Fiesta de la Sagrada Familia, Indisolubilidad del Matrimonio y la fidelidad, 2a parte.
(Domingo 14 de enero de 2018) P. Altamira.
Queridos fieles:
Este domingo, en honor de LA SAGRADA FAMILIA: Jesús, María y José, y como continuación de su fiesta, queríamos seguir predicando sobre LA FAMILIA CATÓLICA, “tantísimo que fallamos los católicos en estos temas”.
Habíamos dicho es nuestra intención hacer 3 prédicas seguidas. Veremos, Dios mediante, si Él nos da licencia. La primera prédica (la semana pasada) fue sobre el Matrimonio; el fin primario y principal: tener niños, el ideal y la gloria católica de la Familia Numerosa; la esperanza y el deseo de que nuestros fieles tengan familias numerosas; el mundo feo y de pecado de la anticoncepción o planificación; el mal uso (muchas veces con pecado) del llamado “ritmo” o “días de infertilidad de la mujer”.
Hoy es la segunda prédica. Será también sobre el Matrimonio.
La tercera prédica será, Dios mediante, sobre la Educación de los hijos. Nos quedará en el tintero, para más adelante, una cuarta prédica sobre la fecundación in vitro (casi nadie sabe que ello es un pecado mortal), y sobre la donación de órganos (tampoco se sabe que en la mayoría de los casos, ante Dios, eso no se puede hacer, eso es un pecado).
(Cuerpo)
Pero yendo al Matrimonio, veamos primeramente los otros 2 elementos o propiedades esenciales: La indisolubilidad y la fidelidad.
Sobre LA INDISOLUBILIDAD, comencemos usando esa frase popular, pero bien cierta: “El Matrimonio es para toda la vida”.
-Algo tan básico, tan elemental, tan de nuestra cultura católica, y de nuestros países españoles. Mas sin embargo, tan contrariado y atacado por el mundo de hoy. ¿Cómo piensan muchos hoy en día? “El matrimonio es mientras nos llevemos bien”. Respondemos: “No señor; usted es libre de casarse, nadie le obliga, pero si se casa, se casa según lo que el Matrimonio es y no según lo que usted quiera inventar sobre el mismo”. El Matrimonio es para toda la vida, hasta la muerte.
-Y el mundo moderno dice “ es mientras nos llevemos bien”. Y si nos llevamos mal “hasta luego”, y a buscarse otro “amiguito” u otra “amiguita”. “Después de todo, tienes derecho a ser feliz, tienes derecho a rehacer tu vida, a buscarte otra persona”. Y ¡qué vergüenza!, los familiares y los parientes son muchas veces los primeros “en presentarle otra persona”. Qué vergüenza. Ya no nos queda nada de Catolicismo.
-Más tristeza nos dan las mamás ya mayores o hasta ancianas, ellas, que antiguamente eran el baluarte del cuidado de nuestra Religión Católica y de la moral en las familias, y ahora recibiendo como si nada a la hija con “el nuevo”, recibiendo la hija casada que llega con “el segundo”. Y más aun: Esas mamás que les brindan una de las habitaciones de la casa para que se queden a dormir, como si fueran legítimos esposos. O muy similar a esto: Las mamás que dejan al hijo o a la hija dormir en la propia casa con el novio o novia en una de las habitaciones. Y lo mismo hay que decir para hija o hijo en unión libre o concubinato; todo como si fueran esposos. Qué cuenta que van a dar a Dios esos papás o mamás que así hacen.
–La respuesta a todo lo anterior es: No, No, y No. Y repetir hasta el cansancio lo que las cosas “son”: El Matrimonio es para toda la vida, hasta la muerte. Y si dos esposos se llevaban tan mal, que se terminaron separando, solamente hay ante Dios dos soluciones: O cada uno se queda solo por su lado, o se vuelven a arreglar los esposos entre sí. Pero no pueden buscarse otra persona “para rehacer la vida”. Las cosas como son.
Ahora sobre LA FIDELIDAD DENTRO DEL MATRIMONIO.
-Eso llama a lo que en la definición del Matrimonio, según las mismas leyes de la Iglesia Católica, se denomina como “el derecho exclusivo”. En el Matrimonio no se puede meter una tercera persona. La fidelidad llama a respetar el Matrimonio y no cometer entonces adulterio con otro o con otra. El adulterio es antes que nada, y como todo pecado, algo contra Dios. También es algo contra el Pacto Sagrado que se asumió frente al altar. Y es algo contra la propia esposa o esposo, y contra los hijos. Es un pecado mortal que será muy severamente castigado por Dios.
