Etiqueta: Enseñanza Papas

6° Domingo después de Epifanía Sobrante Pentecostés 2018

Fiesta de Cristo Rey, Enseñanza de los Papas, Supplementum.

(Domingo 18 de noviembre de 2018) P. Altamira.

(Introducción)


Queridos fieles:

Durante años llevamos enseñando sobre documentos y encíclicas de los Papas en los cuales ellos reafirman la Verdad y condenan tantos errores modernos. Incluso les hemos dado aun listados de esos documentos para que los busquen y lean, pero la experiencia muestra que los fieles no buscan ni leen esas cosas, y así no se forman. Como no se forman, los fieles son o pueden ser constante “pasto” de errores modernos y males que se difunden, cosas que a veces ustedes asimilan “hasta sin darse cuenta de ello”. De allí que en algunas oportunidades, nuestros feligreses están movidos en sus ideas, en sus vidas y acciones, por “EL PENSAMIENTO MODERNO”, del cual nunca se acaban de expurgar, SIN ESTAR FIRMES EN LA VERDAD NI ARRAIGADOS EN ELLA. Y no están firmes en la Verdad ni arraigados en Ella, PORQUE NO CONOCEN LA VERDAD.

Por este motivo, nos decidimos a hacer una prédica más sobre Cristo Rey, pero esta vez para que tengan las mismas y propias palabras de los Papas sobre varios de estos temas de LA MODERNIDAD, para que vean esos errores; una prédica –si me permiten decir así- que será hecha por Papas, por varios Papas, y no por mí, para escuchar y saber las palabras de los Romanos Pontífices; con fuerza –por lo tanto- muy superior a la del simple sacerdote [nota: nos basaremos en el libro “La Iglesia y el Liberalismo”, Ed. Iction, Buenos Aires, Argentina, año 1985; citas tomadas de allí].

(Cuerpo)

Escuchemos primero al PAPA PÍO VI (añoS 1775 a 1799), el cual gobernó la Iglesia Católica en la época de la Revolución Francesa:
a) En su “Alocución al Consistorio” dada el 9 de marzo de 1789, en el año mismo de la Revolución Francesa, se expresa en contra de los decretos que van siendo establecidos en Francia, por ir ellos contra la Religión Católica (quitar la Confesionalidad Católica, etc); se expresa también en contra del supuesto derecho a la libertad de prensa. Escuchemos: “Estos decretos dictados por los Estados Generales de la nación francesa, atacan y sacuden a la Religión… Estos males tienen por origen las falsas doctrinas contenidas en los escritos envenenados y corruptores que circulan de mano en mano. Para dar curso libre a estos escritos, para facilitar la publicación e impresión de estos principios contagiosos, uno de los primeros decretos de la Asamblea asegura a cada individuo la libertad de pensamiento y de manifestarlo públicamente [libertad de prensa], incluso en materia religiosa… Después de esto, la Religión se vio cuestionada para saber si el culto católico debía o no ser mantenido como religión dominante del Estado [esto último, en contra de la Confesionalidad Católica del Estado]”.

b) Otro documento: Carta “Quod aliquantum”, 10 de marzo de 1791, también sobre los problemas de la Revolución Francesa. Primero el Papa se expresa sobre las normas contra el Catolicismo y -en relación a esto- nuevamente sobre la libertad de imprenta: “la Asamblea Nacional [de la Revolución Francesa] se ha atribuido el poder espiritual, habiendo hecho tantos nuevos reglamentos contrarios al Dogma… Pero esta conducta no asombrará a quienes observen que el efecto obligado de la Constitución decretada por la Asamblea [de la Revolución Francesa] ES EL DE DESTRUIRLA RELIGIÓN CATÓLICA , y, con ella, la obediencia debida a los reyes. Es desde este punto de vista que se establece, como un derecho del hombre en la sociedad, esa libertad absoluta que asegura no solamente el derecho de no ser molestado por sus opiniones religiosas [libertad religiosa], sino también la licencia de pensar, decir, escribir, y aun hacer imprimir impunemente en materia de religión todo lo que pueda sugerir la imaginación más inmoral; derecho monstruoso [aquí está incluida la libertad de prensa y no con un adjetivo elogioso, el Papa la llama derecho monstruoso]”.

