Fiesta de Cristo Rey, El Liberalismo es Pecado, Sermón 2.
(Domingo 6 de noviembre de 2016) P. Altamira.
(Introducción)
Queridos hijos:
El domingo de la semana pasada tuvimos la Fiesta de Cristo Rey. Queríamos continuar desarrollando temas que están tratados en el libro que les recomendamos en ese momento, el libro de ese sacerdote español, el Padre Félix Sardá y Salvany, cuyo título es “El Liberalismo es Pecado”, libro que –ya lo dijimos- fue elogiado por Roma, a través de la Sagrada Congregación del Índice, en el año 1887, bajo el Papa León XIII. Fueron examinados en ese momento dos libros, uno de nuestro sacerdote, y otro de otro padre que se le oponía. Esta Congregación Romana dijo en su parte respectiva:
“Por lo cual, dicha Congregación [del Índice] aquilató con maduro examen uno y otro opúsculo con las observaciones hechas; mas en el primero [“EL LIBERALISMO ES PECADO”] nada halló contra la sana doctrina [católica], antes su autor Don Félix Sardá y Salvany merece alabanza, porque con argumentos sólidos, clara y ordenadamente expuestos, propone y defiende la sana doctrina en la materia que trata…”
Veamos más temas enseñados por Don Félix Sardá y Salvany. Hoy queríamos hablar sobre el modo o la forma o la manera de atacar a quienes hacen daño por los errores o cosas malas que enseñan o defienden (por las doctrinas de ellos).
Estos temas también hacen a Cristo Rey, porque esos errores o cosas malas dañan el Bien Común de las sociedades católicas, dañan el buen gobierno, dañan a los fieles católicos: a la Iglesia Católica, al Estado católico (si existiera), a la parroquia católica, a una capilla.
(Cuerpo 1: De la Caridad en lo que se llama las formas –o maneras- de la polémica…; capítulo 22 de nuestro libro)
Comencemos dando algunas pinceladas del Padre Sardá sobre la polémica, sobre la pelea, sus formas y maneras. El padre hablará sobre el Liberalismo y los liberales, pero por derivación hablará también en general de cualquier persona que difunda el error:
« (1°) Puede claramente el católico decir a su adversario liberal, que lo es… Si tal autor o periodista o diputado empieza por jactarse de Liberalismo… ¿qué injuria se le hace en llamarle liberal? Es principio de derecho: Si palam res est, repetitio iniuria non est [Si la cosa es pública, no es injuria el sacar eso a colación]…
(2°) Dado que el Liberalismo es cosa mala, no es faltar a la Caridad llamar “malos” a los defensores públicos y conscientes del Liberalismo [o de cualquier otra doctrina errada o mala; es puro sentido común]… Los católicos de hoy no hacemos innovación en este punto; nos atenemos a la práctica constante de la antigüedad. Los propaladores y fautores de herejías han sido en todos los tiempos llamados “herejes”… El lobo fue llamado siempre lobo a secas, y nunca se creyó hacer mala obra al rebaño ni a su dueño [Dios] con llamarle y apostrofarle así.
(3°) Si la propaganda del bien y la necesidad de atacar el mal exigen el empleo de frases duras contra los errores y sus reconocidos corifeos, éstas pueden emplearse sin faltar a la Caridad…
El Bautista empezó por llamar a los fariseos “raza de víboras”.
Cristo Dios no se abstuvo de apostrofarlos con los epítetos de “hipócritas, sepulcros blanqueados, generación malvada y adúltera [hijos del diablo]”…
San Pablo decía de los cismáticos de Creta, que eran “mentirosos, malas bestias, barrigones, perezosos”…
Si abrimos las colecciones de los [Santos] Padres, no topamos más que con rasgos de esta naturaleza, que no dudaron en emplear a cada paso…
San Jerónimo… se ve que el santo controversista les tenía afición a esos modos de desautorizar al adversario… [Por ejemplo] atacando al mismo Vigilancio, que negaba la excelencia de la virginidad y del ayuno, pregúntale con festivo donaire “si lo predicaba así para no perder el consumo de su taberna” [pues Vigilancio había sido tabernero con anterioridad]…
¿Qué diremos de San Juan Crisóstomo en su famosa invectiva contra Eutropio, que en personal y agresiva no tiene comparación sino con las tan agrias de Cicerón…? (…).
