1º Domingo de Cuaresma 2021

Obras Cuaresmales.

(Domingo 21 de febrero de 2021) P. Pio Vazquez.

(Introducción) 

Queridos fieles: 

 El pasado miércoles fue Miércoles de Ceniza, es decir, hace escasos cuatro días que comenzó el tiempo penitencial por excelencia: la  Cuaresma. Por lo cual, hoy queremos hablar sobre las obras cuaresmales, sobre las cuales ya dijimos o adelantamos algunos conceptos  el pasado miércoles. 

 Recordemos, primeramente, una vez más cuáles son las dichas obras cuaresmales: ellas son oración, penitencia y limosna. Asimismo,  debemos tener bien presente que se llaman cuaresmales, no porque no se realicen durante el resto del año —en realidad, la vida de  todo católico debe ser vida de oración, penitencia y limosna—, sino porque en Cuaresma debe haber una mayor intensificación en esas  obras, debe haber mucha más oración, mucha más penitencia y mucha más limosna, es decir, Caridad para con los pobres. 

(Cuerpo 1: Oración) 

 Comencemos hablando de la oración

 La oración es sumamente importante, indispensable, en nuestras vidas, pues sin oración somos incapaces de hacer progreso alguno  en la vida espiritual. Esto es así porque —no lo olvidemos— poseemos una naturaleza caída, una naturaleza que se halla viciada por el  pecado; por esto somos, por un lado, fuertemente arrastrados al mal —al pecado— por las tentaciones que nos acometen, y, por otro,  nos hallamos revestidos de gran flaqueza y debilidad ante esas tentaciones, de manera que fácilmente sucumbimos ante ellas. 

 Ahora bien, la única forma de vencer a esta nuestra naturaleza caída es con la ayuda de Dios, con su gracia, y ésta solamente se  puede adquirir rezando, pidiéndola a Dios en la oración. De allí la gran importancia de la oración. Por eso es que San Alfonso María de  Ligorio pronunció las siguientes palabras: “el que ora se salva, el que no ora se condena”. Por lo cual, como vemos, no es un tema  menor; y si, por tanto, fallamos en esto, haciendo nada o muy poca oración, tenemos ahora en la Cuaresma una ocasión muy propicia para corregirnos. 

 Y así, algunos propósitos concernientes a la oración para esta Cuaresma podrían ser los siguientes: 

 1) Asistir, lo más que uno pueda, al Santo Sacrificio de la Misa. De todas las diversas oraciones que hay, la más grande y poderosa de  todas es la Santa Misa; ella es la oración por excelencia, pues es la renovación incruenta sobre los altares del Sacrificio redentor de  Cristo Nuestro Señor, por medio del cual se nos aplican los méritos infinitos de su Pasión y Muerte. Por lo cual, un excelentísimo  propósito para esta Cuaresma sería el de venir a Misa entresemana, elegir uno o varios días (o toda la semana, mejor aún) para  participar del Santo Sacrificio de la Misa. 

 2) Rezar a diario el Santo Rosario. Este es otro propósito muy excelente para la Cuaresma también, pues después de la Santa Misa, la oración más excelente que poseemos los católicos es el Santo Rosario. Y así, si alguno no acostumbra rezar con frecuencia el Rosario, sería grandioso que se proponga rezarlo todos los días durante la Cuaresma; me atrevo a decir que es “el propósito” que debería  elegir. Y si alguno ya tiene la saludable costumbre de rezar el Rosario a diario, podría agregar uno más y así rezar dos, es cuestión de  organizarse; y si ya rezaba dos, tal vez añadir un tercer Rosario y rezar así la Corona entera, todos los 15 misterios, durante la  Cuaresma. 

