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3er Domingo después de Pascua 2017

San Atanasio, Patriarca de Alejandría, Doctor de la Iglesia.

(Domingo 7 de mayo de 2017) P. Altamira.

(Introducción)

Queridos fieles:

El martes pasado, día 2 de mayo, fue la fiesta de un gran santo: San Atanasio, Patriarca de Alejandría y Doctor de la Iglesia.
Además de haber sido un gran santo, no pocos rasgos o –mejor- hechos de su vida se relacionan con problemas que nos tocan vivir en estos finales de la Historia, razón por la cual hemos querido predicar sobre su vida, dejando de lado los textos de este Domingo III después de Pascua1.

(Cuerpo: Vida de San Atanasio)

Al menos dos temas se deberían profundizar sobre este gran santo del Siglo IV: La excomunión injusta e inválida que le fue aplicada durante su vida (sin embargo, hoy en día es un santo; ésa es la paradoja). Y su lucha contra la herejía arriana (los destierros que tuvo que sufrir por esto). El primer tema, si bien dentro de los problemas con el arrianismo, quedará tal vez para otro momento. Hoy nos centraremos en su lucha contra la herejía arriana.

Cuando entonamos el canto del Credo en la Misa, el Credo de Nicea, y decimos: “Et in unum Dominum Iesum Christum, Filium Dei unigénitum. Et ex Patre natum… Deum de Deo… Deum verum de Deo vero. Génitum, non factum, consubstantialem Patri…”, al cantar esta última expresión, consustancial al Padre”, acordémonos allí que fue San Atanasio el autor de esta luminosa fórmula de nuestra Fe, defendiendo que Cristo es Dios como el Padre, y que ambos tienen la misma y única sustancia o esencia o naturaleza: “consustanciales”, fórmula de nuestro Dogma Católico opuesta a los errores de la herejía arriana (la cual nació en esta época, con el obispo hereje Arrio). Los arrianos fueron sus enemigos jurados, y fueron implacables con él hasta su muerte; después veremos más.2

En esa época, Aquilas, Patriarca de Alejandría, ordenaba de sacerdote a un hombre ambicioso y astuto, el cual tenía también grandes cualidades y una vasta cultura. Se llamaba Arrio. Éste consiguió la regencia de una importante parroquia de Alejandría. Tenía a su cargo la explicación de la Sagrada Escritura.
Llevaba 8 años en estas labores, cuando el Patriarca Aquilas supo que Arrio enseñaba doctrinas extrañas, verdaderas herejías contra Dios Nuestro Señor Jesucristo.

Arrio sostenía que Jesucristo no había existido desde toda la eternidad, y que el llamado Hijo de Dios no era en realidad Dios, sino un hombre creado, pero el primogénito de los hombres creados.
San Alejandro, el sucesor de Aquilas, excomulgó a Arrio por estas cosas. Pero la sanción llegó tarde, el mal causado por Arrio era ya muy considerable, una buena cantidad de obispos se habían dejado arrastrar a favor de esta herejía, e inclusive se había difundido entre el pueblo sencillo. En ese mismo tiempo, el Patriarca San Alejandro, por la virtud y ciencia de Atanasio, le nombró como su secretario y le hizo diácono.
Pero volvamos al problema del arrianismo:

Se celebraron una buena cantidad de Concilios. Unos eran realizados por los partidarios del hereje. Otros por los verdaderos católicos, los cuales excomulgaban a Arrio. En la época, el Oriente Católico terminó ardiendo por estos temas, y toda la Iglesia Católica estaba amenazada con el mayor peligro que sufrió hasta entonces.
El Emperador Constantino, preocupado por tantas disputas y controversias, decidió poner fin a ello, y convocó a todos los obispos “de la tierra habitable” para realizar un Concilio. El lugar escogido fue Nicea, ciudad de Bitinia, en el Asia Menor (actualmente Turquía)3. En el mes de mayo del año 325, se congregaron 300 obispos. El mismo Emperador inauguró el Concilio. El diácono Atanasio enseguida se dio a conocer como el mayor adversario de los herejes arrianos; y recalcó el punto central: NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO ES DIOS. Fue San Atanasio el autor de la expresión de la consubstancialidad del Hijo con el Padre. Éste fue un punto clave en el Símbolo o Profesión de Fe de Nicea. Este famosísimo Concilio de Nicea condenó la herejía del arrianismo.
Cinco meses después del Concilio de Nicea, el Patriarca San Alejandro fallecía, habiendo designado antes como sucesor suyo al diácono Atanasio; el cual fue consagrado obispo el 7 de junio de 328, a los 32 años.

