Encíclica Acerbo nimis San Pío X, Prédica 3.
(Domingo 4 de octubre de 2020) P. Altamira.
(Introducción)
Queridos hijos:
Habíamos dicho de enseñarles ENCÍCLICAS de ese gran Papa que es nuestro Patrono: EL PAPA SAN PÍO X.
Cuando podemos, nosotros intentamos hacer “trilogías”, tres prédicas. Además, en nuestra Santa Religión Católica, el número “Tres” es siempre emblemático, por razones obvias. Así, en esta tercera y última prédica sobre San Pío X, hemos escogido un tema muy hermoso, importante: La Encíclica de dicho Papa sobre “La Enseñanza del Catecismo, sobre la Enseñanza de la Doctrina Católica”.
Por otra parte, y en relación a lo anterior, no todo puede ser “malo” en esta situación creada por el coronavirus: Gracias a él, y por otras circunstancias, hace tiempo comenzamos, cada día en la Santa Misa, a modo de pequeña prédica, la enseñanza del “Catecismo de San Pío X”. Y todo esto ha sido con un gran, y – – “enorme”, fruto para los fieles, y también para nosotros mismos como sacerdotes.
¡Bendito sea Dios; damos gracias por el día en que comenzamos con dicha tarea de enseñar la Doctrina Católica o Catecismo!
Haciendo un paréntesis; esto también parece importante, y está referido a las ediciones del “Catecismo de San Pío X”:
-Aún en vida del Papa, según hemos podido ver, hubo dos ediciones: año 1906 y año 1912.
-La primera edición, la del año 1906, no parece gozar del aval de dicho Santo Papa, y –creo que podemos decir- en su texto se ven al menos redacciones que son confusas, que no muestran en toda su claridad la Doctrina Católica.
-Según parece, y según hemos podido leer, la que podemos llamar edición “oficial”, o la que el mismo San Pío X mandó publicar, fue la que corresponde al segundo de los años mencionados: la del año 1912.
-Con el tiempo, trataremos que nuestras propias ediciones “colombianas” de este Catecismo se ajusten al texto correcto del mismo.
Abordemos, ahora sí, la Encíclica en cuestión.
(Cuerpo)
Se trata de su “ ENCÍCLICA ACERBO NIMIS ” , sobre –lo acabamos de decir- la enseñanza del Catecismo o de la Doctrina Católica. Esta Encíclica fue dada el 15 de abril de 19051.1 Veamos lo que dice su texto.
–Primer Punto: La introducción.
San Pío X da allí una descripción de los males de su época (año 1905). Tengamos en cuenta, pues estamos en el 2020, que “hoy” dichos males son peores, mucho, muchísimo, peores. En el tema de LA IGNORANCIA RELIGIOSA, en el tema de LA IGNORANCIA DE LA DOCTRINA CATÓLICA, podemos decir que, si bajo San Pío X existía, y era de lamentar, hoy en día ello se ha multiplicado a la enésima potencia, mezclado con enormes herejías, y en lo que parece “los estadios finales” para crear la Religión Mundial del Falso Profeta. Ya no hay palabras para describir nuestro estado.
Lo mencionado será el gran punto de San Pío X, para la insistencia sobre la enseñanza del Catecismo: La ignorancia de nosotros los católicos.
Por otro lado, más adelante, él explicará que si bien se puede dar –sin duda, y lamentablemente– el cometer pecados a pesar de saber bien la Doctrina de nuestro Catolicismo, sin embargo LA IGNORANCIA de la misma, LA IGNORANCIA RELIGIOSA, es peor, y produce peores consecuencias: más y mayores pecados aun. Pero comencemos con la introducción:
-1. “ACERBO NIMIS ac difficili tempore: EN BIEN AMARGO y difícil tiempo, ad supremi pastoris munus in universum Christi gregem gerendum: para ejercer el oficio de Supremo Pastor [ para ejercer el oficio de Papa ] con respecto a toda la grey de Cristo [con respecto a toda la Iglesia Católica], arcanum Dei consilium tenuitatem Nostram evexit: el arcano designio de Dios elevó nuestra pequeñez” [ sí, realmente “EN BIEN AMARGO: ACERBO NIMIS, y difícil tiempo”, en esos comienzos del Siglo XX, este santo tuvo que ser Papa. Pero, como expresábamos, ¡qué podríamos decir hoy, año 2020, casi 120 años después!; con casi 120 años de un mantenido y profundo empeoramiento de la situación del mundo y de la Iglesia: Nosotros estamos mucho más “en un Acerbo Nimis tiempo: en un Bien Amargo tiempo… y difícil”.
