Apocalipsis sucinto.
(22 de octubre de 2020) P. Pío Vázquez.
(Introducción)
Queridos fieles:
Nos hallamos en el Domingo Vigesimocuarto y Último después de Pentecostés, último domingo del año litúrgico. El día de hoy la Santa Madre Iglesia propone a nuestra consideración, en el texto del Evangelio que está tomado de San Mateo (24,15-35), el discurso escatológico —llamado también Apocalipsis sucinto— de Dios Nuestro Señor Jesucristo, donde habla simultáneamente de la destrucción del Templo y del fin de los tiempos, siendo lo primero tipo o figura de lo segundo.
Por lo cual, hoy deseamos hablar de un tema relacionado con el final de los tiempos —que parecen los nuestros—: la conversión de los judíos. Nos basaremos en el Padre Castellani, en su libro El Apokalypsis de San Juan.
(Cuerpo 1: San Pablo y Conversión de los Judíos)
Primeramente, recordemos que la conversión de los judíos está claramente profetizada por San Pablo en su Epístola a los Romanos y que dicha conversión es un acontecimiento eminentemente escatológico, es decir, relacionado con la Segunda Venida de Dios Nuestro Señor Jesucristo. Veamos, pues, las palabras de San Pablo:
“No quiero que ignoréis, hermanos, este misterio (…): el endurecimiento ha venido sobre una parte de Israel hasta que la plenitud de los gentiles haya entrado; y de esta manera todo Israel será salvo; según está escrito: ‘De Sion vendrá el Libertador; Él apartará de Jacob las iniquidades (…)’”1.
La práctica totalidad de los intérpretes están de acuerdo en referir dichas palabras de San Pablo a la conversión final de los judíos; nos dice categóricamente: “todo Israel será salvo”.
(Cuerpo 2: Iglesia de Filadelfia)
Ahora bien, semejante acontecimiento, la conversión del pueblo judío, como bien hace notar el Padre Castellani, no puede no estar en alguna parte del libro del Apocalipsis, que es la profecía por excelencia (Apocalipsis significa revelación) referente a la Parusía y fin del mundo tal como lo conocemos, la consumación del siglo que dice la Escritura; dice el Padre Castellani, comentando una parte del mensaje a la Iglesia de Filadelfia:
“La conversión de los judíos en los últimos tiempos está profetizada por San Pablo de la manera más categórica. Nos parece imposible que un suceso tal (‘resurrección de un mundo’ le dice San Pablo) no esté marcado en el APOKALYPSIS. Nosotros lo vemos en este lugar, y en la visión de la Parturienta…”2.
En efecto, el texto que el Padre comentaba, el mensaje a la Iglesia de Filadelfia, hace alusión clarísima a la conversión de los judíos.
Allí leemos:
“He aquí que Yo te entrego algunos de la sinagoga de Satanás, que dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí que Yo los haré venir y postrarse a tus pies, y reconocerán que Yo te he amado”3.
Palabras sumamente claras sobre la conversión de los judíos. Es asimismo de notar que, según el Padre Castellani, dicha “Iglesia de Filadelfia”, en la cual se da la conversión del pueblo judío, representa la época de la Parusía, en la que ocurre la Segunda Venida de Dios Nuestro Señor Jesucristo en Gloria y Majestad.
(Cuerpo 3: La Mujer Coronada)
Veamos ahora el segundo lugar del Apocalipsis, donde el Padre Castellani cree está también indicada la conversión del pueblo judío.
Es el capítulo 12 del Apocalipsis, donde aparece la visión de la Mujer Coronada —que el Padre llama también visión de la Mujer Parturienta—. Veamos el texto de la Sagrada Escritura:
“Y una gran señal apareció en el cielo: una mujer revestida del sol y con la luna bajo sus pies y en su cabeza una corona de doce estrellas, la cual, hallándose encinta, gritaba con dolores de parto y en las angustias del alumbramiento”.
Dice el Padre Castellani al respecto: “Es, o bien la Virgen Santísima, o la Iglesia, o Israel, el ‘Israel de Dios’: no hay otras exégesis posibles. No conviene simplemente con María Santísima ni con la Iglesia…” 4. La Mujer del Apocalipsis no puede ser la Santísima Virgen María porque ella no dio a luz con dolores de parto; el parto de ella fue todo milagroso, sin dolor: Virgen antes, durante y después del parto.
1 Romanos 11, 25-27.
2 El Apokalypsis de San Juan, Padre Leonardo Castellani, Cuaderno I, Visión Primera: Mensajes monitorio-proféticos a las 7 Iglesias.