El melifluo San Bernardo no era ciertamente de miel al tratar con los enemigos de la Fe. A Arnaldo de Brescia (gran agitador liberal de su siglo) le llama con todas las letras “seductor, vaso de injurias, escorpión, lobo cruel”.
El buen Santo Tomás de Aquino olvida la calma de sus fríos silogismos para dirigirse en vehemente apóstrofe contra su adversario Guillermo de Saint-Amour y sus discípulos, y llamarlos a boca llena “enemigos de Dios, ministros del diablo, miembros del Anticristo, ignorantes, perversos, réprobos”…
El dulcísimo San Buenaventura increpa a Geraldo con los epítetos de “imprudente, calumniador, espíritu maléfico, impío, impúdico, ignorante, embustero, malhechor, pérfido e insensato”…
San Francisco de Sales, que por su exquisita delicadeza y mansedumbre mereció ser llamado viva imagen del Salvador: ¿Creéis que les guardó consideración alguna a los herejes de su tiempo y país?… Pues bien, con los enemigos de su Fe no guardaba clase alguna de temperamento o consideración. Preguntado por un católico si podía decir mal de un hereje que esparcía sus venenosas doctrinas, le contestó: “Sí, podéis, con tal que no digáis de él cosa contraria a la Verdad, y sólo por el conocimiento que tengáis de su mal modo de vivir; hablando de lo dudoso como dudoso, y según el grado mayor o menor de duda que sobre eso tengáis”. Más claro lo dejó dicho en su libro “Filotea”, libro tan precioso como popular. Dice así: “Los enemigos declarados de Dios y de la Iglesia deben ser vituperados los más que se pueda. La Caridad obliga a cada cual a gritar al lobo…” ».
(Cuerpo 2: Si es conveniente al combatir el error, combatir y desautorizar la persona del que lo sustenta y propala; capítulo 23)
Veamos otra enseñanza del Padre Sardá y Salvany. Corresponde al Capítulo 23 de su libro, cuyo título es: “Si es conveniente, al combatir el error, combatir y desautorizar la personalidad (la persona) del que lo sustenta y propala”. Escuchemos:
«¿es conveniente al combatir el error… cebarse y encarnizarse en la personalidad del que lo sustenta? Responderemos a eso que muchísimas veces sí, es conveniente, y no sólo conveniente, sino indispensable y meritorio ante Dios y ante la sociedad… Las ideas malas han de ser combatidas y desautorizadas, se las ha de hacer aborrecibles y despreciables y detestables a la multitud, a la que intentan embaucar y seducir. Mas da la casualidad de que las ideas no se sostienen por sí propias en el aire, ni por sí propias se difunden y propagan, ni por sí propias hacen todo el daño a la sociedad. Son como las flechas y las balas que a nadie herirían si no hubiese quien las disparase con el arco o el fusil. Al arquero y al fusilero se deben dirigir, pues, primeramente los tiros del que desee destruir su mortal puntería [la puntería de los que difunden el error], y todo otro modo de hacer la guerra sería “tan liberal como se quisiese”, pero no tendría sentido común… lo primero y más eficaz es dejar inhabilitado al tirador [a la persona que difunde el error]. Así, conviene desautorizar y desacreditar su libro, periódico o discurso; y no sólo esto, sino desautorizar y desacreditar en algunos casos su persona. Sí, su persona, que éste es el elemento principal del combate, como el artillero es el elemento principal de la artillería… Se le pueden, pues, en ciertos casos sacar en público sus infamias, ridiculizar sus costumbres, cubrir de ignominia su nombre y apellido. Sí, señor; y se puede hacer en prosa, en verso, en serio y en broma… Sólo debe tenerse en cuenta que no se ponga en servicio de la justicia la mentira… recuérdese aquel dicho de Crétineau-Joly: La verdad es la única Caridad permitida a la Historia… Los mismos Santos Padres que hemos citado prueban esta tesis. Aun los títulos de sus obras dicen claramente que, al combatir las herejías, el primer tiro procuraban dirigirlo a los heresiarcas [es decir: a los herejes, a las personas que sostenían la herejía]. Casi todos los títulos de las obras de San Agustín se dirigen al nombre del autor de la herejía: Contra Fortunato el maniqueo; Contra Adamancto; Contra Félix; Contra Secundino; Quién fue Pertiliano; Sobre las obras de Pelagio; Quién fue Juliano; etc1. De suerte que casi toda la polémica del grande Agustín fue personal, agresiva, biográfica… ¿De dónde ha sacado, pues, el Liberalismo la novedad de que, al combatir los errores, se debe prescindir de las personas, y aun mimarlas y acariciarlas? Aténgase a lo que le enseña sobre esto la Tradición Católica2…».