-1 (cont). [Sigue diciendo San Pío X:] “Parece que máximamente debe ser afirmado [en cuanto a buscar las causas y razones: causas rationesque] (maxime assentiendum videtur)… que la actual relajación [de las costumbres] y ésa como imbecilidad de los ánimos” [atención: San Pío X dice así literalmente en latín: imbecíllitas, animorum imbecíllitas; los modernos nos hemos desacostumbrado a palabras “algo” fuertes; repetimos:] “Parece… que la actual relajación [de las costumbres] y ésa como imbecilidad de los ánimos, de donde nacen todos los gravísimos males (praesens animorum remissio ac veluti imbecillitas, quaeque inde gravissima oriuntur mala), debe buscarse [en cuanto a sus causas] principalmente (“praecípue”) EN LA IGNORANCIA DE LAS COSAS DE DIOS (EX DIVINARUM IGNORATIONE RERUM).
Esta opinión concuerda enteramente con lo que Dios mismo declaró por su profeta Oseas: “NO HAY CONOCIMIENTO DE DIOS EN LA TIERRA. La maldición, y la mentira, y el homicidio, y el robo, y el adulterio lo han inundado todo; y sangre ha seguido a la sangre. Por cuya causa, la tierra llorará, Y TODO ESTARÁ ENFERMO [y hoy en día: TODO está enfermo: TODO está enfermo]” (ET NON EST SCIENTIA DEI IN TERRA. Maledictum, et mendacium, et homicidium, et furtum, et adulterium inundaverunt, et sanguis sanguinem tetigit. Propter hoc lugebit terra, ET INFIRMABITUR OMNIS… Os. IV,1ss)”.
1 Hemos utilizado una traducción al español encontrada en internet (la numeración corresponde a la misma). Nosotros hemos hecho a veces algunas correcciones a la mencionada versión en español, en base al texto en latín que ofrece el Vaticano en su propio sitio de internet.
–Segundo Punto: Mayor descripción del ENORME ESTADO DE IGNORANCIA DE LOS PROPIOS CATÓLICOS sobre nuestra Santa Religión; las consecuencias.
-2. “¡Y cosa ciertamente verdadera es que, en esta nuestra época, hay un crecido número de personas –quamplúrimus-, en el pueblo católico2, que se encuentran EN SUMA IGNORANCIA de las cosas que es preciso conocer para la salvación eterna! (Et re quidem vera, aetate hac nostra esse quamplurimos in christiano populo, qui IN SUMMA IGNORATIONE eorum versentur, quae ad salutem aeternam nosse oportet)…».
-2 (cont). “[En cuanto a esta ignorancia:] No nos referimos solamente a la gente de las clases [humildes]… que apenas si pueden ocuparse de sí mismos y de su descanso; sino que también, y principalmente, hablamos de aquellos en quienes no falta entendimiento ni cultura, y hasta se hallan adornados de una gran erudición profana, pero que, en lo tocante a la religión (ad religionem tamen quod attinet), viven temeraria e imprudentemente. Difícil se expresa en cuán crasas tinieblas [de ignorancia] éstos están a menudo envueltos (Difficile dictu est quam crassis hi saepe tenebris obvolvantur… y -lo que es más triste- la tranquilidad con que permanecen en ella” [nosotros hemos conocido en nuestro país alguna “eminencia del derecho y de las leyes”, y sin embargo –y esto es común que ocurra– en cuanto a Religión, esa persona estaba en una ignorancia casi total; para las ciencias profanas: máximo estudio y erudición, y para las cosas de Dios: ignorancia supina, nada o casi nada: esto es muy común]. (…) “[Esas personas –sigue San Pío X-:] En cuanto al pecado, ni conocen su malicia ni fealdad, de suerte que no ponen el menor cuidado en evitarlo, ni en lograr su perdón; y así llegan a los últimos momentos de su vida… [y] ocurre –por desgracia con harta frecuencia– que EL MORIBUNDO con tan culpable ignorancia no se preocupa por conseguir el auxilio del sacerdote, Y JUZGA QUE PUEDE TRASPASAR TRANQUILAMENTE LOS UMBRALES DE LA ETERNIDAD sin haber satisfecho a Dios en nada –mínime– por sus pecados [¡es muy común esto!: ¡la liviandad con que se muere!; esas personas se mueren como si estuviera todo perfecto en sus almas y ante Dios] [si tamen, quod fere usuvenit, usque adeo culpabili ignorantia moriens non laboret ut et sacerdotis operam supervacaneam arbitretur et, minime placato Deo, tremendam aeternitatis viam securo animo ingrediendam putet]. Por lo cual, Nuestro predecesor, Benedicto XIV, escribió con justicia: Afirmamos que la mayor parte de los condenados a las penas eternas, padecen su perpetua desgracia POR IGNORAR los misterios de la Fe que necesariamente deben saber y creer para ser contados entre los que se salvan (entre los «elegidos»)”.