b bis) Más adelante, el Papa recordará sobre el origen del poder, el cual viene de Dios, y -por contraposición- son palabras en contra de la soberanía popular: “Que cada individuo sea sumiso a los poderes, dice San Pablo, TODO PODER VIENE DE DIOS…”. En el mismo documento, habla censurando la libertad sin freno y el origen de ésta a partir de herejes famosos: “para hacer desvanecer del sano juicio el fantasma de una libertad indefinida, sería suficiente decir que éste fue el sistema de los [herejes] valdenses y los begardos… que luego los Wiclefs y finalmente Lutero se sirvieron del mismo atractivo de una libertad sin freno para acreditar sus errores: “nos hemos liberado de todos los yugos” gritaba a sus prosélitos ese hereje insensato” [se refiere al hereje Martín Lutero].

c) Ahora la Encíclica “Adeo nota”, del 23 de abril de 1791. Aquí el Papa sigue hablando de los problemas de la Revolución Francesa, y trae a colación la famosa “Declaración de los Derechos del Hombre” (del 26 de agosto de 1789). Es una encíclica dada a la ciudad de Carpentras “y las otras comunidades del Condado”, pues en dichos lugares han tomado la mencionada declaración. Escuchemos al Papa: “Es inútil hablar aquí en detalle de todas las deliberaciones que se realizaron en la asamblea del Condado. Nos es suficiente recordar: 1) Los 17 artículos sobre los Derechos del Hombre, son una repetición fiel a la Declaración hecha por la Asamblea Nacional de Francia [de la Revolución Francesa] de esos mismos derechos, TAN CONTRARIOS A LA RELIGIÓN Y A LA SOCIEDAD…”. Y todos los pobres estudiantes de derecho, hasta el día de hoy, son enseñados “en adoración” a esa Declaración de los Derechos del Hombre (año 1789), la cual es uno es uno de los documentos fundamentales de la Revolución francesa (1789-1799), y la cual fue retomada y ampliada por la ONU en el año 1948.

En segundo lugar escuchemos a otro Papa, al PAPA PÍO VII (el cual gobernó la Iglesia Católica desde el año 1800 hasta el año 1823). Citaremos la Carta Apostólica “Post tam diuturnas”, del 29 de abril de 1814, sobre la Constitución Francesa decretada ese mismo año de 1814.
a) Separación de la Iglesia y del Estado, o dejar de lado -en el gobierno de los países- a la Religión Católica, la Confesionalidad Católica de los Estados. Dice el Papa: “gran dolor cuando vimos la nueva Constitución del reino, decretada por el Senado de París… [Esperábamos que] la Religión Católica, no sólo sería liberada de todas las trabas que se le habían impuesto en Francia a pesar de nuestras constantes reclamaciones, sino que, además, [pensábamos] se aprovecharían las circunstancias tan favorables para restablecerla con todo su esplendor y proveer a su dignidad. Ahora bien, hemos advertido en primer lugar que, en la Constitución mencionada, LA RELIGIÓN CATÓLICA HA SIDO IGNORADA… semejante omisión nos ha provocado aflicción, amargura y pena… Esta Religión Católica… NO SOLAMENTE NO FUE DECLARADA la única acreedora al derecho del apoyo de la ley y de la autoridad del gobierno en toda Francia, sino que fue enteramente omitida en el acto mismo del restablecimiento de la monarquía”.

b) En el mismo documento, escuchemos las palabras del Papa sobre la libertad religiosa: “Un nuevo motivo de pena, que nos aflige aun más vivamente y que, reconocemos, nos atormenta, nos agobia, y nos colma de angustia, es el Artículo 22 de la Constitución. En él, no sólo se permite la libertad de cultos [es decir: la libertad religiosa]… sino que se promete apoyo y protección a esa libertad y además a los ministros de esos supuestos cultos. Por cierto no hay necesidad de tantas explicaciones… la herida mortal que se infringe a la Religión Católica en Francia con este artículo. A causa del establecimiento de la libertad de cultos sin distinción alguna, SE CONFUNDE LA VERDAD CON EL ERROR, y se coloca en la misma línea de las sectas herejes y aun de la perfidia judaica A LA ESPOSA SANTA E INMACULADA DE CRISTO, LA IGLESIA, SIN LA CUAL NO EXISTE SALVACIÓN… Ésta es, implícitamente, la desastrosa y por siempre deplorable H E R E J Í A que San Agustín menciona en estos términos: «Ella [esta herejía] afirma que todos los herejes están en la buena senda y dicen la verdad, absurdo tan monstruoso que no puedo creer que una secta lo profese realmente» [San Agustín, “De Haerésibus”, n° 72].”. Pues esa “herejía” que llama San Agustín y el Papa Pío VII, es la que está totalmente en boga con y desde el Concilio Vaticano II, y a través de todos sus defensores y difusores, la falsa Religión Moderna.