 3) Dedicar cada día unos 20 ó 30 minutos a la oración mental, a meditar sobre las verdades de la Fe. La meditación es muy  encomiada y recomendada por todos los santos y autores espirituales, y cuando se realiza como es debido, ayuda a volar por los  caminos de la perfección; de hecho, es el medio “ordinario” por el cual se llega a la contemplación, a la unión íntima con Dios. La  meditación puede versar sobre diversos temas, entre otros, las postrimerías, por ejemplo: la muerte, el juicio, el infierno, la gloria;  pensar y discurrir sobre estos temas. 

 4) Hacer las oraciones de la mañana y de la noche. Muchos hay que no las hacen. Por tanto, éste sería un buen propósito para la  Cuaresma: siempre encomendarse a Dios al inicio del día, dándole gracias por él y a la noche lo mismo, pidiéndole perdón por los  pecados cometidos. 

 5) Hacer examen de conciencia todos los días. Otro muy buen propósito. El examen de conciencia es muy elogiado por los autores  espirituales. Por tanto, dedicar 5 ó 10 minutos a la noche en recodar los pecados cometidos ese día y pedir a Dios perdón por ellos. Este propósito nos ayudaría a estar mejor preparados para nuestras confesiones. 

 Éstas son tan sólo algunas ideas sobre lo que podemos ofrecer que, evidentemente, no son exhaustivas. Lo importante es que  elijamos alguna oración u oraciones para hacer, entre las cuales, también puede estar el vía crucis, rezar las tres avemarías de la  perseverancia, dedicar alguna oración especial por la benditas almas del purgatorio, etc. 

(Cuerpo 2: Penitencia) 

 Pasemos ahora a decir algunas palabras sobre la penitencia.

 La penitencia también, como la oración, es muy importante, en nuestra lucha contra nuestra naturaleza caída; necesitamos de la  mortificación de nuestras pasiones para poder dominarlas y sujetarlas al espíritu, y no ser nosotros dominados “por la carne”.  Y así, algunas penitencias o mortificaciones que podríamos proponernos para esta Cuaresma pueden ser las siguientes: 

 1) Asistir a la Santa Misa. ¿Asistir a Misa, una penitencia? Sí, nos explicamos. Hoy en día, debido a la Crisis terrible que estamos  padeciendo gracias al Concilio Vaticano II, en el cual se operó la falsificación de nuestra Santa Religión Católica, la verdadera Misa, la  llamada tridentina, se encuentra en muy pocas partes; son pocos los lugares dónde se reza la verdadera Santa Misa.  Por lo cual, asistir a Misa hoy en día, para muchos, se ha vuelto una hazaña casi heroica, por la multitud de sacrificios que hay que  hacer para poder participar de la Santa Misa: las distancias, los insufribles trancones, los diferentes buses que hay que tomar, el cansancio que todo ello supone; los gastos que hay que hacer en combustible, taxis, buses, peajes, etc. Pensemos: una persona que  después de un largo día de trabajo, con todo el cansancio que eso supone, en vez de marcharse para la casa a cenar e irse a descansar,  decide desviar su camino para ir a la Misa, asistir a la misma y luego meterse al trancón para llegar tarde a su casa, cansado como está,  ¿no implica todo ello un gran esfuerzo y sacrificio? Más cómodo sería no ir a Misa y simplemente regresar a la casa. Y lo mismo sea  dicho del que madruga, restando horas a su descanso, para asistir temprano a la Misa e iniciar así su día. 

 2) Otro sacrifico que podemos hacer por Cuaresma es levantarnos más temprano o madrugar, privándonos así de horas de sueño o  descanso. Ofrecer a Dios levantarnos 15/30 minutos más temprano, por ejemplo. Y esta penitencia tiene la ventaja de que se puede  muy fácilmente combinar con la obra cuaresmal de la oración y así “matamos dos pájaros de un tiro”: Como propósito de Cuaresma  podemos levantarnos 30 minutos más temprano y e iniciar nuestro día rezando el Rosario o haciendo oración mental o asistiendo a  Misa por la mañana, como recién decíamos. 