2 Decía allí “cristiano”, pero hoy en día esa palabra se utiliza para designar a las diferentes sectas de la herejía protestante, por lo cual, en nuestro resumen, siempre estará reemplazada por la palabra “católico”, pues obviamente que a ello se refiere el Papa San Pío X.
–Tercer Punto: En gran parte, el remedio para esos males es EL CONOCIMIENTO DE LAS COSAS DE DIOS, EL CONOCIMIENTO DEL CATECISMO, el conocimiento de la Doctrina Católica.
-3. “Siendo esto así, Venerables Hermanos (Haec quum ita sint, Venerabiles Fratres), ¿de qué, pregunto, nos asombramos, si cada día en tanto modo aumenta (quid quaeso mirabimur, si tanta sit modo inque dies augescat)… la corrupción de las costumbres y la depravación de los comportamientos? (corruptela morum et consuetudinum depravatio?)”. (…)
-4. “[Frente a lo anterior:] La doctrina católica (« la cristiana sabiduría ») nos hace conocer a Dios… Al mismo tiempo, ésta [la doctrina católica] nos manda que debemos reverenciar al sumo y mismo Dios… y así deja a todo el hombre sometido hacia su Creador y moderador (sicque totum hominem supremo illi Auctori ac Moderatori mancipat)… [Los hombres deben] vivir en la tierra como conviene a los hijos de la luz: no en comilonas ni borracheras, no en los pecados de la lujuria ni en cosas impúdicas (non in comessationibus, et ebrietatibus; non in cubilibus, et impudicitiis), no en contiendas ni envidias (Rom. 13,13).
[La doctrina católica:] Manda, igualmente, que nos entreguemos en manos de Dios, que cuida de nosotros; que socorramos al pobre; que hagamos el bien a nuestros enemigos; que antepongamos los bienes eternos del alma a los bienes cambiantes de esta vida (aeternas animi utilitates fluxis huius temporis bonis anteponere). Y sin que toquemos todos los temas en forma singular (Ne autem omnia singulatim attingamus), ¿no es, acaso, la doctrina de Cristo, la que recomienda y prescribe al hombre soberbio, que tenga humildad…? [recuerden, hijos: « todo pecado es soberbia, y la condenación eterna es soberbia, y la condenación eterna es por soberbia»]”. (…)
-5. [ Y aquí viene una enseñanza importantísima: El Papa San Pío X primero dirá que los pecados, la vida de pecado, pueden coexistir –lamentablemente– con el conocimiento de la Religión Católica, PERO:] “Sin embargo, vemos que, cuando el alma está envuelta EN LAS TINIEBLAS DE UNA CRASA IGNORANCIA, de ninguna manera puede haber una voluntad recta, ni buenas costumbres… (Contendimus tamen, ubi CRASSAE IGNORANTIAE TENEBRIS sit mens circumfusa, nullatenus posse aut rectam voluntatem esse aut mores bonos) [ Vale decir: San Pío X explica que es cierto que uno puede ser un gran pecador incluso sabiendo bien la Doctrina Católica, mas todo ello es peor si hay IGNORANCIA RELIGIOSA, si hay IGNORANCIA DE NUESTRO CATOLICISMO; y sigue explicando:] Por otro lado, cuando la luz de la Fe [que es un conocimiento] no está totalmente apagada, queda esperanza de que se enmiende la corrupción de las costumbres (Adde porro: corruptionem morum, si fidei lumen penitus non sit extinctum, spem facere emendationis); MAS CUANDO UNA Y OTRA SE JUNTAN, es decir, tanto la depravación de las costumbres, como la defección de la Fe por la ignorancia (quod si utrumque iungitur et morum pravitas et fidei ob ignorationem defectio), DIFÍCILMENTE HABRÁ LUGAR PARA EL REMEDIO (vix erit medicinae locus), y está abierto el camino para la ruina –para la condenación– (patetque ad ruinam via)”.