-Y el mundo moderno͙ ¿qué dice? “Una aventura de vez en cuando no pasa nada”. Respondemos: “¿No pasa nada?, cuando esté frente a Dios en su juicio particular me avisa por favor si no pasa nada”. Para el mundo moderno cometer adulterio es “una gracia” (algo gracioso), o una fanfarronería para comentar entre los amigos. Y el número de adulterios en este mundo es increíble, traicionando las cosas más sagradas como si nada. El trabajo en las oficinas, por dar un ejemplo: El nivel de inmoralidad y promiscuidad entre compañeros de trabajo es muy grande. Sabrá Dios cuántos adulterios.
-Dicho sea de paso: Un hombre casado no se va a almorzar “a solas” con una compañera de trabajo, o una dama casada no se va a almorzar “a solas” con un compañero de la oficina; cuanto mucho podrá ser un almuerzo entre todos o varios de la oficina. Alguien casado normalmente no hace programas a solas con una mujer que no sea su esposa, o al revés: con un hombre que no sea su esposo. Eso es puro sentido común. Muchas veces así empiezan los problemas y los “malos” enamoramientos.
Ahora un tema importantísimo e interesantísimo: EL ROL DEL HOMBRE Y EL ROL DE LA MUJER EN EL MATRIMONIO. Primero veamos algo sobre LA AUTORIDAD.
-Dios ha constituido la naturaleza del Matrimonio donde la autoridad es el esposo, y “la reina” (pero número dos) es la esposa. El mundo moderno dice que el hombre y la mujer son iguales, tan absurdo y falso, que basta ver, mirar u observar a cada uno para darse cuenta de que ello no es así. O peor, ya más adentro aun del feminismo, decir que la mujer es superior al hombre.
–Ahora bien, que Dios le haya dado la autoridad al marido, no significa que éste tenga que ser un tirano o un déspota en el ejercicio de esa autoridad. Y si un esposo usa de su autoridad así, tendrá que rendir cuentas a Dios, pues estaría usando mal, algo que Dios le dio para que usara bien, para que se hiciera un santo y dirigiera santamente a su familia; y no para pecar al usar su autoridad dentro de ella. Allá verán ante Dios esos esposos que usan mal su poder y su autoridad. Pero tampoco podemos decir que la mujer sea igual al hombre, porque eso es una falsedad.
Ahora sí hablemos propiamente sobre LOS ROLES DENTRO DEL MATRIMONIO.
-Santo Tomás de Aquino, con mucho sentido común, dice en la Suma Teológica, que hay actividades que son más propias del hombre, y hay actividades que son más propias de la mujer. El problema es que en el mundo moderno: El hombre no es hombre, y la mujer no es mujer. Estamos haciendo “medios-hombres”, y “medias-mujeres”, cuando no peor. Y el hombre moderno no quiere o no sabe ser “un verdadero hombre” (en el sentido más noble de la palabra). E igualmente la mujer: ella no quiere o no sabe “ser una verdadera mujer” (en el sentido más hermoso y más noble de la palabra). Esos son los productos cada vez más antinaturales del mundo de hoy: El medio-hombre y la medio-mujer (cuando no se llega a la contranaturaleza).
-Y este es uno de los tantos motivos por los cuales los Matrimonios modernos fracasan, se rompen, se separan, se divorcian: Por no cumplir los roles naturales, sanos, y normales, de lo que es un verdadero hombre y una verdadera mujer.
En relación a esto último que hemos dicho, expliquemos ahora sobre MATRIMONIO Y PATRIMONIO.
–NUESTRA CULTURA Y CIVILIZACIÓN OCCIDENTAL Y CRISTIANA, entre los múltiples legados que nos ha transmitido a través de nuestro Catolicismo, nos muestra la herencia de Roma, de la Antigua Roma, de los griegos, y en realidad -en este punto- de toda cultura sana. Hay dos palabras, dentro de nuestra Civilización Occidental, que expresan -si bien no todo- lo que tiene de más esencial el rol de un verdadero hombre y lo más esencial del rol de una verdadera mujer.
La primera palabra es, casualmente, MATRIMONIO.
-¿Alguna vez se han puesto a pensar de dónde viene o cómo se formó esa palabra? La palabra “Matrimonio” viene por supuesto de nuestros antepasados romanos, en latín “Matrimonium”, y la etimología parece mostrar que se formó (o deriva) de la contracción o unión de dos palabras latinas: “matris” (que significa: de la madre) y “munus” (que significa: oficio)1. De allí que: “Matrimonio significa OFICIO DE MADRE”. Así es, oficio de madre. Qué curioso, ¿no?
