Las Tres Ranas del Apocalipsis, Castellani.
(Domingo 22 de noviembre de 2015) P. Altamira.
(Introducción)
Queridos hijos:
La Santa Iglesia Católica pone frente a sus sacerdotes ¡y para su predicación!, en dos domingos, el tema específico del Fin de los Tiempos, las profecías finales de la Sagrada Escritura. No decimos “fin del mundo”, sería un error, pues el mundo no se va a acabar sino que será transformado (“nuevos cielos y nueva tierra”); decimos “Fin del Tiempo” o “de los Tiempos”, cambiados o introducidos en una Metahistoria con la Segunda Venida Gloriosa de Dios Nuestro Señor Jesucristo. Éste es uno de esos domingos, es el “Último Domingo después de Pentecostés” (en general lleva el nº 24). El segundo es el próximo: Primer Domingo de Adviento.
La mayor parte de estas profecías “finales” se encuentran en el Apocalipsis de San Juan, que es el libro más importante sobre este tema. Pero también hay una buena cantidad en el Evangelio, en las cartas de San Pablo, en el Antiguo Testamento, etc, etc.
(Cuerpo 1: Leer el Apocalipsis, bienaventuranzas y maldiciones)
Primero una enseñanza general sobre el Apocalipsis. Los católicos debemos leer el Apocalipsis. Es un libro que tiene bienaventuranzas (para el que lo lea) y maldiciones (para el que lo cambie).
“Apocalipsis” significa revelación. En otra oportunidad, enseñábamos lo siguiente sobre la lectura y el estudio del Apocalipsis:
(a) Su lectura tiene una bendición de Dios, una bienaventuranza en el comienzo: (1,3) “Bienaventurado el que lee y los que escuchan las palabras de esta profecía y guardan las cosas en ella escritas; pues el momento está cerca”. ¡Y nadie lo lee, ni lo estudia!
(b) Tiene otra bendición de Dios, la segunda bienaventuranza, la cual está en el final: (22,6ss) “(6) Estas palabras son seguras y fieles… (7) Mirad que vengo pronto. Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro”.
(c) Y tiene una maldición de Dios, al final del libro, para los que cambien, mutilen o tergiversen el Apocalipsis: (22,18ss) “(18) Yo advierto a todo el que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguien añade a estas cosas, le añadirá Dios las plagas escritas en este libro; (19) y si alguien quita de las palabras del libro de esta profecía, le quitará Dios su parte del árbol de la vida y de la Ciudad Santa… (20) El que da testimonio de esto dice: Sí, vengo pronto. ¡Así sea, ven Señor Jesús! MARAN ATHA IOSHUÁ”.
Los padres, entonces, debemos predicar sobre el Apocalipsis: Es la profecía de nuestro triunfo final. Y nosotros creemos, y deseamos, y esperamos, que ya esté bien cercana su Segunda Venida. Así debe hacer un católico, porque es el triunfo de Cristo y es el triunfo nuestro. Y exclamar, y rezar, como las palabras de la Sagrada Escritura:
(Cuerpo 2: Las Tres Ranas del Apocalipsis)
Luego de esa enseñanza general, quería predicarles sobre “LAS TRES RANAS DEL APOCALIPSIS”.
Primero escuchemos el texto de la Sagrada Biblia al respecto:
“Capítulo 16,1ss: 1 Et audivi vocem magnam de templo, dicentem septem angelis: Ite, effúndite septem phíalas irae Dei in terram. 2 Et abiit primus, et effudit phíalam suam in terram…: Y oí una gran voz que procedía de adentro del Templo, la cual decía a los siete ángeles: Id, y arrojad hacia la tierra las siete fialas de la ira de Dios. Y salió el primero, y arrojó su fiala hacia la tierra…
12 Et sextus ángelus effudit phíalam suam in flumen illud magnum Euphraten : et siccavit aquam eius, ut praeparetur vía régibus ab ortu solis: Y el sexto ángel arrojó su fiala hacia aquel gran río, el Éufrates: y secó el agua de él, para que sea preparado el camino a los reyes del oriente. 13 Et vidi de ore draconis, et de ore bestiae, et de ore pseudoprophetae, spíritus tres immundos in modum ranarum: Y vi (salir) de la boca del Dragón, y de la boca de la Bestia, y de la boca del Falso Profeta, TRES ESPÍRITUS INMUNDOS A MODO DE RANAS. 14 Sunt enim spíritus daemoniorum facientes signa, et procedunt ad reges totíus terrae congregare illos in praelium ad diem magnum omnipotentis Dei: Son pues espíritus de demonios que hacen prodigios, y se dirigen hacia los reyes de toda la tierra para congregarlos para la batalla en el día grande del Dios omnipotente. 15 Ecce venio sicut fur. Beatus qui vígilat, et custodit vestimenta sua, ne nudus ámbulet, et videant turpitúdinem eius: He aquí que vengo como un ladrón. Bienaventurado el que vigila, y cuida sus vestidos, para que no ande desnudo, y (los otros) vean su desnudez. 16 Et congregabit illos in locum qui vocatur hebraice Armagedon: Y los reunirá en un lugar que es llamado Armagedón en hebreo”.