-Cuarto Punto: El primer oficio, y el primer trabajo, de los obispos, y de los sacerdotes que cuidan almas, es ENSEÑAR A ELLAS LA DOCTRINA CATÓLICA, el Catecismo, para que conozcan a Dios y a su Santa Religión, y para que consigan así la Salvación Eterna.
-6. “Por lo tanto, puesto que DE LA IGNORANCIA DE LA RELIGIÓN se derivan tan numerosos y tan graves daños (Quum igitur EX IGNORANTIA RELIGIONIS tam multa tamque gravia deriventur damna), y, por otra parte, puesto que son tan grandes la necesidad y la utilidad de LA FORMACIÓN RELIGIOSA, ya que, en vano sería esperar que alguien pudiera cumplir sus obligaciones de católico, si no las conoce… [ siendo esto así: ¿a quién, pues, compete enseñar la doctrina ? Respuesta:] ese gravísimo deber corresponde a los pastores de almas que, efectivamente, se hallan obligados por mandato del mismo Cristo A CONOCER Y A APACENTAR LAS OVEJAS que les están encomendadas. PÁSCERE AUTEM HOC PRIMUM EST, DOCÉRE : APACENTAR ES, ANTE TODO, ENSEÑAR : PÁSCERE AUTEM HOC PRIMUM EST, DOCÉRE. Os daré –así prometía Dios por Jeremías- pastores según mi corazón, Y OS APACENTARÁN CON LA CIENCIA Y CON LA DOCTRINA (Dabo vobis, sic nempe Deus per Ieremiam promittebat, pastores iuxta cor meum, ET PASCENT VOS SCIENTIA ET DOCTRINA. Ier. III, 15).
Y, por ello, decía también el apóstol San Pablo: No me envió Cristo a bautizar, sino a predicar (sino a “evangelizar”) (Non… misit me Christus baptizare, sed evangelizare; I, Cor. I, 17), ADVIRTIENDO ASÍ QUE LAS PRINCIPALES OBLIGACIONES, DE CUANTOS EJERCEN DE ALGUNA MANERA EL GOBIERNO DE LA IGLESIA, CONSISTEN EN ENSEÑAR A LOS FIELES EN LAS COSAS SAGRADAS (INDICANS VIDELICET PRIMAS EORUM PARTES, QUI REGENDAE ALIQUO MODO ECCLESIAE SUNT POSITI, ESSE IN INSTITUENDIS AD SACRA FIDELIBUS)”.
-7. (…) “El tener compasión, miseratio, la cual nos mueve a procurar el alivio de las angustias de los pobres, tiene gran alabanza de Dios.
Pero ¿quién negará que por lejos es mayor la [alabanza] que merecen la dedicación y el trabajo, por el que nos entregamos, no a las ventajas transitorias para los cuerpos, sino a ENSEÑAR las cosas eternas a las almas y a aconsejarlas? (At longe maiorem quis neget habere studium et laborem, quo, non fluxas corporibus utilitates, sed aeternas animis docendo monendoque conciliamus?). Nada, ciertamente, más deseado, nada más grato, puede ocurrir al servidor de las almas [al sacerdote] en Jesucristo (Nihil profecto optatius, nihil gratius, queat Iesu Christo animarum servatori accidere)… Importa mucho, Venerables Hermanos, asentar bien aquí -e insistir en ello-: Para cualquier sacerdote, ESTO ES TENIDO POR EL DEBER MÁS GRAVE, POR EL NEXO MÁS ESTRICTO, QUE LE OBLIGA (NULLO sacerdotem quemlibet GRAVIORI OFFICIO TENERI, NULLO ARCTIORI NEXU OBLIGARI)…”.3
-Quinto Punto: Insistencia en lo importante y grave de dicha obligación de ENSEÑAR la Doctrina Católica o el Catecismo.