c) También en el mismo documento, escuchemos lo que dice el Papa de la tan mentada –hasta nuestros días- libertad de prensa: “Nuestro estupor y nuestro dolor no han sido menores cuando leímos el artículo 23 de la Constitución, que permite y defiende LA LIBERTAD DE PRENSA , libertad que amenaza la Fe y las costumbres con enormes peligros y UNA CERTERA RUINA . Si alguien dudare, la experiencia de épocas pasadas será de por sí suficiente para enseñarle. Es un hecho plenamente constatado: la libertad de prensa ha sido el instrumento principal que ha depravado las costumbres de los pueblos en primer lugar [el comportamiento de la gente], luego ha corrompido y abatido su Fe, y finalmente ha soliviantado la sedición, la agitación popular y las revueltas…”. Hoy, a esa libertad de imprenta, hay que agregar: radio, TV, cine, publicidad, internet, whatsapp, etc.

En tercer lugar otro Papa, el PAPA GREGORIO XVI, quien gobernó la Iglesia Católica entre los años 1832 y 1846. Leeremos extractos de un documento famosísimo, la Encíclica “Mirari vos”, del 15 de agosto de 1832.
a) Veamos primeramente cómo define el Papa el Indiferentismo Religioso, su reprobación y condenación: INDIFERENTISMO, o sea, aquella perversa opinión, que se ha propagado amplísimamente por engaño de los malvados, según la cual puede el alma conseguir la salvación eterna profesando cualquier creencia [cualquier religión], con tal que las costumbres se ajusten a la norma de lo recto y honesto. Pero fácilmente expulsaréis de los pueblos confiados a vuestros desvelos, este error perniciosísimo, tratándose de una cosa tan clara y completamente evidente. Habiendo recordado el Apóstol que uno es Dios, una la Fe y uno el Bautismo [Efesios 4,5], TIEMBLEN LOS QUE PRETENDEN QUE EN CUALQUIER RELIGIÓN HAY UN CAMINO ABIERTO HACIA EL PUERTO DE LA BIENAVENTURANZA [es decir: DE LA SALVACIÓN ETERNA]… perecerán sin duda eternamente los que no poseen la Fe Católica y la conservan íntegra e inviolada. Si para conseguir la salvación eterna debemos mantener la Fe Católica “íntegra e inviolada”, qué decir de la tremenda falsificación que se realizó de nuestra Religión Católica, a través del Concilio Vaticano II, con la creación de esa nueva y falsa Religión Moderna. Por otro lado, dice “tiemblen”, tiemblen los que dicen que en cualquier religión hay un camino para la salvación; pues eso es tal cual lo que se dice en la Religión Moderna, incluyendo a Juan Pablo II, a Benedicto y a Francisco.

b) Veamos ahora qué dice el Papa sobre la libertad de conciencia, es decir la libertad de decir y expresar, privada y públicamente, cualquier tipo de pensamiento, idea u opinión: “De esta corruptísima fuente del indiferentismo, brota aquella absurda y errónea sentencia, o más bien delirio, de que se debe afirmar y vindicar para cada uno la absoluta libertad de conciencia. A este pestilente error abre camino aquella plena e inmoderada LIBERTAD DE OPINIÓN que, para daño de lo sagrado y profano, está tan difundida, repitiendo algunos insolentes que aquella LIBERTAD DE CONCIENCIA reporta provecho a la religión. Pero, ¡QUÉ MUERTE PEOR HAY PARA EL ALMA QUE LA LIBERTAD DEL ERROR!, decía ya San Agustín [S. Agustín, epíst. 166, cap II; en Migne PL 33, Epist 105, 10, col 400]. Porque ciertamente quitado todo freno que retiene a los hombres en la senda de la Verdad, y abalanzándose su naturaleza hacia el mal, con verdad decimos que está abierto el pozo del abismo [Apo 9,3] del cual vio subir San Juan el humo que oscureció el sol, y salir las langostas que invadieron la amplitud de la tierra. Porque de allí [de la libertad de expresar el error] nacen la turbación de los ánimos, la corrupción de los jóvenes, de allí se infiltra en el pueblo el desprecio de las cosas santas y de las leyes más sagradas… [las naciones y países] cayeron con sólo este mal…”.