Se podría enseñar más pero no queremos extendernos.3 Sólo consideren que estas reglas se aplican para atacar a los que dañan el Bien Común, no para las relaciones humanas privadas o comunes (los problemas de familia, los amigos, un vecino, el prójimo en general).
(Cuerpo 3: Nuevos hechos de Francisco)
Hagamos ahora una aplicación práctica. En estos días ha sido noticia mundial, también por el día 31 de octubre, la visita de Francisco a Suecia con motivo de los 500 años del Protestantismo (se festejará durante un año, hasta el 31 de octubre de 2017). Se podrían decir muchas cosas; esta vez, para no alargarnos en análisis, lo dejamos al buen criterio “católico” de ustedes. Sólo resaltaremos extractos de la declaración conjunta de Francisco con los protestantes y su discurso allí. Primero la declaración conjunta:
Declaración firmada por Francisco en Suecia: “Declaración conjunta con ocasión de la Conmemoración conjunta Católico–Luterana de la Reforma (Lund, 31 de octubre de 2016): Con corazones agradecidos. Con esta Declaración Conjunta, expresamos gratitud gozosa a Dios por este momento de oración en común en la Catedral de Lund, cuando comenzamos el año en el que se conmemora el quinientos aniversario de la Reforma… Aunque estamos agradecidos profundamente por los dones espirituales y teológicos recibidos a través de la Reforma, también reconocemos y lamentamos ante Cristo que Luteranos y Católicos hayamos dañado la unidad visible de la Iglesia… Nuestra fe común en Jesucristo y nuestro bautismo nos pide una conversión permanente… nos comprometemos a seguir creciendo en la comunión fundada en el Bautismo, mientras intentamos quitar los obstáculos restantes que nos impiden alcanzar la plena unidad… Muchos miembros de nuestras comunidades anhelan recibir la Eucaristía en una mesa, como expresión concreta de la unidad plena… Anhelamos que sea sanada esta herida en el Cuerpo de Cristo. Éste es el propósito de nuestros esfuerzos ecuménicos… Pedimos a Dios inspiración, impulso y fortaleza para que podamos seguir juntos en el servicio, defendiendo los derechos humanos… Hoy más que nunca, comprendemos que nuestro servicio conjunto en este mundo debe extenderse a la creación de Dios… Uno en Cristo. En esta ocasión propicia, manifestamos nuestra gratitud a nuestros hermanos y hermanas, representantes de las diferentes Comunidades y Asociaciones Cristianas Mundiales, que están presentes y quienes se unen a nosotros en oración. Al comprometernos de nuevo a pasar del conflicto a la comunión, lo hacemos como parte del único Cuerpo de Cristo, en el que estamos incorporados por el Bautismo. Exhortación a los Católicos y Luteranos del mundo entero: Exhortamos a todas las comunidades y parroquias Luteranas y Católicas… En vez de los conflictos del pasado, el don de Dios de la unidad entre nosotros guiará la cooperación… Nosotros, Católicos y Luteranos, acercándonos en la fe a Cristo, rezando juntos… renovamos nuestra determinación para ser fieles heraldos del amor infinito de Dios para toda la humanidad”; http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=27670 .