-8. “Por lo cual, el Sacrosanto Concilio de Trento, hablando de los pastores de almas, declara que éste es su primer y máximo oficio: ENSEÑAR AL PUEBLO CATÓLICO (Quapropter sacrosancta Tridentina Synodus, de animarum pastoribus agens, officium eorum hoc primum et maximum esse edicit, CHRISTIANAM PLEBEM DOCERE; Sess. V, cap. 2 de ref.; Sess. XXII, cap. 8; Sess. XXIV, cap. 4 et 7 de ref.)… Asimismo manda que, cuando hayan de administrar algún sacramento, instruyan acerca de su naturaleza, a los que van a recibirlo…”.
-9. 4 (…). “Y, puesto que, el fin de la enseñanza debe ser la enmienda de la vida –el cambio de vida-, es preciso que el catequista ponga de manifiesto la comparación entre lo que Dios manda obrar, y lo que los hombres hacen realmente (quoniam vero emendatio vitae finis docendi esse debet, oportet catechistam comparationem instituere ea inter quae Deus agenda praecipit quaeque homines reapse agunt)… él ha de aconsejar a sus oyentes, como marcada con el dedo, la norma a que deben ajustar la vida, y terminará exhortando a los presentes a huir de los vicios y a practicar la virtud (suadere auditores eisque, intento veluti digito, commonstrare quo pacto componant mores; finem denique hortando facere, ut qui adstant horreant vitia ac declinent, virtutem sectentur)”.5
-11. “Conviene repetir –para inflamar el celo de los ministros del Señor– que ya es crecidísimo, y aumenta cada día más, el número de los que TODO LO IGNORAN EN MATERIA DE RELIGIÓN , o que sólo tienen un conocimiento tan imperfecto de Dios, de la Fe Católica, que, en la plena luz de la verdad católica, ello les permite vivir como paganos (Etenim -quod ad inflammandum studium ministrorum Dei iterum advertisse iuverit- ingens modo eorum est numerus atque in dies augetur, qui DE RELIGIONE OMNINO IGNORANT, vel eam tantum de Deo christianaeque fidei notitiam habent, quae illos permittat, in media luce catholicae veritatis, idololatrarum more vivere).
¡Ay! Cuán grande es el número, no diremos de niños, sino de adultos, y aun ancianos, que ignoran absolutamente los principales misterios de la Fe… Quam multi eheu! sunt, non pueros dicimus, sed adulta, quin etiam devexa aetate, qui praecipua fidei mysteria nesciant prorsus)…”.
-12. (…) “¿Cómo esperar generaciones adornadas de buenas obras, si oportunamente no fueron instruidas en la Doctrina Católica? De donde justamente concluimos que, si la Fe languidece en nuestros días, hasta estar casi muerta en muchos, es que se ha cumplido con negligencia, o se ha omitido del todo, la obligación de enseñar EL SAGRADO CATECISMO (Ex quo colligimus iure, quum fides id aetatis usque eo languerit ut in multis pene sit intermortua, SACRAE CATECHESIS TRADENDAE OFFICIUM vel negligentius persolvi, vel praetermitti omnino)…”.6
-13 (VII, cont). “Procurad que nuestros mandatos no caigan en el olvido, o -lo que sería igual- que se cumplan con negligencia y flojedad…7”.8
3 [San Pío X se refiere a: “non fluxas corporibus utilitates, sed aeternas animis docere”: enseñar no las ventajas transitorias para los cuerpos, sino las ventajas eternas para las almas; la enseñanza del Catecismo] (Hic tamen praestat, Venerabiles Fratres, hoc unum consectaria atque urgere, nullo sacerdotem quemlibet graviori officio teneri, nullo arctiori nexu obligari)… Y esto, ¿por qué? Porque el pueblo católico espera recibir de los sacerdotes la enseñanza de la divina ley, y porque Dios les destina para propagarla… Por lo cual, en las sagradas Órdenes, el Obispo dice, dirigiéndose a los que van a ser consagrados sacerdotes: Que vuestra doctrina SEA MEDICINA ESPIRITUAL PARA EL PUEBLO DE DIOS; sean previsores cooperadores de nuestro orden, para que, meditando día y noche acerca de la Ley [de Dios], crean lo que han leído, y enseñen lo que han creído (Quamobrem Episcopus, in sacra initiatione, sacerdotii candidatos alloquens: Sit, inquit, DOCTRINA VESTRA SPIRITUALIS MEDICINA POPULO DEI; sint providi cooperatores ordinis nostri; ut in lege sua die ac nocte meditantes, quod legerint credant, quod crediderint doceant; Pontif. Rom.). (…)”.