Para el año 335, y por influencia de los arrianos, el Emperador Constantino convocó otro Concilio, esta vez en la ciudad de Tiro, con la intención de conseguir una pacificación definitiva.
Con motivo de este Concilio, los arrianos acusaron a Atanasio de haber dado muerte a Arsenio, obispo de Hipselis, y paseaban por la ciudad un brazo, el cual supuestamente había sido cortado a dicho Arsenio por o bajo responsabilidad de Atanasio. Se abrió una información. Mas Atanasio se ingenió para dar con el paradero del supuesto muerto, el cual estaba vivo y oculto en un monasterio. Éste pidió perdón, y Atanasio a su vez le pidió que asista al Concilio de incógnito.
Cuando los arrianos acusaron nuevamente a Atanasio y sacaron de una caja el brazo seco de la supuesta víctima, San Atanasio, dirigiéndose a la Asamblea, preguntó quiénes y cuántos habían conocido personalmente a Arsenio, y que se sirvieran ponerse de pie. Luego, haciendo aparición, les mostró el pretendido muerto allí en frente de ellos, y les preguntó: “¿Es éste Arsenio a quien yo he matado y yo he hecho cortar su brazo?”. Fue un gran golpe contra sus enemigos arrianos.

[Primer destierro] A pesar de semejante golpe, sus enemigos no cesaron en sus propósitos, y al tiempo irrumpieron con una nueva acusación contra él, y una tal que impactó fuertemente en el ánimo del Emperador Constantino, y lo ganaron en contra de San Atanasio, el cual fue desterrado a las Galias durante 2 años hasta la muerte de Constantino en el año 3374. Cuando San Atanasio volvió a Alejandría fue recibido en forma triunfal y con gran alegría de su pueblo.

[Segundo destierro] Mas la alegría fue corta, pues al poco tiempo los arrianos consiguieron esta vez a uno de los hijos de Constantino, nos referimos al Emperador Constancio. Cuando el Imperio fue dividido, luego de la muerte de Constantino, a Constancio le había correspondido en herencia de su padre, entre otras posesiones, el África y en particular Egipto, donde vivía nuestro santo.
Para alegría de los arrianos, el Emperador Constancio había sido ganado a favor de la herejía de Arrio. Con estas influencias, los arrianos lograron reunir otro Concilio, esta vez en la ciudad de Antioquía, y a través de él depusieron a San Atanasio por segunda vez, y pusieron en su lugar a un sacerdote egipcio de nombre Pistos. Durante un año estuvieron ambos en la misma ciudad, y los dos partidos o seguidores recurrieron finalmente al Papa, el cual era San Julio I.
Estamos en el año 340. San Atanasio dejó Alejandría y se dirigió a Roma para entrevistarse personalmente con el Papa. El Papa confirmó a San Atanasio en su sede y condenó a los herejes arrianos con anatema. A pesar de esta sentencia, por las intrigas y lucha de sus enemigos, San Atanasio no pudo ser restablecido en su sede.