3 Apocalipsis 3,9.
4 Op. Cit., Cuaderno II, Visión Décima: La Mujer Coronada.
El texto de la Sagrada Escritura continúa, diciendo:
“Y se vio otra señal en el cielo y he aquí un gran dragón de color de fuego, con siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas. (…) El dragón se colocó frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo luego que ella hubiese alumbrado. Y Ella dio a luz un hijo varón, el que apacentará todas las naciones con cetro de hierro; y el hijo fue arrebatado para Dios y para el trono suyo. Y la mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios para que allí la sustenten durante mil doscientos sesenta días…”.
Comenta al respecto el Padre Castellani: “El Hijo Varón levantado al Trono de Dios es sin duda Cristo; y por cierto no el Cristo del Calvario sino el de la Parusía, ‘que ha de regir a las Gentes con cetro férreo’. Dar a luz a Cristo puede convenir solamente a María Santísima, a la Iglesia y a Israel. Excluidas las dos primeras (…) por no convenir en modo alguno a ellas las peripecias que aquí narra el Profeta [como ya dijimos, no puede ser María por lo de los dolores…], la visión significa el Israel de Dios [es decir, el pueblo judío convertido]…” 5.
Pero, ¿por qué —preguntará alguien— representa al pueblo judío una Mujer? Porque el pueblo judío en la Sagrada Escritura es constantemente representado bajo la figura de esposa de Yahvé, de Dios. Dice el Padre Castellani: “el Israel de Dios que tantas veces en los profetas es simbolizado por una Esposa, a la cual se promete el perdón de su infidelidad, la total purificación y el Desposorio final…”6. Y que dicha visión hace referencia a la conversión queda claro, si tenemos en cuenta que la mujer está dando a luz: los judíos concebirán y darán a luz espiritualmente a Cristo en sí mismos por la Fe en Él como Mesías Redentor y Dios verdadero; dice el Padre Castellani a este respecto: “Los judíos (…) van a concebir a Cristo por la Fe (…) y lo van a dar a luz con grandes dolores por la pública profesión de Fe…” 7. La referencia a los dolores de parto significa lo mucho que sufrirán los judíos conversos de parte del Anticristo, la dura persecución que moverá contra ellos; en el mismo capítulo 12 del Apocalipsis, leemos: “Cuando el dragón se vio precipitado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al varón…” 8.
Y, como habíamos dicho antes, según nos enseña el P. Castellani, la conversión del pueblo judío se da en el tiempo de la Parusía. En efecto ello queda claro por la cifra que da el texto: “para que allí la sustenten [a la Mujer que representa el pueblo judío convertido] durante mil doscientos sesenta días”; que equivale a los 42 meses o tres años y medio del reinado del Anticristo. En efecto, dice el Padre Castellani: “La visión designa indudablemente los tiempos parusíacos [es decir, próximos a la Venida de Cristo], marcada como está por
la cifra típica de 1.260 días, 42 meses, 3 años y medio que en San Juan repetidamente —y también en Daniel— marca el período del Anticristo” 9.
Surge la pregunta: ¿En qué momento será la conversión de los judíos?, ¿antes o después de la manifestación del Anticristo? Ello es un tema discutido en que no están de acuerdo los Santos Padres, como hace notar el Padre Castellani. Sin embargo, estimamos probable que sea antes de la manifestación del Hijo de perdición, debido a la predicación de Elías profeta, que hará al pueblo judío para su conversión.
5 Ibídem.
6 Ibídem.
7 Ibídem.
8 Apocalipsis 12, 1-6 y 13.
9 Op. Cit., Ibídem
(Conclusión)
Para concluir, simplemente recordemos, como decíamos, que la conversión del pueblo judío es un hecho eminentemente escatológico, que se halla en íntima conexión con la Segunda Venida de Dios Nuestro Señor Jesucristo. Por lo cual, en medio de esta Apostasía en el mundo y en la Iglesia que vivimos, roguemos por la conversión del pueblo judío; pidamos a Dios retire el velo que les impide ver y reconocer a Nuestro Señor Jesucristo. Pidamos mucho esto, pues si su conversión acontece, significará que estaremos mucho más próximos a la Parusía, que será el triunfo definitivo de Nuestro Señor y el fin de los males que estamos viendo y viviendo.
Quiera María Santísima rogar por la conversión del pueblo judío.
Ave María Purísima. Padre Pío Vázquez.