4-9. (…) Acaso no falten sacerdotes que, deseosos de ahorrarse trabajo, crean que con las homilías satisfacen la obligación de enseñar el Catecismo. Quienquiera que reflexione, descubrirá lo erróneo de esta opinión; porque la predicación del Evangelio está destinada a los que ya poseen los elementos de la Fe; es el pan, que debe darse a los adultos. Mas, por lo contrario, la enseñanza del Catecismo es aquella leche, que el apóstol San Pedro quería que por todos los fieles sea deseada sinceramente, como los niños recién nacidos (Catechetica e contra institutio lac illud est, quod Petrus Apostolus concupisci sine dolo a fidelibus volebat, quasi a modo genitis infantibus)…
5 – 10[Los predicadores deben saber que] su labor requiere otra labor previa, a saber: la de los catequistas (illorum labor laborem alium praevium desiderat, scilicet catechistarum), pues, faltando ésta, no hay fundamentos, y en vano se fatigan los que edifican la casa. Harto frecuente es que floridos discursos, recibidos con el aplauso de numeroso auditorio, sólo sirvan para halagar el oído, pero de ninguna manera mueven las almas (animos nullatenus movent). Al contrario, la enseñanza catequística, aunque humilde y sencilla, merece que se le apliquen estas palabras que dijo Dios por Isaías (E contra catechetica institutio, humilis quamvis et simplex, verbum illud est, de quo Deus ipse testatur per Isaiam: Al modo que la lluvia y la nieve descienden del cielo y no vuelven allá, sino que empapan la tierra y la penetran y la fecundan, y da semilla para sembrar y pan para comer, así será de mi palabra salida de mi boca: no volverá a mi vacía, SINO QUE OBRARÁ TODO AQUELLO QUE YO QUIERO Y EJECUTARÁ FELIZMENTE AQUELLAS COSAS A QUE YO LA ENVIÉ (Quomodo descendit imber, et nix de caelo, et illuc ultra non revertitur, sed inebriai terram, et infundit eam, et germinare eam facit, et dat semen serenti, ei panem comedenti: sic erit verbum meum quod egreditur de ore meo: non revertetur ad me vacuum, SED FACIET QUAECUMQUE VOLUI, ET PROSPERABITUR IN HIS, AD QUAE MISI ILLUD) (Is. LV, 10, 11).
El mismo juicio ha de formarse de aquellos sacerdotes que, por mejor exponer las verdades de la religión, publican eruditos volúmenes; son dignos, ciertamente, de copiosa alabanza. Mas ¿cuántos son los que consultan obras de esa índole y sacan de ellas el fruto correspondiente a la labor y a los deseos de sus autores? Pero la enseñanza de la doctrina cristiana, bien hecha, jamás deja de aprovechar a los que la escuchan. (Similiter arbitrandum putamus de sacerdotibus iis, qui, ad religionis veritates illustrandas, libros operosos conscribunt; digni plane qui ideo commendatione multa exornentur. Quotus tamen quisque est, qui eiusmodi volumina verset, fructumque inde hauriat auctorum labori atque optatis respondentem? Traditio autem christianae doctrinae, si rite fiat, utilitatem audientibus nunquam non affert).6 -12 (cont). “Por eso escribía el Apóstol: La fe proviene del oír, y el oír depende de la predicación de la palabra de Cristo (Rom. 10,17); ahora bien, para mostrar la necesidad de esta institución [del Catecismo], añadió: ¿Cómo… oirán sin alguien que les predique? (Idcirco Apostolus scribebat: Fides ex auditu, auditus autem per verbum Christi (Rom. 10, 17); institutionis autem necessitudinem ut ostenderet, addit: Quomodo…. audient sine praedicante?) (Ib. 14)”.