1 Nos hemos basado principalmente en una colección española llamada “El Santo de Cada Día”; Tomo III, día 2 de Mayo, páginas 21ss, Editorial Luis Vives, Barcelona-Madrid, año 1933, ESPAÑA.
2 San Atanasio nació en Egipto, -según parece- en Alejandría, en el año 296. Vivió 77 años. Murió en el año 373. Esta ciudad era en la época, por su cultura, la segunda capital del mundo después de Roma. Atanasio (la etimología de su nombre significa el que no muere), griego de educación, con una enorme tenacidad en la defensa de la Fe, y una gran independencia del poder civil, máxime resistiéndole si el poder civil quiere gobernar o legislar en contra de Dios y en contra de su Catolicismo. Atanasio era de baja estatura y de complexión enclenque, “¿qué puede llegar a hacer este hombrecillo?” (dijo una vez, despreciativamente, el Emperador Juliano Apóstata). Era también en cierto grado un asceta, fruto tal vez de haberse relacionado desde los 20 años con varios, pero sobre todo con el más famoso de todos los solitarios de los desiertos de Egipto, San Antonio Abad o San Antonio del Desierto.
3 Nicea es una ciudad cercana a Constantinopla (o Bizancio antes, hoy Istambul). Pero Istambul está sobre el pequeño territorio que Turquía tiene del lado Europeo, está sobre el Mar de Mármara, junto al estrecho de Bósforo (recordar que hacia el Occidente está el estrecho de los Dardanelos), Nicea se encuentra del lado oriental de Turquía.
4 Acusaron esta vez al santo obispo de Alejandría de haber monopolizado el comercio del trigo en dicha ciudad, para poder dar grandes limosnas entre los pobres, y que de esta manera él había causado la escasez y el hambre en la ciudad imperial de Constantinopla. El Emperador Constantino, tocado en lo sensible de su amor propio y de la ciudad que él mismo había fundado, no esperó que San Atanasio presentara su defensa, sino que dio la orden de aplicarle “el destierro” a las Galias, a la ciudad de Tréveris, en dicho año 335. Nuestro Patriarca fue alejado de su Patria y de sus ovejas hasta la muerte del Emperador, dos años después, en el año 337. Dicho sea de paso, el obispo hereje Arrio murió en el año 336, mas siguieron con su herejía todos sus partidarios.

Dos Concilios más tuvieron lugar, el de Roma (año 341) y el de Sárdica (año 344), ambos –entre otras disposiciones- fueron favorables a San Atanasio, mas tampoco pudo ser restablecido en su sede. Finalmente, San Atanasio fue restablecido en su sede de Alejandría por el mismo Emperador Constancio. Nuestro santo entró triunfalmente en su ciudad en octubre del año 3465. Distintos avatares sufría el Imperio Romano para entonces6 . Con la muerte de Constante y de Magnencio (éste en el año 353), el poder del Emperador Constancio se encontró sin cortapisas. Para más, el Papa San Julio I, el más sólido apoyo de San Atanasio, también murió por ese tiempo, exactamente en el año 352. Se celebraron dos Concilios, el de Arlés (año 353) y el de Milán (año 355). Constancio, en ambos, hizo alarde de despotismo: “Mi voluntad, dijo, es la norma que únicamente debe seguirse”. El nuevo Papa Liberio, fue arrestado, conducido a la Corte Imperial, y luego fue desterrado a Tracia.

[Tercer destierro] Frente al poder del Emperador Constancio, sólo quedaba San Atanasio. Reducirlo por amenazas era imposible; apoderarse de él a mano armada era muy arriesgado por su popularidad. En el año 356, se fraguó una sublevación popular en Alejandría. Mientras se celebraba la vigilia de una fiesta, matones contratados entre lo peor del pueblo irrumpieron en el templo. San Atanasio se resistió a abandonar su silla patriarcal, pero ante los apremios de estos hombres, los partidarios del santo lograron sacarlo en forma oculta de la ciudad para salvarle. Los rivales de San Atanasio colocaron en su lugar a Jorge de Capadocia, un hombre grosero y brutal. Reinó desde entonces el terror en Alejandría durante un año y medio, y corrió mucha sangre; fueron los mártires del Catolicismo asesinados por resistir y no aceptar la herejía arriana.
San Atanasio se dirigió hacia los desiertos del Alto Egipto. Los monjes del desierto lo recibieron como a un padre, recordaban que San Antonio le había dado su túnica al morir. San Atanasio anduvo errante de desierto en desierto hasta la muerte de Constancio en el 360. Fueron cuatro años. Durante esos años, nadie lo denunció, siempre fue protegido.
Cuando murió Constancio en el 360, fue reemplazado por el Emperador Juliano Apóstata, que al principio se mostró amigo del Cristianismo y luego fue su encarnizado enemigo. En esos comienzos, él benefició a San Atanasio, pues le levantó el destierro y le permitió volver.