 3) Hacer ayuno y abstinencia es también una muy buena opción. De hecho, el ayuno es la obra penitencial más propia de la  Cuaresma, pues ésta fue instituida para imitar en algún grado a Dios Nuestro Señor Jesucristo en sus 40 días de ayuno. Por tanto, sería  un buen propósito elegir algún o algunos días de la semana (martes y jueves, por ejemplo) para ayunar; el ayuno suele consistir en  tener únicamente una sola comida fuerte al día, permitiéndose, además de ella, dos pequeñas colaciones. Asimismo, además de la  abstinencia del viernes, podríamos elegir otro día en el cual no comer carne (por ejemplo, el miércoles). 

 4) Asimismo, sería muy bueno que en la Cuaresma redujéramos al máximo el uso de las redes sociales, formando el propósito de no  usar de ellas, si no es estrictamente necesario; esto nos ayudará a darnos más y mejor a la oración. Igualmente, sería magnífico  prescindir totalmente de películas, series, novelas, etc., durante todo el tiempo cuaresmal. 

 En definitiva, debemos, para la Cuaresma, elegir algo que nos cueste, que suponga para nosotros alguna privación o sacrificio. Sin  embargo, al momento de decidir qué hacer, tengan en cuenta que es mejor elegir pocas cosas y bien concretas, que muchas cosas o  demasiado extravagantes, pues muy fácilmente nos podemos ilusionar y proponernos cosas que no vamos a cumplir (¡voy a ayunar a  pan y agua toda la Cuaresma!); mejor elegir uno o dos sacrificios bien concretos y cumplirlos con la gracia de Dios. 

 Nota importante: Los domingos no se hace sacrificio, sino que ese día se descansa; y así si, por ejemplo, ofrecí a Dios por Cuaresma  levantarme durante la semana 30 minutos más temprano, el domingo no debo hacerlo sino que puedo dormir un poco más y descansar. 

(Cuerpo 3: Limosna) 

 Ahora digamos unas breves palabras sobre la tercera de las obras cuaresmales, la limosna

 En Cuaresma debemos intensificar las obras de Caridad para con los pobres, las ayudas que podamos hacerles. No debemos olvidar  que la limosna es muy importante en la espiritualidad católica y que ella tiene promesa de vida eterna; en la Sagrada Escritura leemos  que San Rafael Arcángel dijo a Tobías: “La limosna libra de la muerte, y es ella la que borra pecados y hace hallar misericordia y vida  eterna” (Cap. 12, vv. 8-9)”. 

 Por tanto, según la medida de nuestras posibilidades, intentemos hacer muchas limosnas, no sólo materiales, sino también  espirituales: instruyendo al que no sabe, corrigiendo con Caridad a nuestro prójimo, dando buenos consejos siempre que podamos,  perdonando de corazón a quienes nos hayan ofendido, consolando a los que se hallen atacados por la tristeza, teniendo paciencia con las imperfecciones de nuestro prójimo, y rezando mucho a Dios por vivos y difuntos, particularmente por la conversión de los pecadores  y por nuestros enemigos; practicando, en definitiva, las obras de misericordia espirituales. 

(Conclusión) 

 Por tanto, queridos fieles, si todavía no habíamos decidido qué íbamos a ofrecer a Dios Nuestro Señor durante la Cuaresma,  aprovechemos esta Santa Misa y mientras estemos en ella vayamos meditando qué propósitos ofreceremos a Dios. Como decíamos  antes, al momento de hacer la elección, mejor que sean pocos y bien concretos, en vez de cosas fantásticas que no cumpliremos.  Asimismo, para animarnos al sacrificio, veámoslo desde el punto de “vista positivo” —por expresarme así—, en el sentido de que es algo  que estamos ofreciendo a Dios, por amor a Él. 

 Quiera María Santísima otorgarnos a todos la gracia de poder tener una muy Santa Cuaresma que nos prepare a la Semana Santa. 

Ave María Purísima. Padre Pío Vázquez.