c) Escuchemos, por fin y una vez más, la dureza con que el Papa se expresa con respecto a la libertad de prensa (suponemos que no estarán muy contentos con él los diarios y periodistas modernos): “Aquí tiene su lugar aquella PÉSIMA Y NUNCA SUFICIENTEMENTE EXECRADA Y DETESTADA LIBERTAD DE PRENSA para la difusión de cualesquiera escritos, libertad que con tanto clamor se atreven algunos a pedir y promover [qué adjetivos que utiliza el Papa para la libertad de prensa]. Nos horrorizamos, venerables hermanos, al contemplar con qué monstruos de doctrinas, o mejor con qué monstruos de errores nos vemos sepultados, con qué profusión se difunden por doquiera errores en innumerable cantidad de libros, folletos y escritos…”. Todos estos conceptos con que se expresa el Papa, o los Papas, se basan en el verdadero concepto de derecho: “Derecho es lo justo, to díkaion, o ius est quod iustum est”, y lo justo siempre está en relación a la Verdad y al Bien; no existe un derecho, no existe “lo justo”, en relación al error o al mal, o para difundirlo o publicarlo; esto es algo hasta de recto criterio o sentido común, y no solamente de la filosofía y de las ciencias jurídicas.

Nos han quedado en el tintero muchos Papas y sus documentos. El Papa Pío IX, el Papa León XIII, el Papa San Pío X, el Papa Benedicto XV (siempre lo decimos: no confundir con Benedicto XVI, que está aún vivo, y es un liberal, y es uno de los creadores del Concilio Vaticano II y de la falsa Religión Moderna); nos ha faltado el Papa Pío XI, y el Papa Pío XII. Todo esto quedará para el año que viene, si Dios nos da vida y licencia.

(Conclusión)

Las prédicas se hacen muy largas, pero son necesarias. Recordemos, para concluir, unas citas ya usadas, para nunca más olvidar, como católicos, que tanto el Liberalismo, como el Comunismo y el Socialismo, todos ellos son pésimos, todos ellos son anticatólicos, todos ellos han sido repetidamente condenados por la Iglesia Católica. Que nunca caigamos en el error de pensar en una falsa dialéctica, considerando que el Liberalismo es lo bueno y que es la verdadera oposición al Comunismo: Eso es falso. La única oposición a todos ellos es la Verdad, que es lo mismo que decir: La única oposición a todos ellos es el Catolicismo. El Liberalismo es tan malo como el Comunismo.

(1) Contra el Liberalismo: “Estas doctrina [las doctrinas del Liberalismo]… que repercuten poderosísimamente en el orden de la sociedad civil, han sido SIEMPRE condenadas por los Romanos Pontífices, nuestros predecesores…” (Encíclica “Immortale Dei”, año 1885). “Son ya muchos los que, imitando a Lucifer, del cual es aquella criminal expresión: no serviré, entienden por libertad lo que es una pura y absurda licencia. Tales son los partidarios de ese sistema tan extendido y poderoso, y que, tomando el nombre de la misma libertad, se llaman a sí mismos liberales”, (Encíclica “Libertas”, año 1888). Citas del Papa León XIII.

(2) Contra el Comunismo, la más famosa de todas las condenas: El Papa Pío XI, en su Encíclica “Divini Redemptoris” (año 1937): “Procurad, venerables hermanos, con sumo cuidado que los fieles no se dejen engañar. EL COMUNISMO ES INTRÍNSECAMENTE MALO, y no se puede admitir que colaboren con el Comunismo, EN TERRENO ALGUNO, los que quieren salvar de la ruina a la civilización cristiana. Y si algunos, inducidos al error, cooperasen al establecimiento del Comunismo en sus propios países, SERÁN LOS PRIMEROS EN PAGAR EL CASTIGO DE SU ERROR…(ap.60).

(3) Finalmente una condena conjunta para ambos, y también para el Socialismo, para la soberanía popular y otros errores: “De aquella herejía [se refiere el Papa a la herejía de la Reforma Protestante] nació en el siglo pasado la mal llamada filosofía, el llamado derecho nuevo, la soberanía popular, y esa licencia que no conoce freno y que es lo único que muchísimos entienden por libertad [esto para las doctrinas del Liberalismo; pero escuchen lo que sigue:]. De allí se llegó a las últimas plagas, a saber, el Comunismo, el Socialismo, y el Nihilismo, horribles monstruos de la sociedad humana y casi su muerte”, Encíclica “Diuturnum illud”, Papa León XIII (año 1881).

Pues bien, allí está la Verdad. No hemos hablado nosotros sino los Papas. Y los Papas se han cansado de enseñarnos. Pero los católicos no sabemos nada. Y lo peor es que ni nos interesa –en general- saber. Y así somos boba y constantemente engañados por el Mundo Moderno, y aceptamos sus errores y mentiras, en nosotros, en nuestras familias y en nuestras Patrias. Algo se debe hacer…

AVE MARÍA PURÍSIMA.