Escuchemos ahora una noticia sobre el discurso de Francisco:
(InfoCatólica 31/ 10 /2016 http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=27668 ) Francisco ensalza la experiencia espiritual de Lutero… En un discurso pronunciado en la catedral luterana de Lund (Suecia), el papa Francisco ha destacado hoy la experiencia espiritual de Martín Lutero… Además ha asegurado que “con gratitud reconocemos que la Reforma ha contribuido a dar mayor centralidad a la Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia”. [Discurso de Francisco; extractos]: “(…) En este encuentro de oración, aquí en Lund, queremos manifestar nuestro deseo común de permanecer unidos a él [a Cristo]… Católicos y luteranos hemos empezado a caminar juntos por el camino de la reconciliación. Ahora, en el contexto de la conmemoración común de la Reforma de 1517, tenemos una nueva oportunidad para acoger un camino común, que ha ido conformándose durante los últimos 50 años en el diálogo ecuménico entre la Federación Luterana Mundial y la Iglesia Católica… Tenemos la oportunidad de reparar un momento crucial de nuestra historia… (…) había una voluntad sincera por ambas partes de profesar y defender la verdadera fe, pero también somos conscientes que nos hemos encerrado en nosotros mismos por temor o prejuicios a la fe que los demás profesan… El Papa Juan Pablo II decía: «No podemos dejarnos guiar por el deseo de erigirnos en jueces de la historia…» (Mensaje al card. J. Willebrands, Presidente del Secretariado para la Unidad de los cristianos, 31 octubre 1983)… Con gratitud reconocemos que la Reforma ha contribuido a dar mayor centralidad a la Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia. A través de la escucha común de la Palabra de Dios en las Escrituras, el diálogo entre la Iglesia Católica y la Federación Luterana Mundial, del que celebramos el 50 aniversario, ha dado pasos importantes… Lutero: La experiencia espiritual de Martín Lutero nos interpela y nos recuerda que no podemos hacer nada sin Dios… Como se sabe, Lutero encontró a ese Dios misericordioso en la Buena Nueva de Jesucristo… (…) «Danos el don de la unidad para que el mundo crea en el poder de tu misericordia». Éste es el testimonio que el mundo está esperando de nosotros… Juntos podemos anunciar y manifestar de manera concreta y con alegría la misericordia de Dios, defendiendo y sirviendo la dignidad de cada persona…”.
(Conclusión: ¿Qué pensar de Francisco?)
Ya que en este sermón hemos enseñado, siguiendo al Padre Sardá y Salvany, cómo debe ser la lucha católica contra los herejes y contra los que difunden errores, nos preguntamos qué debemos decir de Francisco. Frente a cualquier religión falsa (los Luteranos incluidos), el católico trata, como siempre hemos hecho a través de los siglos, de convertir esas personas hacia la única verdadera religión: El Catolicismo. Esto no es ni hace la falsa iglesia de Francisco.
Como uno se olvida de las cosas, y siempre hay cosas nuevas, es bueno dar o repetir unos “tips” sobre Francisco, sus palabras, sus acciones. Por ejemplo, cuando él nos enseñó y dijo: “Creo en dios, no en un Dios católico, no existe un Dios católico”; por lo tanto él no cree en la Santísima Trinidad, ni existe la Santísima Trinidad. O sus acciones: Cuando realizó Asís IV hace unos meses atrás (con todas las religiones del mundo; -creo- unos 500 líderes de ellas); o en una “misa” de Jueves Santo: cuando lavó los pies a un transexual con aspecto de mujer que se hace llamar “Isabel de Lisboa” y en esa “misa papal” se le dio la comunión a dicho transexual; o cuando recibió en la Nunciatura de Washington a un antiguo alumno de Argentina, que ahora es homosexual, junto con su novio o esposo hombre, sin problema (con “besito” para uno y “besito” para el otro); o en Suecia donde –según entiendo- lo recibió una “obispa” (u “obispesa”) luterana, la cual es lesbiana y vive con su “novia-esposo-mujer” (y creo que estas lesbianas hasta han adoptado un niño). Habría más pero dejamos allí.