Aquí se habla de los castigos y portentos que se producen en la tierra a medida que se van derramando las siete fialas, o redomas, de la ira de Dios. Cuando el sexto ángel derrama su fiala, salen tres espíritus: Uno de la boca del Diablo (el texto dice “del Dragón”). Otro de la boca del Anticristo (el texto dice “de la Bestia”). Y el tercero de la boca del Falso Profeta (el texto dice “del Pseudo Profeta”). Y agrega que son “tres espíritus inmundos A MODO DE RANAS”. También se habla aquí del río Éufrates, que se seca para dejar el camino a los reyes del Oriente; del lugar llamado Armagedón; etc.
(Cuerpo 3: Enseñanzas del Padre Castellani)
Desde que éramos seminaristas en Argentina, a través –entre otros- de mi profesor de Sagrada Escritura, aprendimos a conocer y valorar las explicaciones exegéticas del Padre Castellani.
El Padre Leonardo Castellani, sacerdote argentino, de la antigua Compañía de Jesús (no de la actual y modernista “neo-Compañía de Francisco”), escribió mucho y muy bien sobre el Apocalipsis. Sus dos libros más importantes sobre este tema son: “Los Papeles de Benjamín Benavides” (escrito en el año 1947), y “El Apokalypsis de San Juan” (escrito en el año 1963).
Escuchemos algunas de sus enseñanzas sobre lo que recién leíamos en la Sagrada Escritura, las Tres Ranas del Apocalipsis:
“LAS TRES RANAS DEL APOKALYPSIS han hecho sudar el quilo y romperse el mate a los intérpretes; mas los Santos Padres, casi todos, han visto en ellas herejías; las últimas y novísimas. Son el liberalismo, el comunismo y el aloguismo o modernismo. El texto no dice «tres demonios», como tampoco congruye con el salir dos dellos de boca de dos hombres: el texto dice «espíritus», palabra que designa también un movimiento, una ideología o una teología, en todas las lenguas. (…) [Las herejías se] parecen a ranas, animal viscoso y lascivo, oculto y fangoso, vocinglero y aburridor, que repite sin cesar su croar monótono: Cuá, cuá, cantaba la rana… La democracia, cuá, cuá. Justicia social, cuá, cuá. Y la Humanidad, cuá, cuá. Canta el diabólico trío. Esta herejía política, difusa hoy en todo el mundo, que aún no tiene nombre y cuando lo tenga no será el propio suyo, que Newman el siglo pasado llamó «liberalismo religioso» –y por cierto vio en ella, como yo ahora, presagios del Anticristo-, que San Pío X llamó «modernismo», y Belloc «aloguismo», es el viejo naturalismo religioso que remonta a Rousseau y los Enciclopedistas; y en su raíz, si se quiere, al presbítero belga Baius (Michel Bay)… la cual es en su fondo la idolatría del Hombre, o de la Humanidad, el peor error posible, atribuido por San Pablo al A´nomos, como vimos. Mucho he escrito acerca della, me resumiré aquí. Consiste en una ADULTERACIÓN sutil del Catolicismo1 , al cual vacía de su contenido sobrenatural dejando la huera corteza, la cual rellena de inmediato «el espíritu que ama los sitios sucios y los lugares vacantes» con el antiguo «seréis como dioses».
Josef Pieper observó con justeza que el dicho la Religión es cosa privada y al Estado no le interesa, lema del liberalismo, comporta nombrar dios al Estado, poniéndolo por encima del Dios… privado. Es la ESTATOLATRÍA, tan vieja como el mundo, o por lo menos, como los Césares romanos, proclamada ahora abiertamente por Hegel: la adoración de la Nación, creación del hombre, «la más alta obra del intelecto práctico», que dice Santo Tomás; el cual añade, refiriéndose al antiguo culto de los Césares, que si el hombre deja de adorar a Dios, cae a adorar al Estado –a su nación, a su raza, a su «Ciencia», a su «Estética», a su poder bélico, a la «Libertad», a la «Constitución»- y a la Diosa Razón; a cuyas tres últimas deidades tributó culto la Revolución Francesa…” 2.