[Cuarto destierro] Cuando pudo volver a su silla patriarcal de Alejandría, para reparar la pureza de la Fe Católica, una de las primeras cosas que hizo fue llamar a un Concilio.
Cuando estaba en los preparativos del Concilio, Juliano el Apóstata se quitó la máscara, y envió un edicto en el cual ordenaba a San Atanasio que abandonara inmediatamente su sede, y poco después envió tropas para tomarlo prisionero. En el año 362, San Atanasio huye una vez más. Pero 9 meses después, ya en el año 363, Juliano cae herido por una flecha en una expedición contra los persas y muere.
El nuevo Emperador Joviano dio días de paz a la Iglesia y restituyó a San Atanasio a su sede. Pero tan sólo 8 meses después fue encontrado muerto en la cama de su tienda cuando realizaba un viaje, era febrero del año 364. Tal vez fue envenenado.
[Quinto destierro y últimos años] El nuevo Emperador Valente dio un edicto por el cual volvió a desterrar a todos los obispos que habían vuelto a sus sedes. Finalmente, San Atanasio pudo volver por última vez a Alejandría en el año 366. Los últimos 7 años de su vida se pueden considerar como un descanso en comparación con los anteriores, aunque no cesa en su apostolado y trabajo, y en ser el fiel guardián y defensor de la Fe Católica y de la divinidad y consubstancialidad del Verbo. Había estado gobernando Alejandría por 46 años, ya en ella, ya en el destierro. Murió el 2 de mayo del año 373. Inmediatamente después de su muerte comenzaron a honrarle y fue uno de los primeros obispos no mártires que recibió culto público.

(Conclusión: San Atanasio, Arrio y Francisco)

San Atanasio fue el gran defensor del hecho y la Verdad de que Jesucristo es Dios. Frente a él tenemos, en ese Siglo IV, al obispo hereje Arrio quien negaba la divinidad de Cristo. Recapitulemos sobre Arrio:
Este obispo hereje (y condenado) enseñaba que Nuestro Señor Jesucristo no es Dios; que por lo mismo no existe desde toda la eternidad, sino que fue creado por Dios; Cristo es una de las criaturas pero la primera de ellas en la Creación; Jesucristo no es Dios en sentido propio y verdadero, mas se le puede decir “Dios” en sentido impropio, refiriéndose a que Dios le adoptó como hijo en previsión a sus méritos; estrictamente, Jesucristo es simplemente un hombre, mudable, y capaz de perfeccionamiento. Esta herejía fue condenada por el Concilio de Nicea (como dijimos).
Saltemos ahora al Siglo XXI, y nos preguntemos si Francisco no enseña o insinúa, como Arrio, que Jesucristo no es Dios.

Escuchemos esas ya famosas palabras de Francisco: «io credo in Dio. Non in un Dio cattolico, non esiste un Dio cattolico, esiste Dio. E credo in Gesù Cristo, sua incarnazione. Gesù è il mio maestro e il mio pastore, ma Dio, il Padre, Abbà, è la luce e il Creatore…», traducción: “yo creo en Dios. No en un Dios católico, no existe un Dios católico, existe Dios. Y creo en Jesucristo, su encarnación. Jesús es mi maestro y mi pastor, pero Dios, el Padre, Abba, es la luz y el Creador…”, en esta frase final (si bien todo es escandaloso), Francisco insinúa que Cristo no es Dios, sino que el Padre (solamente) es Dios [entrevista para el Diario Italiano “LA REPUBBLICA” (Roma): Francisco y Eugenio Scalfari (director del diario), 01/oct/2013, IL PAPA: COSÌ CAMBIERÒ LA CHIESA. Dialogo tra Francesco e Scalfari: “Ripartire dal Concilio, aprire a la cultura moderna”].