¿Cómo concluimos? Concluimos diciendo que “eso” que preside Francisco no es la Iglesia Católica, sino una nueva religión falsa y una nueva iglesia falsa, la Iglesia del Concilio Vaticano II, que llevará a o es la “Iglesia del Anticristo” y su Religión Mundial. Concluimos diciendo que Francisco es un falso profeta y que él puede ser tal vez “El Falso Profeta” de la profecía del Apocalipsis. Y diciendo que Francisco está en la herejía.
Siendo las cosas así, gritamos “Veni Dómine Iesu”, “Ven Señor Jesús”, acelera tu Segunda Venida, tu Parusía, tu triunfo y tu Reino; porque solamente Cristo Dios puede arreglar este estado de cosas.
AVE MARÍA PURÍSIMA.
1 Estos nombres estaban en latín en el original del Padre.
2 Decía “cristiana” allí, pero para no sembrar confusión por el uso que se hace de esa palabra por los protestantes, hemos puesto “católica”.
3 Si vamos un poco para atrás en el libro del Padre, y fijémonos en su capítulo 21 cuyo título es “De la sana intransigencia católica en oposición a la falsa caridad liberal”. Veamos algunas enseñanzas: « [Alguien objetará :] ¡Qué modo de resolver la cuestión tan poco católico! ¿Son o no son prójimos, como cualquier otro, los liberales [los que enseñan el error, los que enseñan cosas falsas, cosas inconvenientes: son o no son prójimos]?… Ya se nos echa en rostro lo de la falta de Caridad. Vamos, pues, a contestar a este reparo… [Echar en cara una supuesta falta de Caridad:] Es, como muy a propósito ha dicho un autor, hacer bonitamente servir a la Caridad de barricada contra la Verdad… [Se debe saber que] se puede amar y querer bien al prójimo (y mucho) disgustándole y contrariándole… Todo estriba en examinar si, en aquello que se le disgusta o contraría o mortifica, se obra o no en bien suyo, o [en bien] de otro… o simplemente en mayor servicio de Dios… No lo entiende así el Liberalismo moderno [y tantos otros que están en el error]… [pues] da a los suyos una falsa noción de la Caridad, y aturrulla y apostrofa a todas horas a los católicos firmes, con la decantada acusación de intolerancia e intransigencia [o de falta de Caridad]». Nota : la palabra «católico» que hemos subrayado decía en realidad «cristiano», pero la cambiamos por lo dicho en la nota 2. El texto continuaba así: “Nuestra fórmula es muy clara y concreta. Es la siguiente: La suma intransigencia católica es la suma católica Caridad. Lo es en orden al prójimo por su propio bien, cuando por su propio bien se le confunde y sonroja y ofende y castiga. Lo es en orden al bien ajeno, cuando por librar a los prójimos del contagio de un error, desenmascara a sus autores y fautores, los llama con sus verdaderos nombres de malos y malvados, los hace aborrecibles y despreciables como deben ser, los denuncia a la execración común, y si es posible, al celo de la fuerza social encargada de reprimirlos y castigarlos. Lo es, finalmente, en orden a Dios cuando por su gloria y por su servicio se hace necesario prescindir de todas las consideraciones, saltar todas las vallas, lastimar todos los respetos, herir todos los intereses, exponer la propia vida y la de los que sea preciso para tan alto fin. Y todo esto es pura intransigencia en el verdadero amor, y por esto es suma Caridad, y los tipos de esta intransigencia son los héroes más sublimes de la Caridad, como la entiende la verdadera Religión. Y porque hay pocos intransigentes, hay en el día pocos caritativos de veras. La caridad liberal que hoy está de moda es en la forma el halago y la condescendencia y el cariño; pero es en el fondo el desprecio esencial de los verdaderos bienes del hombre y de los supremos intereses de la Verdad y de Dios”.