo abandonado en un rincón de la cocina y supo que antes estuvo allí pintada la imagen de la Virgen María, lo recogió, lo limpió y lo arregló, colocándolo en lo alto en una habitación de la casa, donde ella acostumbraba hacer oración.
El viernes 26 de diciembre de 1586, a las nueve de la mañana, después de haber pasado más de dos horas en oración, la mencionada dama, María Ramos, se retiró de la habitación donde estaba el lienzo. En ese momento pasaba Isabel, una indiecita, con su niño de cinco años llamado Miguel. Al pasar este niño frente a la habitación, dijo a su mamá: “¡Mire, mire, mamita!”. Miró la mujer hacia adentro y vio que la imagen estaba parada en el suelo y que despedía una luz muy intensa, y la indiecita dijo en muy alta voz a María Ramos: “Mire, mire, Señora, que la Madre de Dios se ha bajado de su sitio y está al lado de vuestro asiento. Parece que se está quemando”. María regresó corriendo.
La imagen estaba con una hermosura sin igual y con sus líneas muy nítidas, y con unos colores extraordinariamente vivos; despedía de sí grandes resplandores que bañaban de luz a los dos santos que tenía a los lados, y llenaba de claridad toda la habitación…
Hasta allí la parte de la historia que queríamos narrar sobre los hechos ocurridos. Hagamos notar que, luego del milagro, permanecieron algunos de los agujeros como testimonio del grave deterioro que tiempo atrás había tenido el lienzo de la pintura.
Ahora, en en segundo punto, vamos a su advocación.
Quisiéramos llevarlos a todos al Cielo, que todos, que uno mismo, podamos alcanzar el premio del Cielo y de la Salvación Eterna. Es la Virgen “del Rosario” de Chiquinquirá: El Santo Rosario rezado cada día tiene como premio el Cielo.
Ya les habíamos dicho que el mejor libro del Catolicismo, en el cual se hable del Rosario, es tal vez el de San Luis María Grignion de Montfort: “El Secreto Admirable del Santísimo Rosario”.
Veamos de allí dos palabritas sobre cómo nació el Santo Rosario (será un resumen)1:
El Santo Rosario, en la forma y método como lo rezamos al presente, fue dado a la Iglesia Católica en el año 1214 por la misma Santísima Virgen. Ella se lo dio a Santo Domingo de Guzmán para convertir a los pecadores en general y a los herejes albigenses en particular. El Beato Alain de la Roche (Alano de Rupe) nos da detalles de lo ocurrido: Viendo Santo Domingo que los pecados y crímenes de los hombres obstaculizaban la conversión de los herejes albigenses, él entró en un bosque cercano a la ciudad de Tolosa y pasó allí tres días y tres noches en continua oración y penitencia, no cesando de gemir y macerar su cuerpo con disciplinas para calmar la cólera de Dios. Finalmente cayó medio muerto. En ese momento se le apareció la Santísima Virgen junto con otras tres princesas del Cielo, y le dijo: “¿Sabes, querido Domingo, de qué arma se ha servido la Santísima Trinidad para reformar el mundo?”. “Oh Señora -respondió él-, Vos lo sabéis mejor que yo, porque después de vuestro Hijo Jesucristo, vos fuisteis el principal instrumento de nuestra salvación”. Entonces la Santísima Virgen añadió: “Sabe que la principal batería –artillería- [para la reforma del mundo] fue la salutación angélica [el Avemaría], la cual es el fundamento del Nuevo Testamento, y por tanto, si quieres ganar para Dios esos corazones endurecidos, reza mi Salterio” [“mi Rosario”: saben ustedes que uno de los nombres del Santo Rosario es Salterio de la Virgen]. La ciudad de Tolosa, en Francia, fue uno de las primeras ciudades en cambiar totalmente en esa época gracias al Santo Rosario.
Por eso, queridos fieles, en vez de rezar tantas otras oraciones, novenas, etc, la recomendación debe ser a favor del Santo Rosario. ¿Quieren rezar más? Recen más Rosarios. No porque esas otras oraciones sean malas, ¡claro que no!, sino por la excelencia del Rosario. Me permito decir que, dentro del Catolicismo, la oración más importante de todas las que tienen los simples fieles es el Santo Rosario. ¿Quieren rezar más? Recen más Rosarios.
1 “El Secreto Admirable del Santísimo Rosario”, San Luis María Grignion de Montfort, Ediciones “Capilla San Pío X”, Bogotá, Colombia, año 2017, página 20.
En un tercer punto veamos temas de actualidad por lo que padecemos hoy los católicos, lo que padecemos frente a toda esta falsificación de nuestro Catolicismo a través de la “Religión Moderna del Concilio Vaticano II”.
En esa falsificación del Catolicismo, modernización que ha creado un falso Catolicismo, todo ha sido cambiado. Y el Santo Rosario no se ha salvado, ni ha sido la excepción.