En el Siglo IV, ¿cómo terminó Arrio? Escuchemos el Martirologio Romano:
“Día 15 de julio… En Nísive de Mesopotamia, el triunfo de Santiago, obispo de aquella ciudad, varón santísimo, esclarecido en milagros y doctrina. En la persecución de Galerio Maximiano fue uno de los confesores que en el Concilio de Nicea condenaron la impiedad de Arrio, oponiéndole la palabra Homoúsion. Por sus oraciones y las del santo Obispo Alejandro, el mismo Arrio recibió en Constantinopla el castigo que merecía su impiedad, echando fuera las entrañas”. “Día 28 de agosto… En Constantinopla, San Alejandro Obispo, glorioso anciano, por cuya oración Arrio, condenado en el juicio divino, reventó por medio y arrojó las entrañas”.

En el Siglo XXI, ¿cómo terminará Francisco? Yo no lo puedo saber; me da miedo pensaar sea el Falso Profeta cuyo final está anunciado en el Apocalipsis:
“(cap 19 al final) Y la Bestia fue presa, y con ella el Falso Profeta, que delante de ella había hecho los prodigios, por medio de los cuales había seducido a los que recibieron la marca de la Bestia y a los que adoraron su estatua. Estos dos fueron arrojados vivos al lago de fuego encendido con azufre”, al Infierno.
La conciencia de Francisco queda para ser juzgada por Dios, yo no la conozco, no es nuestro asunto. Mas lo que sí es nuestro asunto es el enorme mal que él está haciendo. El sábado próximo, 13 de mayo, se cumplen los 100 años de Fátima. Dicen Francisco estará allí en Portugal para este aniversario.
Nosotros, aquí, haremos ese sábado algunas horas de Adoración al Santísimo, en reparación, y pidiéndole a la Santísima Virgen que Ella intervenga y haga algo; veremos si ocurren, o no, algunos hechos.

AVE MARÍA PURÍSIMA.

5 San Antonio del Desierto, aunque no pudo estar presente por su avanzada edad, entonó el Nunc dimitis por la alegría de ver finalmente triunfar la causa católica por la que tantas oraciones y mortificaciones había ofrecido.
6 Hagamos un paréntesis sobre algunos avatares del Imperio Romano en la época. Otros dos hijos de Constantino, nos referimos a Constante (que gobernaba, entre otros territorios, Italia) y Constantino II (que gobernaba las Galias, Britania e Hispania), rivalizaron entre sí por sus posesiones, y entraron en guerra. Constantino II, invadiendo Italia, fue vencido por su hermano Constante en la batalla de Aquilea y muerto en la misma. Constante quedó con los territorios del vencido. Estamos en el año 340. Diez años después, en el 350, en contra del Emperador Constante, se sublevó Magnencio –uno de sus generales- y con la ayuda de las tropas del Rhin, y después de casi todas las tropas de occidente, el mencionado general se declaró Emperador. Constante tuvo que huir para salvar su propia vida ayudado sólo por su círculo más íntimo. Los partidarios de Magnencio lo arrinconaron en una fortaleza de las Galias, cerca de los Pirineos, y lo mataron en dicho año 350. El Emperador Constancio interrumpió una campaña militar para dirigirse contra Magnencio. Se encontraron en la Batalla de Mursa Major en el año 351, donde las tropas de Magnencio fueron vencidas y forzadas a retroceder hasta las Galias. Italia quedó en poder de Constancio. Magnencio hizo un asalto final en 353 en la Batalla de Mons Seleucus, mas el resultado de la misma fue adverso hacia él, tras lo cual se suicidó arrojándose sobre su espada.