-Nos podemos preguntar: ͎Los romanos eran “bobos” y daban los nombres a sus instituciones porque sí, o tal vez querían expresar, con el mismo nombre, lo que la cosa tiene de más esencial?: OFICIO DE MADRE. San Agustín dice porque “la mujer debe casarse principalmente para ser madre, y porque engendrar, alumbrar y educar la prole -los hijos- es oficio de la madre” (Contra Faustum l.19 c.26, ML 42,365).
-Otra vez: Qué curioso, los romanos eran “tontos”. En un Matrimonio evidentemente que hay un hombre y una mujer, y los romanos al momento de dar un nombre a la institución matrimonial, el que es “olímpicamente ignorado” es el hombre, y la palabra se marca totalmente por el lado de la mujer, “MATRIMONIO: OFICIO DE MADRE”. Volvemos a decir: Así lo hicieron porque sí, ¿o con la misma palabra intentaron marcar lo que tiene de más esencial?: OFICIO DE MADRE. Vean cómo uno va entendiendo cuál es el rol más importante o esencial en una dama.
Veamos ahora la segunda palabra, la cual es PATRIMONIO.
-En total paralelo con la palabra “Matrimonio” existe otra que es “PATRIMONIO” o “Patrimonium” en latín.
-El Patrimonio, en su sentido general, son los bienes materiales, riqueza, algo medio o pobreza de una familia, es el conjunto de sus bienes.
-¿De dónde viene? Es otra vez la contracción o unión de dos palabras latinas: “patris” (que significa: del padre) y “munus” (que significa: oficio). De allí que: “Patrimonio significa OFICIO DE PADRE”. Porque es propio del padre, del hombre, del esposo, sostener su casa, sostener su familia, ganar el sustento, cubrir las necesidades materiales de su hogar.
-Nuevamente: Qué curioso, en el Matrimonio evidentemente hay un hombre y una mujer, y el hecho de ser ricos, medianos o pobres, van repercutir o influenciar tanto sobre el hombre como sobre la mujer; pero los romanos al momento de dar un nombre a esto, la que ahora es ignorada “olímpicamente” es la mujer, y la palabra se marca totalmente por el lado del hombre, “PATRIMONIO: OFICIO DE PADRE”.
-Volvemos a los mismo: Los romanos eran “tontos” y llamaban a las cosas porque sí, ¿o tal vez con la misma palabra querían mostrar lo que tiene de más esencial el rol de un hombre, de un padre de familia: sostener su hogar, ganar el dinero para los bienes materiales?
Miren cuánta luz dan, en este caso, dos palabras tan sólo: MATRIMONIO Y PATRIMONIO, OFICIO DE MADRE Y OFICIO DE PADRE.
Y miren cómo ayudan para comprender lo que es un verdadero hombre y una verdadera mujer, y sus roles (no los únicos, pero sí los más esenciales): Tener niñitos y cuidarlos y hacerlos santos, para la mujer. Sostener económicamente su casa para el varón. Y si se entendiera bien esto, que es simplemente lo natural y lo normal, cuántas peleas y problemas familiares se evitarían, y cómo el Matrimonio se llevaría mejor, y hasta a veces se salvaría de una separación por saber los roles esenciales de cada uno.
–“Pero padre, a veces, gracias al trabajo de la mujer, pueden vivir y comer, porque el esposo se ha quedado sin trabajo”. Y bendito sea Dios que sea así y que ella sí tenga trabajo en ese caso. “La necesidad tiene cara de perro” dicen aquí, o “la necesidad tiene cara de hereje” oíamos nosotros en nuestro país.
-Pero lo anterior no obsta a que uno sepa distinguir lo que es una situación de excepción, frente a lo que es lo ideal, lo normal, lo natural, y tratar de solucionar la cosas según ese ideal: La mujer para los niñitos, para muchos niñitos, y el varón para sostener su casa, para ganar el sustento. Matrimonio y Patrimonio. “Zapatero a tu zapato”.
Me quedan como siempre muchos temas en el tintero͙ allí quedarán lamentablemente porque no hay tiempo.
Y con otros temas, y con la educación de los hijos, seguiremos, si Dios nos da licencia, la semana que viene.
AVE MARÍA PURÍSIMA.
1 En las Etimologías y en la formación de las palabras, sabemos que muchas veces los nuevos vocablos cambian, agregan o quitan alguna letra o vocal, como es el caso aquí con “Matrimonium” del latín, donde falta la “s” del genitivo “matris”, donde la “u” de “munus” ha sido cambiada por una “o”, y lleva la terminación en “ium” pues este sustativo ha quedado enunciado como nuetro de la segunda declinación latina.