Podemos decir: Desde que la Santísima Virgen le dio el Rosario a Santo Domingo, los católicos siempre hemos rezado los tres tipos de misterios: Los Gozosos, los Dolorosos y los Gloriosos. Y parece que, durante 800 años, la Virgen nunca reparó, evidentemente, nada malo en ello; ni tampoco Ella lo hizo en tantas apariciones como ha habido, y tantas veces que Ella misma ha insistido en el rezo del Santo Rosario (en Lourdes, en La Sallette, en Fátima).
Pero parece que, a pesar de ello, los católicos hemos estado negligentes y descuidados, y lo hemos estado haciendo mal y en forma incompleta: Se nos había olvidado, en tantos siglos, un tipo de misterio. Pero por suerte llegó Juan Pablo II y él nos ha enseñado que los jueves no se tienen que rezar los Misterios Gozosos, como durante siglos y siglos lo hemos hecho, sino los “Luminosos”.
No nos olvidemos también que mientras Juan Pablo II “reinaba” se nos cambió también el Padrenuestro, y ya no hay que decir “deudas” sino “ofensas”. Juan Pablo II puso la Comunión en la mano (muy bien!). Él creó el nuevo Código de Derecho Canónico adaptado a todos los cambios del Concilio Vaticano II. Y en fin: Juan Pablo II fue tal vez uno de los “modernos” que más terminó de introducir y profundizar todas estas cosas “modernas” que padecemos los católicos desde el mencionado Concilio Vaticano II; sin olvidar su tesis y error en teología (tal vez herejía) que dice, o prácticamente dice, que todo el mundo se salva (incluso no queriéndolo).
Pero volviendo al Santo Rosario, por la fiesta de Nuestra Señora de Chiquinquirá: El verdadero católico no debe rezar los misterios “Luminososo” sino los misterios “Gozosos”, como siempre lo hemos hecho los católicos, y como debemos seguir haciéndolo. Tampoco debemos rezar el Padrenuestro moderno, diciendo “ofensas”, sino el Padrenuestro que toda la vida, todos los católicos hijos de España, hemos rezado diciendo “deudas”.
(Conclusión)
El rezo del Santo Rosario tiene como premio “La Salvación Eterna”. Ningún sacerdote católico puede dejar de insistir a sus fieles para que lo recen cada día, y obviamente nosotros los sacerdotes debemos hacerlo.
Entre los insultos y faltas de respeto de algunos sacerdotes modernos contra el Santo Rosario, escuchamos que es muy “tedioso” y “repetitivo”. Pues eso es, de paso, un insulto a la Santísima Virgen, que es más sabia que ellos y que lo hizo así. Y curioso premio tiene para ser repetitivo y tedioso: Uno se gana la Salvación y el Cielo.
Por otro lado, no es nada tedioso, y tiene muchas formas de rezarlo: Uno puede ir meditando mientras lo reza. O como se enseña en cuanto a los modos de rezar cualquier oración: Uno puede atender “ad litteram” (a la letra), “ad sensum” (al sentido), o “ad Deum” (atender a Dios y a lo que uno pide).
Pero veamos la Salvación Eterna a través del Santo Rosario. Veamos al ya mencionado dominico, del Siglo XV, al Beato Alain de la Roche (Alano de Rupe). Leemos otra vez a San Luis María Grignion de Montfort en nuestro librito:
«En fin, me contento con deciros, con el Beato Alano de la Rupe, que el Rosario es manantial y depósito de toda clase de bienes: 1°. Los pecadores obtienen el perdón… 3°. Los que están atados [v.gr.: por los pecados que no pueden dejar de hacer] ven sus lazos desatados… 5°. Los tentados hallan tranquilidad… 9°. Los vivos vencen la vanidad…. “Quiero –dijo un día la Santísima Virgen al Beato Alano- que mis citaristas [los devotos del Santo Rosario] obtengan la gracia y bendición de mi Hijo durante su vida, en la hora de la muerte y después de ella. Quiero que… alcancen la vida eterna”».2
Y hasta el gran Papa San Pío V, el Papa de la Misa Tridentina, el Papa de la Fiesta del Santo Rosario (7 de octubre: la Batalla deLepanto), dice algo muy paternal, para agregar detalles sobre el Rosario, y algo que necesitamos los seres humanos: “el Rosario fue establecido y dado a los fieles para procurarles más eficazmente el descanso y el consuelo espirituales”.3 Piensen; porque todos necesitamos estas cosas.
AVE MARÍA PURÍSIMA
2 “El Secreto Admirable del Santísimo Rosario”, San Luis María Grignion de Montfort, Ediciones “Capilla San Pío X”, Bogotá, Colombia, año 2017, página 77.
3 Ibídem, página 63