7 “En lo que respecta a la Religión, en esta época nuestra, los hombres, en una gran parte, deben ser tenidos por ignorantes –rúdibus- (Ad religionem, autem quod attinet, homines magnam partem
rudibus, hac tempestate nostra, sunt accensendi)”.8 -14. (…) “ninguno hablará de la doctrina católica con provecho espiritual de los adultos ni de los niños, si antes no se prepara con estudio y seria meditación…”. -15. (…) “Observad, os lo rogamos y pedimos, cuánto daño –clades: calamidad, desastre– de las almas viene por la sola ignorancia de las cosas de Dios (Advertite, rogamus quaesumusque, quanta animarum clades ex una divinarum rerum ignoratione veniat). Tal vez hayáis establecido, en vuestras diócesis, muchas obras útiles y dignas de alabanza… pero, con preferencia a todas ellas, y con todo el empeño, afán y constancia que os sean posibles, cuidad esmeradamente de que el conocimiento de la Doctrina Católica [el conocimiento del Catecismo] penetre por completo en la mente y en el corazón de todos (Multa forte utilia planeque laudatione digna, in vestra cuiusque dioecesi, sunt a vobis instituta, in commissi gregis commodum: velitis tamen, prae omnibus, quanta potestis contentione, quanto studio, quanta assiduitate hoc curare atque urgere, ut doctrinae christianae notitia cunctorum pervadat animos penitusque imbuat)…”. (…) Dado en Roma, junto a San Pedro, el 15 de abril de 1905, año segundo de Nuestro Pontificado”.
(Conclusión)
Para terminar, dos pensamientos o enseñanzas de San Pío X, y un deseo nuestro:
La primera enseñanza:
-“El pueblo católico espera recibir de los sacerdotes LA ENSEÑANZA DE LA LEY DE DIOS… Dios les destina para propagarla… Por lo cual, en las sagradas Órdenes, el Obispo dice, dirigiéndose a los que van a ser consagrados sacerdotes: Que vuestra doctrina SEA MEDICINA ESPIRITUAL PARA EL PUEBLO DE DIOS; sean previsores cooperadores de nuestro orden, para que, meditando día y noche acerca de su Ley [ acerca de la Ley de Dios ], crean lo que han leído , y enseñen lo que han creído (Quamobrem Episcopus, in sacra initiatione, sacerdotii candidatos alloquens: Sit, inquit, DOCTRINA VESTRA SPIRITUALIS MEDICINA POPULO DEI ; sint providi cooperatores ordinis nostri; ut in lege sua die ac nocte meditantes, quod legerint credant, quod crediderint doceant; Pontif. Rom.)”.
La segunda. Ella es para los obispos, pero vale –en proporción- para los sacerdotes:
–“Observad, os lo rogamos y pedimos, cuánto daño – quanta clades: cuánta calamidad, cuánto desastre- de las almas viene POR LA SOLA IGNORANCIA DE LAS COSAS DE DIOS (Advertite, rogamus quaesumusque, quanta animarum clades EX UNA DIVINARUM RERUM IGNORATIONE veniat). Tal vez hayáis establecido, en vuestras diócesis, muchas obras útiles y dignas de alabanza… pero, CON PREFERENCIA A TODAS ELLAS, y con todo el empeño, afán y constancia que os sean posibles, cuidad esmeradamente de que EL CONOCIMIENTO DE LA DOCTRINA CATÓLICA [ EL CONOCIMIENTO DEL CATECISMO ] penetre y llene por completo las almas de todos (Multa forte utilia planeque laudatione digna, in vestra cuiusque dioecesi, sunt a vobis instituta, in commissi gregis commodum: velitis tamen, prae omnibus, quanta potestis contentione, quanto studio, quanta assiduitate hoc curare atque urgere, ut DOCTRINAE CHRISTIANAE NOTITIA cunctorum pervadat animos penitusque imbuat)”.
Nuestro deseo:
-Pues, sin duda, nuestro deseo es poder cumplir con todo esto, poder ser sacerdotes según el corazón de Dios, poder ENSEÑAR –hasta la muerte– la Doctrina Católica, y ella intacta, sin falsificaciones ni modernizaciones, sin nada en común con la falsa Religión Moderna del Concilio Vaticano II.
-Dios Nuestro Señor Jesucristo insistía, en el Evangelio, al primer Papa de la Historia, a San Pedro, y a todos sus discípulos, y a todos los sacerdotes que vendrían, diciendo: “¡Pasce!”, “¡Pasce!”, “¡Apacienta!”, “¡Apacienta!”. Y San Pío X, con todos los Papas de la Historia, y con toda la Iglesia Católica a cuestas, dice: “Apacentar es antes que nada ENSEÑAR : PÁSCERE AUTEM HOC PRIMUM EST, DOCÉRE”.
“Enseñar”: Así se lo pedimos a Dios Nuestro Señor Jesucristo, así se lo pedimos a María Santísima, así se lo pedimos a San Pío X.
AVE MARÍA PURÍSIMA.