(Conclusión)
La semana que viene, Dios mediante, continuaremos con la explicación de este pasaje; hay mucho tema y muy interesante.
Terminamos con una poesía del mismo Padre, dedicada al pasado Siglo XX, cuando él vivió y murió (nació en noviembre de 1899, y falleció en al año 1981). Poesía sobre los finales y sobre el Anticristo. Poesía que igualmente se aplica a nuestro Siglo XXI:
AVE MARÍA PURÍSIMA
1 Literalmente decía “Cristianismo”, pero puesto que actualmente dicha expresión, más aun en Colombia, confunde al ser aplicadas a las sectas del Protestantismo, hemos preferido usar la palabra “Catolicismo” para ser claros en cuanto a lo que el P. Castellani se está refiriendo allí, y con mayor razón, puesto que en su época, la década de los 40’, no se prestaba a confusión, y todo el mundo entendía allí al Catolicismo.
2 “El Apokalypsis de San Juan”, Padre Leonardo Castellani, Editorial Vórtice, Cuarta Edición, 1990, Buenos Aires, Argentina, Visión 15ª, páginas 226-229.
3 Notas aclaratorias: [1] Literalmente, “todo veinte”; siglo neto, de peso específico propio y sin parangón con las épocas pretéritas; centuria en la que se realizó el Concilio Vaticano II y aparecieron los precursores del Anticristo… y en la que tal vez también éste haya nacido. [2] Del lunfardo argentino (ver nota 7); “me las guille”: me vaya con rapidez, desaparezca súbitamente; alusión del Padre Castellani a su muerte que avizoraba próxima, pues contaba en 1970 con 70 años de edad. [3] Una humorada del poeta; en realidad, entre su nacimiento (16 de Noviembre de 1899) y la muerte de Friedrich Nietzsche (25 de Agosto de 1900), transcurrieron poco más de nueve meses. [4] Personaje ficticio, del poema “Santos Vega”, obra del poeta argentino Rafael Obligado. Juan sin Ropa aparece al final de la poesía, y en un contrapunto de canto y guitarra, vence a quien da nombre a la obra (el payador, cantor popular que, acompañándose con una guitarra y generalmente en contrapunto con otro, improvisa sobre temas variados) y provoca su muerte. En la última estrofa de esta obra, un anciano aclara el misterio: “Ni aun cenizas en el suelo / de Santos Vega quedaron, / y los años dispersaron / los testigos de aquel duelo; / pero un viejo y noble abuelo, / así el cuento terminó: / «Y si cantando murió / aquel que vivió cantando / fue, decía suspirando, / porque el diablo lo venció».”. Juan sin Ropa era, obviamente, el demonio. *5+ Florentino Ameghino (1854-1911), naturalista, climatólogo, paleontólogo, zoólogo, geólogo y antropólogo argentino (aunque su país de nacimiento podría haber sido Italia); expositor de una personal concepción de la evolución, derivada en parte de los criterios de Jean-Baptiste Lamarck (primer científico en exponer una teoría biológica evolucionista). Como no podía ser de otra manera, fue reconocido por el mundo como un gran científico, llegando a nombrarse en su honor más de cien especies vegetales, con el epónimo “Ameghinoi”, y hasta un cráter en la Luna, designado con su apellido (3,3º N; 57,0º E). [6] Asonada inútil, motín frustrado; del sargento Víctor Chirino, protagonista de una revuelta frustrada en la Argentina, en el siglo XIX (DRAE). [7] Habla que originariamente empleaba, en la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores, la gente de clase baja. Parte de sus vocablos y locuciones se introdujeron posteriormente en la lengua popular y se difundieron en el español de la Argentina y el Uruguay (DRAE). [8] Del lunfardo argentino (ver nota 7); antiguo billete de un peso moneda nacional, unidad monetaria de la Argentina hasta el 31 de Diciembre de 1969. [9] Publicación semanal española de principios del siglo XX. [10] Periódico argentino, fundado por Roberto Noble el 28 de Agosto de 1945; hoy se sigue publicando bajo la dirección de la viuda del fundador, Ernestina Herrera de Noble. [11] Publicación semanal argentina ya desaparecida, fundada por Jacobo Timerman en 1962. [12] Apelativo despectivo aplicado a los estudiantes de medicina (por sus experimentos con roedores), y por extensión a los científicos en general. Es también el sobrenombre de los simpatizantes del club Estudiantes de la Plata (también “pinchas”, por apócope), dado que sus fundadores eran, en su mayoría, alumnos universitarios de la carrera de medicina.